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Comparativa Audi Q3 y Mazda CX-5, dos SUV para todo

¿Nacidos para la ciudad o para el campo? La respuesta sería para ambas cosas, pero parece que los SUV cada vez tiran más por el asfalto. Hoy analizamos dos ejemplos: el Audi Q3 2015 y el Mazda CX-5 2015.

Motorizaciones comparadas:

Un claro fenómeno de masas son los suv compactos. Con una tecnología cada vez más depurada, mecánicas más eficientes y una conducción muy cercana a la de un turismo, en los últimos años han ocupado los garajes de un importante porcentaje de usuarios. ¿Y el campo? Como está pasando con los agricultores y ganaderos, cada vez más vehículos de este tipo lo han abandonado casi definitivamente para entregarse por completo al devenir urbano. Hoy comparamos a dos de ellos: el Audi Q3 2015 y el Mazda CX-5 2015.

Como decimos, dos de estos SUV rendidos al asfalto son el Audi Q3 y el Audi Q3, casi más el primero, por su baja altura libre al suelo (menos de 13 cm) que el japonés, que dispone de casi 22 cm. Aquí está la primera y clara diferencia: la versatilidad que este simple dato aporta. Afrontar un camino muy roto puede suponer un problema con el Audi, mientras que su rival pasará sin mayores complicaciones y sin hacer pensar mucho a su conductor el mejor recorrido para no pasar por los baches más profundos.

Claro que si el camino está embarrado, cuidado con ambos, porque estas versiones son las más básicas mecánicamente hablando: tracción solo al eje delantero y motor turbodiésel de 150 CV. Una combinación muy recomendable si no vas a salir del asfalto y tampoco tienes una familia muy amplia. 

Porque, sobre todo en el Q3 y con una longitud total de 4,39 m, el espacio detrás no abunda. ¿Por qué no lo he comparado con un Audi Q5, mas parecido de medidas al CX-5? Pues fácil... por precio.

Si ya el Q3 es algo más caro, el Q5 se mueve en otra categoría y la diferencia con el CX-5 se iría a más de 15.000 euros a igualdad de equipamiento. Aunque también es cierto que, por medidas y con sus 4,63 m, se asimilan más a los 4,55 m del Mazda

Hecha está aclaración, te hablaba del espacio interior del Q3. En las plazas traseras no abunda y si ya es algo angosto para dos adultos grandes; tres, directamente, ni caben...

Los ocho centímetros que el CX-5 tiene  de más en altura también se reflejan en un habitáculo más desahogado tanto en las plazas delanteras como traseras. Y si bien el maletero cuenta con una capacidad muy pareja con todos los asientos en su sitio, la clara diferencia viene al abatir la segunda fila, dada la mayor altura y anchura interior del vehículo, lo que se traslada en 255 litros más de capacidad para equipaje o carga.

Estas primeras sensaciones que ofrece la diferencia de medidas se corroboran cuando te pones al volante. En el Q3 es como si condujeras un turismo un poquito alto. En el CX-5 la sensación es más de todoterreno.  

Mecánicas ahorrativas

Pero dejando a un lado el espacio, en el que ya has visto que gana por goleada el Mazda, con las mecánicas gana el alemán. Y es que la del Audi, refinada y ahorrativa a partes iguales, se muestra superior gracias a un nivel más bajo de vibraciones y sonido. Se trata de un motor turbodiésel de cuatro cilindros que, con solo 1.968 cc, rinde de maravilla. Y es que si su tamaño puntúa negativamente en cuanto a habitabilidad, su menor peso favorece una mejor dinámica. Y no solo eso, sino que el centro de gravedad más bajo permite un paso por curva mucho más alegre y un aplomo en virajes amplios muy superior.   

El Mazda es más familiar... en todos los sentidos. Su motor es también un turbodiésel tetracilíndrico, pero su funcionamiento es más rudo y su cubicaje, de 2.191 cc, se traduce en un par motor 40 Nm superior al del Audi. ¿Le sirve de algo? Sí... relativamente. Me explico: si cargas ambos vehículos a tope y afrontas una cuesta prolongada, agradecerás ese par extra. Pero decía relativamente, porque con solo el conductor y gracias esta vez a las relaciones más cortas del alemán, las cifras en recuperaciones son mejores.

En cuanto a consumo, algo que sin duda valorarás mucho en estas versiones, el bloque del Mazda, con su tecnología Skyactiv, se empeña en reducir el gasto de combustible a costa de minimizar rozamientos, simplificar elementos mecánicos, reducir su peso, etc... Funciona de maravilla y, al final, consigue su objetivo: en nuestro test, la media de consumo fue de 6,2 litros cada 100 km para el Mazda, mientras que el Audi, en similares circunstancias, se tuvo que conformar con 6,6 litros. Por eso, aquí tú serás el que decida qué prefieres: ¿algo más de comodidad a bordo o unos euros de ahorro? 

Comportamiento personalizable

Sobre todo en el Audi, ya que dispone del sistema Audi drive Select de serie y actúa sobre la respuesta del motor y la dirección. Se nota mucho la diferencia del modo efficiency al dynamic. De un urbanita tranquilo se transforma en un semideportivo que ofrece unas sensaciones mucho más dinámicas. Además, te aconsejo que montes la amortiguación regulable (1.150 euros) que ayuda a redondear el conjunto tanto si vas de viaje con la familia como si te quieres despendolar un rato por carreteras de montaña. 

El Mazda, sin embargo, se conforma con ofrecer un comportamiento equilibrado en cualquier circunstancia. No tan deportivo como el Q3, pero con un trato mejor a sus ocupantes incluso si el Audi está dispuesto en el modo comfort. No traslada tantos rebotes en el interior de los rotos del asfalto, pero sí que castiga con más movimientos laterales de la carrocería y más inercias si el ritmo se acelera.

La factura de compra es, quizá, lo que te haga tomar la decisión final. Porque en los casi 1.000 euros de diferencia a favor del Mazda, cuenta también la baza de su mayor equipamiento. Ofrece elementos de serie muy útiles para el día a día que en el alemán deberás pagar a parte como la cámara trasera, asientos delanteros con calefacción, conexiones USB, etc... Y eso sin contar con su descuento actual de 2.500 euros (no reflejado en su precio de 32.275 euros). Algo que para este tipo de coches suele ser muy decisivo...

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