El Papa Francisco no usará el Papamóvil en la JMJ 2013

El Papa Francisco no usará el Papamóvil en la JMJ 2013, la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra desde el martes 23 en Río de Janeiro (Brasil) y que es el primer viaje internacional desde el inicio de su pontificado. De hecho, desde que Jorge María Bergoglio se convirtió en Francisco, el Papamóvil modelo Mercedes ML de color blanco y fuertemente blindado que acompañó a Benedicto XVI y a Juan Pablo II durante sus últimos años ha caído en desuso.

Con un programa repleto de actividades que se extenderá hasta el domingo 28 en un Río de Janeiro al que acudirán entre uno y dos millones de jóvenes de todo el mundo para la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, parece que el Papa Francisco quiere darse un auténtico baño de multitudes y para ello, de nuevo, el Papa dejará ‘aparcado’ el Papamóvil acorazado. En sus apariciones públicas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el pontífice ha preferido hasta ahora el Fiat Panda blanco –el mismo de la imagen de arriba-, sin techo y con la matrícula SCV 1 en el que viajaba Juan Pablo II cuando fue tiroteado por Ali Agca en 1981. Algunos medios ya han avanzado que en la JMJ 2013, el coche escogido por el Papa volverá a ser el mismo.

Aunque la Santa Sede había usado diferentes vehículos oficiales para el Papa desde los años 30 del Siglo XX, a partir de aquel atentado se optó por utilizar un Papamóvil blindado, especialmente para los desplazamientos fuera de Italia. Sin embargo, la idea que Jorge María Bergoglio tiene de la relación entre automóviles, Iglesia Católica y lujo parece que va a marcar un giro de 180 grados en esta práctica. De hecho, en febrero ya se anunció que el Papamóvil de Benedicto XVI iba a ser subastado con el fin de obtener fondos para la ONG de la Iglesia Británica Habitat for Humanity.

Pero, sin duda, lo que mayor controversia ha levantado –a la espera de ver cómo se resuelve el problema de la seguridad en Río de Janeiro- fueron unas declaraciones que el Papa Francisco I realizó a comienzos de julio, en las que dijo: “me duele ver a un cura o una monja con un coche último modelo. Si os viene la tentación de un buen coche, pensad en los niños que se mueren de hambre”. En Italia, esa afirmación dirigida hacia los miembros de la parroquias más adineradas a los que, ciertamente, se les puede ver conduciendo modelos Premium con frecuencia, cayó como un jarro de agua fría. Aunque, eso sí, desde entonces, algunos curas ya han puesto a la venta sus lujosas monturas.