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5 trucos sencillos y gratuitos para evitar las averías más frecuentes en el motor de tu coche

5 trucos sencillos y gratuitos para para evitar las averías más frecuentes en el motor de tu coche

El motor es el corazón de tu coche, un elemento imprescindible que, con el mantenimiento y cuidado adecuados, a priori no debería darte ningún problema hasta que quieras cambiar de vehículo. Sin embargo, a veces ocurren cosas inesperadas, aunque te traemos 5 trucos sencillos y gratuitos para para evitar las averías más frecuentes en el motor de tu coche.

Dentro del bloque, hay muchos elementos que pueden salir malparados, tanto por un uso indebido como por desgaste, pero aunque todos son susceptibles de averiarse, en algunos casos es más común que en otros. 

5 trucos infalibles para conservar un motor diésel sin averías

Así, piezas como la junta de culata, la centralita o la correa de distribución son algunos de los que lideran esta lista.

Las reparaciones pueden tener un coste contenido o suponer un auténtico varapalo económico, así que todo lo que sea ayudar a prevenir los daños es de agradecer. Estos cinco consejos ayudarán tanto a que tu coche esté en pleno estado de forma y tu bolsillo lo agradecerá.

En un coche turbo, tómate tu tiempo

La avería del turbo es una de las más caras que puede experimentar el coche, motivo por el que deberías hacer todo lo que esté en tu mano para evitar que pase. Por suerte, está en tu mano y es bastante sencillo: simplemente, dale tiempo.

Es importante que el turbo caliente antes de que te pongas a circular, así que da el contacto y ponlo al ralentí durante entre 30 segundos y un minuto para que todo el sistema se lubrique y que el elemento fuerce menos. De la misma manera, deja que el coche repose también antes de apagarlo, sobre todo en viajes de media o larga distancia.

No apures el depósito

Hay gente que tiene como costumbre, todavía más hoy en día teniendo en cuenta cómo están los precios de los carburantes, apurar al máximo el depósito de combustible, dejando que entre la reserva y, cuando lo hace, estirarlo todavía más.

Es una mala idea, no solo ya porque te puedes quedar tirado (lo que no es plato de buen gusto para nadie y, según donde ocurra, puede incluso conllevar multa), si no porque, además, puede provocar que se generen impurezas en el combustible, lo que derivará en una posible avería de los inyectores.

Para evitarlo, basta con cambiar el filtro del combustible en los tiempos estipulados por el fabricante y repostar cuando te quede más o menos un cuarto de depósito.

Dale “vidilla” al coche de vez en cuando

De nuevo, en referencia al precio del combustible, la mayoría de la gente lleva a cabo una conducción lo más eficiente posible en aras de gastar cuanto menos mejor. Puede parecer buena idea, pero a largo plazo es perjudicial para el motor.

Circular siempre a muy bajas revoluciones hace que se produzcan más vibraciones de las normales, lo que puede provocar desgastes en las piezas. Además, sobre todo en los diésel, hace que la combustión no se de a las temperaturas óptimas, lo que genera carbonilla y puede provocar obstrucciones.

La solución es sencilla: siempre que el coche esté caliente, “apriétale” un poco y conduce durante un rato en marchas más cortas, para revolucionar el motor y así, “limpiar”.

Cumple con los cambios de aceite y vigila el refrigerante

La junta de la culata es un elemento del que todo el mundo ha oído hablar pero que muchos conductores no saben lo que es. Se encarga de garantizar la estanqueidad del motor y, si se deforma por el calor excesivo, pierde su efectividad, lo que provoca pérdidas de aceite y que incluso el motor gripe y, directamente, quede inservible.

Es una avería muy costosa, así que para evitar problemas, cambia el aceite dentro de los plazos recomendados y revisa el estado del refrigerante de manera regular. Si éste baja a niveles críticos el propio coche te avisará, pero no está de más que eches un ojo de vez en cuando.

En general: estate atento

Una avería de motor, por norma general, no suele ocurrir de la noche a la mañana. Lo habitual es que se produzca de manera progresiva y, mientras se está preparando, empezará a dar señales que podrás detectar si prestas atención.

Tú conoces tu coche y cómo funciona, así que el momento en que empieces a escuchar ruidos que no son normales, que notes como le cuesta más de lo normal coger velocidad, que huelas algo raro, etc., posiblemente sean síntomas de que algo pasa. Si se dan, llévalo al taller, puesto que una intervención a tiempo puede evitar males mayores.

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