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El Rolls-Royce Phantom dice adiós tras 13 años a la venta

Nacho de Haro

El Rolls-Royce Phantom VII dice adiós tras pasarse los últimos 13 años a la venta. La séptima generación del imponente Phantom se despide de nosotros con una última unidad única creada expresamente para un famoso coleccionista de la marca, un vehículo lujoso a más no poder que está inspirado en los grandes y suntuosos transatlánticos de la década de 1930.

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Con el nuevo Rolls-Royce Phantom 2018 a la vuelta de la esquina, un vehículo cuyo desarrollo ya está prácticamente completado y que podría llegar a lo largo de este año o a comienzos del 2018, estaba claro que era solo una cuestión de tiempo que el actual Rolls-Royce Phantom VII dijera adiós tras pasarse los últimos 13 años a la venta. Y eso ya ha sucedido, la producción de la generación actual, la séptima de la saga, ya se ha dado por concluida. Un vehículo que no podría haber resultado más satisfactorio para esta legendaria marca que está bajo el paraguas de BMW.

Y como te podrás imaginar, Rolls-Royce no estaba dispuesta a dejar que esta generación muriera sin más. Es por ello que han creado un Rolls-Royce Phantom único para despedirse, una unidad que tiene el honor de ser la última que ha salido de la cadena de montaje, lo que como imaginarás, hace que sea francamente especial. Un coche que, sabiendo que durante los últimos meses la demanda del Phantom se disparó como consecuencia de su inminente sustitución, no irá a parar a manos de cualquier persona: este ejemplar forma ya parte del garaje de uno de los mayores coleccionistas de Rolls-Royce del planeta.

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Un coleccionista que pidió a Rolls-Royce que el último Phantom VII fabricado fuera un ejemplar realmente único que demostrara la maestría de los artesanos de la marca, considerados de los mejores dentro de la industria. Su deseo pasaba por que se inspiraran en los grandes y suntuosos transatlánticos de la década de 1930 para diseñarlo y, como puedes comprobar en la galería de imágenes que encabeza este artículo, el resultado es simplemente brillante.

Su habitáculo luce un trabajo de ebanistería sin igual, con unas molduras decorativas realizadas con mimo, cuidadas hasta el último detalle y con infinidad de elementos encastrados. La carrocería, rematada en ‘Blue Velvet’ (‘Azul Terciopelo’), luce una línea decorativa que recorre su lateral y que hace juego con las clásicas bandas blancas de los neumáticos. No podemos pasar por alto el precioso cronógrafo que corona el salpicadero, que dispone de una esfera con 24 zonas horarias diferentes y que está inspirado en los relojes de radio de los grandes buques clásicos.

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