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Prueba: Infiniti QX80. El tamaño sí que importa

Prueba: Infiniti QX80

Incluso un Bentley y Bentayga se ve como un coche de juguete a su lado. Y a cualquiera de los SUV de relumbrón alemanes como el Audi Q7, BMW X5 y Mercedes GLS. Con el QX80, Infiniti, claramente, se ha lanzado al cuello del mercado americano. Nos hemos puesto al volante de esta enormidad. Prueba: Infiniti QX80. El tamaño sí que importa.

Vayamos al dato principal: 5,34 metros de largo, mide este transatlántico de la firma noble de Nissan. El día que me acerqué a él tuve que ponerme gafas de sol: era soleado e Infiniti ha echado el resto con los cromados en su QX80.

El Infiniti también saca músculo en su habitáculo. Una vez "escalo" al puesto de conducción, el SUV feudal me presenta un escenario fascinante. Con más de tres metros de batalla el espacio es superlativo, también para equipaje: tienes más de 3.000 litros de maletero, por si te quieres llevar la mansión a cuestas.

Todos los materiales desprenden lujo a raudales. Delante voy como un rey en mi trono; detrás, con las enormes pantallas y las mesas (que no mesitas) plegables, no echo de menos el salón de mi casa. ¿Estás pensando en Mercedes? Te aseguro que aquí hay mucho más espacio y opulencia. Tanto, que con la tercera fila pueden viajar siete adultos (sí, adultos) con total comodidad, y rodeados, los de atrás, de materiables nobles. Me rodean mucho cuero y maderas nobles, y motorcillos eléctricos para hacerme la vida más fácil a bordo. El asiento del conductor tiene hasta 10 posiciones de regulación, y las plazas seis y siete emergen del suelo con solo apretar un botón.

¡Arrancamos!

Prueba: Infiniti QX80

Y claro, si vamos de excesos, pues que tampoco falten bajo el capó: 5,6 litros de cubicaje y ocho cilindros en V. Potencia: 406 CV. Par motor: 560 Nm. Pero claro, esto no es un liviano Porsche 911, sino una mole de 2,5 toneladas. Con todo, te diré que su mecánica mueve con una soltura asombrosa a este SUV, y hace que te olvides de su peso.

Va acoplado a un cambio automático de siete velocidades con un ajuste excepcional, y lo acompaña una gama de tonalidades en cada régimen del motor de los más apetitosas. Si llevas un V8 bajo el capó, hay que disfrutarlo acústicamente. Pero eso, claro, cuando lo exprimes: si "navegas" relajadamente por autovías americanas, el motor es de lo más discreto.

Y uno va como en una alfombra voladora, sentado a la altura de un camión y con un chasis que te aísla totalmente de lo que sucede en el asfalto. Los consumos solo son aptos para ese continente, claro: 15,6 litros de media cada 100 kilómetros. Por el momento, solo estará disponible en el mercado estadounidense, a un precio de partida en torno a los 65.000 dólares.

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