Logo Autobild.es

Comparativa: BMW Serie 4 vs Audi A5 Coupé ¿Lo tienen todo?

El eterno duelo de las dos marcas bávaras entra, después del facelift llevado a cabo sobre el BMW Serie 4 (en el mercado desde 2013) en una nueva fase. Audi pretende dotar cada vez de mayor dinamismo a su modelo coupé, BMW hace tiempo que busca hacer coches confortables, sin renunciar a su ADN deportivo. ¿Se encontrarán en algún punto? Lo intentamos comprobar en este duelo. Comparativa: Audi A5 Coupé vs BMW Serie 4.

Concretamente, enfrentamos al Audi A5 Coupé 2.0 TFSI quattro contra el BMW 430i Coupé. Para ver los cambios tras el lavado de cara del Serie 4, hay que fijarse mucho. Pero están ahí: ahora lleva nuevos faros bi LED de serie con nueva gráfica, lo mismo que los pilotos traseros. ¿Suficiente para superar en modernidad al nuevo Audi A5, presentado en 2016? Seamos justos: BMW también ha introducido novedades bajo la chapa. Aparte del puesto de mando, con la última generación de sus sistema multimedia iDrive y un nuevo cockpit digital, la marca ha revisado el chasis y la dirección para acentuar la deportividad de este modelo, sin perjudicar el confort.

VIDEO: BMW Serie 4 en circuito

Pero empecemos por el motor: sorprende la alegría con la que el dos litros de cuatro cilindros y turbo despliega sus 252 CV por toda la banda de revoluciones. Estira sin resuello, la respuesta es inusitadamente espontánea y la sensación de empuje, constante. La entrega de fuerza es increíblemente homogénea para un motor sobrealimentado. Un empuje que no cesa aun cuando la aguja del cuentavueltas virtual alcanza las 6.000 vueltas. Mención aparte merece su cambio automático Steptronic Sport opcional: de reacciones fulminantes, en cada situación da con la inserción perfecta. Quien quiera más control, podrá manejarlo manualmente por las levas, que permiten reducir dos relaciones de una tacada.

Lo único que ensombrece este festival es un sonido algo banal, demasiado sintético para ocultar que "solo" tiene cuatro cilindros. No cuadra en un coupé 'premium' de su categoría y precio. Curiosamente, esto sucede en modo Sport. En Confort, el sonido recibe menos aditamentos artificiales, y es más honesto. Si pasamos directamente al Audi, lo primero que percibimos es que el sonido de su dos litros turbo está mejor aislado. Si lo ponemos en modo Dynamic, eso sí, gana en pasión y decibelios, y está más logrado que el de su rival. En cualquier caso queda probado que, en el apartado acústico, a modelos de esta prestancia les sentarían mucho mejor seis cilindros que cuatro. En cuanto al cambio automático de doble embrague y siete relaciones del Audi, se lo piensa más a la hora de reducir. En esto, el ZF del BMW es imbatible.

Otra cosa es la aceleración de 0 a 100 km/h. El Audi A5 lo hace en unos fulminantes 5,5 segundos, el BMW necesita tres décimas más, aunque sigue siendo un resultado portentoso, a la altura de deportivos con más pretensiones. La explicación, si tenemos en cuenta que ambos tienen exactamente la misma potencia, está en que el Audi tiene tracción a las cuatro ruedas, por tanto desliza menos cuando pisas a fondo desde parado. El BMW también sale perdiendo en frenada: y eso que detenerse desde los 100 km/h en solo 34,6 metros es un resultado más que notable, pero el Audi lo hace en unos magníficos 33,8. Pero dejémonos de frías cifras.

¡Al volante!

¿Cómo se comportan? Pues como sus compradores esperan. El BMW con chasis adaptativo opcional y dirección deportiva variable (también cuesta un extra) ofrece una diversión al volante impresionante, tanto en circuito como por carreteras de montaña. Permite desactivar el ESP, y por tanto, jugar con el deslizamiento de la zaga de este propulsión trasera. En modo Sport, la dirección se vuelve increíblemente espontánea y comunicativa. A eso añade una postura al volante muy baja y unos asientos deportivos en los que uno se encaja como en un guante. El BMW es preciso y ágil en curvas a un nivel poco frecuente en esta categoría, más cercana a la de berlinas que a la de deportivos puros.

En el Audi uno se sienta más elevado, y también con mayor sensación de desahogo delante. Los asientos deportivos son más amplios. Con sus amortiguadores regulables opcionales, lo cierto es que la respuesta en cualquier situación es impecable. El grip apenas podría ser mayor, la respuesta de la dirección es lineal y un poco menos nerviosa que en el BMW. Pero con todo, la cuadratura del círculo entre confort y deportividad no está tan lograda como en el Serie 4. Incluso en modo Dynamic, se siente más blando que el firme BMW, que en modo Confort aporta un confort acorde con su categoría, y una elevadísima capacidad de absorción de las irregularidades del asfalto. La conclusión: el BMW es cada vez más confortable, el Audi, más dinámico. Pero el primero sigue siendo la referencia deportiva, y el segundo, en largos y cómodos viajes, con un nivel interior de acabados levemente mejor.

Fotos: Flo Flo / AUTO BILD

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.