Grafeno, el futuro de las baterías de coche eléctrico tiene sus peligros

La industria del automóvil todavía está a vueltas con las baterías de los coches eléctricos. Siguen mejorando, pero el formato actual parece tener una evolución limitada y hasta que un elemento diferencial no entre en acción no se podrá dar un gran salto. Uno de a los que se suele apuntar es el grafeno, que a pesar de sus virtudes también puede tener sus peligros.

Uno de ellos es que es un material que potencialmente puede ser tóxico tanto para los seres humanos como para los animales. Esto se debe a una estructura que cuenta con bordes dentados que, debido a ello, le permite perforar con relativa facilidad las membranas celulares y la piel, pudiendo introducirse en sus organismos y causar daños.

En parte este fue el motivo por el que se retiraron del mercado unas mascarillas realizadas con grafeno. 

No es que el grafeno per se fuera peligroso en este caso, si no que se debía a la forma que lo habían utilizado: en vez de utilizar láminas superpuestas, que es lo seguro, se emplearon nanopartículas que, estando sueltas, podían ser inhaladas por los usuarios.

Esto, sumado a su facilidad para penetrar en las células, podría provocar efectos contraproducentes como, por ejemplo, inflamación en las mucosas.

Otro problema que tiene el grafeno es su oxidación. Es un material que se oxida de manera relativamente sencilla una vez que está en contacto con el aire, se mueve por él con facilidad y, sobre todo, lo hace también por el agua.

En aguas subterráneas, de dureza alta y donde hay poca materia orgánica, no supone mucho problema, puesto que las nanipartículas no son muy estables y tienden a desaparecer.

Sin embargo, presenta mayor facilidad para resistir y desplazarse en aguas superficiales como ríos o mares, donde hay más materia orgánica, pudiendo viajar grandes distancias y siendo potencialmente peligroso para muchos seres vivos.

Fuente: 20minutos