Los 5 coches más incómodos de conducir

Creo que todos hemos tenido algún coche o hemos conducido alguno que guardemos con especial inquina en nuestra memoria por lo incómodo que era conducirlo por unas u otras razones. Por eso, aquí tienes los 5 coches más incómodos de conducir.

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Para hacer esta lista, he tirado de memoria rápida de algunos que he tenido en propiedad y otros que he cogido para probar. Puede que tengas alguno de ellos. Lo mismo te digo que con el reportaje que hice hace poco de los 7 coches más feos de la historia: discúlpame si tienes alguno de estos, pero es una opinión muy subjetiva y, por supuesto, sin ninguna acritud.

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Y es que aunque todos tienen algo que les hace incómodos, también poseen otras ventajas que, en un momento dado, pueden compensar, incluso con creces, estas molestias. Pero veamos la lista, que empieza… a lo grande.

1 - Land Rover Defender

¡Qué recuerdos de mi paso por AUTO BILD 4x4 y tener que probar el Land Rover Defender! Y no precisamente buenos… cuando Héctor del Prado, director de la revista en aquél entonces y ahora un buen amigo, me decía: “Alfredo, este número pruebas el Defender”… parecía como si me estuviese castigando. Y es que… ¡qué castigo de coche! 

Es el automóvil, de los cientos que habrán pasado por mis manos, del que peor recuerdo guardo. Con eso te digo todo. ¿El motivo? Además de su dura y casi inexistente suspensión, que te hacía rebotar como un muñeco con cada mínima irregularidad del asfalto y ni te digo ya en el campo; la posición de conducción era de las más surrealistas que he visto. Un tremendo reposabrazos en el centro y, al volante, tan pegado a la puerta que al girar el volante no pocas veces estrellé el reloj contra la ventanilla.

¿Pero cómo puede estar la posición de conducción tan descentrada y tan mal? No sé si el Land Rover Defender 2020 seguirá con esta posición al volante tan amorfa, pero mucho me temo, y viendo las fotos, que sí… Menos mal que, por lo menos, es ‘barato’: 55.000 euros… ¡vamos ya!

2 - BMW Serie 3

El BMW Serie 3 ha mejorado mucho con los años. Yo recuerdo uno que tuve a mediados de los 90, justo antes de comprarme un Opel Calibra 16V (así de loco estaba yo). El BMW era uno de la serie denominada E36, de aquella época. El mío era un 318, y menos mal. Porque solo tenía 116 CV.

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Y digo que menos mal porque era un tracción trasera de los más inconducibles que he cogido. Con solo estos caballos y si salías de un semáforo de esos que nada más abrir debes girar la esquina, como estuviera mojado por lluvia y aceleraras un pelín, solo un pelín más de la cuenta, notabas como el eje trasero se deslizaba como en una carrera de drifters japoneses, con el consiguiente susto, porque por aquél entonces, ni ESP, ni nada de nada…

Por cierto, no lo vendí por eso. Lo vendí porque tampoco me gustaba su cambio manual. Áspero como pocos, yo nunca supe si la marcha estaba bien metida o se saldría en cualquier momento… muchas relaciones las metía dos veces… Y con el cuidado que había que tener con el eje trasero… un coche agotador. Por cierto, ahora este BMW y las versiones superiores, de 140 CV, son muy demandadas por los frikis del drifting… y no me extraña. Para eso, era único.

3 - Tata Aria

¡Qué gran coche el Tata Aria! Pero por tamaño, porque por el resto… qué desastre. Mira que yo digo que hay muy pocos coches MALOS DE VERDAD en el mercado. Pues bien, éste fue uno de ellos. No… perdona… acabo de ver que se sigue vendiendo… Y hasta hay una versión con tracción integral, ¡qué moral!

Hace años cogí uno. Recuerdo su erguida y elevada posición de conducción, con unas asientos que parecían rellenos de ‘blandiblu’ (los más mayores sabrán de qué hablo) y que, junto a una suspensión casi hecha del mismo material, provocaba unos movimientos tales en los virajes que el pasaje de este Tata podía cantar aquello de: “un elefante se balanceaba en la tela de una araña…”.
En fin, también conduje un Tata Indica, el pequeño… nada, no mejoraba mucho la historia. Resumen: Tata, no.

4 - Mazda MX-5

Este es uno de los que te comentaba en la entrada de este artículo. Y es que el Mazda MX-5 tiene muchas cosas que compensan su tremenda incomodidad a la hora de entrar o salir del habitáculo. Y es que está tan cerca del suelo que es como si te subieras a un kart. 

Yo tuve un NB, es decir, la segunda generación, tras el que comenzó lo que ya es un mito y que tenía los faros escamoteables. Una auténtica gozada de coche. Disfruté de lo lindo conduciendo este Mazda, por esa dirección tan directa, por una caja de cambios de palanca ultra-corta y por su motor 1.8 de 140 CV que le imprimía una agilidad de lo más divertida, también con tracción trasera, pero no tan nerviosa como el anterior BMW Serie 3.

Pero lo dicho. Doblar mis 1,80 m para aposentarme en sus bajitos asientos y, lo que es peor, luego salir de allí, era todo un suplicio… 

5 - BMW X6

La primera generación de este mastodóntico y exclusivo SUV, el BMW X6, tenía unas suspensiones que, bueno, por decir algo, en vez de muelles, debían tener dos trozos de madera… Qué suplicio conducirlo por una carretera comarcal de esas que la DGT no tiene en sus planes de reasfaltado durante décadas. En la segunda generación y actual de este BMW, esto ha mejorado mucho.

Algo parecido pasó con el BMW X3 de primera generación. Una suspensión muy dura, que castigaba en exceso a todos los pasajeros sin que estos se hubieran portado tan mal para ello… Bueno, había un motivo: sujetar sus muchos kilos en autovías y autopista de buen asfalto. Ahí, en virajes, te sorprendía como esa mole podía balancear tan poco y agarrarse de esa forma al asfalto.
Lo que tras un viaje se agarraba mejor, era tu espalda a la cama… para recuperarte.