Cambiar el aceite del motor es uno de esos mantenimiento periódicos que hay que hacer de manera regular, pero que muchos conductores alargan más de la cuenta, muchas veces sin ser conscientes de los graves problemas que puede conllevar: así se destroza el motor de un coche si no cambias a tiempo el aceite.

La función principal del aceite es la de lubricar el motor, consiguiendo que se reduzca la fricción entre las piezas móviles, además de ayudando a que la temperatura del propulsor no suba en exceso.

Sin embargo, con el tiempo y el uso las propiedades del aceite van mermando, algo que queda muy patente en su estado: pasa de ser un líquido viscoso de color amarillo traslúcido, a convertirse en una pasta negra densa.

Ahora bien, ¿cuáles son las averías que pueden producirse en el coche si no se cambia el aceite? Las siguientes:

• Las partes metálicas del motor de desgastan de manera prematura
• El filtro puede taponarse al acumular suciedad
• Debido a la falta de lubricación, las piezas móviles chocan entre sí y generan ruidos
• Roturas de los casquillos de las bielas
• Arqueo de las levas
• Lo más grave es que el motor directamente gripe, es decir, las piezas metálicas se bloquean y el propulsor rompe

Tener que llevar a cabo reparaciones de cualquiera de estos problemas es algo bastante costoso, pues implican pasos por el taller que implican desembolsos de entre 1.000 y 4.000 euros.

La solución para ello es llevar al día el mantenimiento del coche, algo que no supone mucho trabajo ni dinero. 

El cambio de aceite hay que realizarlo según las recomendaciones del fabricante, con periodos que pueden ir de los 5.000 hasta los 30.000 kilómetros. Dependerá del coche, con los antiguos necesitando renovaciones cada menos kilómetros y los modernos teniendo un margen más amplio. 

Como recomendación general, incluso en los más nuevos habría que hacerlo como muchísimo cada 10.000 o 15.000 kilómetros. Y, en el caso de que el coche esté parado, hacerlo de manera anual.