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La historia del Volvo 850 T5 R: el poderoso familiar deportivo sueco

Volvo 850 T5 R

Hacemos un repaso por la historia del Volvo 850 T5 R, el poderoso familiar deportivo sueco que llegó, incluso, a convertirse en un coche de carreras.

En los ’90, Volvo seguía transmitiendo esa imagen de coche serio con la seguridad como bandera, de diseño rectangular y prestaciones limitadas en comparación otros vehículos del mercado. Hasta que el Volvo 850 T5 R entró en escena. Esto ocurrió en 1995, cuando alguien dentro de la compañía decidió lanzar una versión deportiva de su nuevo familiar.

Antes de llegar a este punto, conozcamos un poco de dónde proviene el Volvo 850. La compañía sueca introduce el 850 en 1991, un sedán y familiar de tracción delantera que hacía gala de los motores de cinco cilindros transversales con un diseño cuadrado que integraba de serie el sistema WHIPS de protección contra impactos laterales.

El 850 era un coche fiable y muy robusto que soportaba con decencia el paso de los años. Volvo ya había probado suerte en esos primeros años de la década de 1990 en diferentes campeonatos de turismos, y no le había ido nada mal. Los exitosos Volvo 850 BTCC sentaban las bases de que algo más deportivo era posible en la gama de vehículos de producción de Volvo.

La historia del Volvo 850 T5 R: el poderoso familiar deportivo sueco

Volvo 850 T5 R

Por ello, la compañía toma la decisión de trasladar toda la experiencia de la versión de carreras a un modelo de calle. En 1995 se presenta el Volvo 850 T5 R, una versión de alto rendimiento que había sido desarrollada en colaboración con Porsche. Los alemanes se habían encargado del apartado de ingeniería, tanto del motor y la transmisión como de la puesta a punto general del coche.

A nivel estético, el 850 T5 R seguía siendo un familiar cuadrado de líneas y ángulos rectos. Sin embargo, destacaba entre la multitud por su carrocería terminada en un curioso y nada típico (para los suecos) color amarillo, en combinación con unas llantas Titan de 17 pulgadas oscurecidas. Esto, y unas insignias que identificaban al modelo, ya anunciaba que no era un Volvo cualquiera.

Dentro, la marca eligió unos asientos deportivos terminados en Alcantara y un volante también más deportivo, aunque seguía conservando el estilo sobrio de los coches de Volvo, con molduras en madera, una consola central repleta de interruptores físicos y una cabina espacioso junto a un maletero de gran capacidad.

Volvo 850 T5 R

La parte más interesante del Volvo 850 T5 R la encontramos en su apartado mecánico. La compañía tomó el motor B5234T3 de cinco cilindros en línea y se lo entregó a los especialistas de Porsche para que obraran su magia. Los de Zuffenhausen tomaron el bloque de 2.3 litros, que de origen ya entregaba 225 CV gracias a la sobrealimentación y llevaron a cabo algunos ajustes.

Entre las modificaciones de Porsche sobre el motor del 850 T5 R se encuentra una nueva ECU de Bosch, así como algunos ajustes y puesta a punto que permitió elevar su potencia hasta los 243 CV y el par máximo, a 300 Nm desde tan solo 2.000 rpm. Estas cifras estaban disponibles con una función overboost durante 30 segundos.

Ligado a un cambio manual de cinco relaciones o a una transmisión automática de cuatro velocidades, ambas ajustadas por Porsche, y manteniendo una configuración de tracción delantera, el Volvo 850 T5 R necesitaba 6,9 segundos para pasar de 0 a 100 km/h y podía alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h

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