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Los mejores deportivos de nuestra vida

Los mejores deportivos de nuestra vida
Los modelos más racing tardaron mucho en rodar por nuestras carreteras de manera habitual. Pero los españoles tuvieron la ocasión de conocerlos gracias a las películas de cine y, sobre todo, a la imaginación. Nosotros te acercamos los mejores deportivos.

Mientras Jaguar, Mercedes, Porsche y otras firmas internacionales fabricaban algunos de sus modelos más legendarios en la Europa de posguerra, lo que le preocupaba al español medio de los 50 era dar de comer a los suyos y, como mucho, que las monedas del bolsillo le dieran para el tranvía.

A la industria automovilística nacional se le habían pegado las sábanas durante años y cuando por fin despertó en los 60, lo hizo a base de licencias italianas de utilitarios. La televisión trajo la boda de Fabiola, pero también la necesidad imperiosa de comprar a plazos lavadoras, ollas express, pisos y, por supuesto, 'el' coche. Así que las cuatro ruedas seguían siendo todo un lujo. ¿Y los deportivos? Desde luego, no encajaban muy bien con el modesto objetivo de casi todos: trabajar y llevar a la familia de vacaciones.

Y luego estaba el cine, inagotable escaparate de modelos empeñado en asociar el automóvil con el éxito personal. Gracias a él, los españoles de la época comprendieron que un Ferrari era algo bueno, bonito y nada barato; que James Dean era un rebelde sin causa pero con un flamante Mercury del 49 (aunque su favorito era el Porsche 356); que James Bond era el rey de los ligues de casino gracias a los truquitos de su Aston Martin DB5; que para contratar a un pequeño ruiseñor como Joselito era indispensable engominarse el pelo y conducir un deportivo italiano... Pero los mejores deportivos seguían siendo algo exótico.

Habrá que dejar atrás la crisis del petróleo de 1973 para que los fabricantes no se limiten a las versiones racing de modelos consolidados (Seat 124 Sport Coupé, Renault Fuego, Ford Capri, Opel Manta...) y se decidan a 'engordar' motores y carrocerías también en España. Entrados los 80, nuestras carreteras se acostumbraron a ver auténticos deportivos (Porsche 911, Chevrolet Corvette, Mercedes SL), una tendencia que ha ido creciendo hasta hoy. Pero uno no termina de habituarse a ver estos deportivos por la calle.

Mi primer flechazo con un biplaza coupé tuvo lugar en Santander, cuando sólo contaba cuatro años. Iba andando hacia la playa y me quedé prendado de un Mercedes 300 SL negro 'alas de gaviota'. Como mi capacidad financiera era nula, mis padres hicieron las gestiones oportunas para adquirirlo y custodiarlo hasta que fuera más mayor. Así fue como conseguí mi primer clásico... ¡a escala 1:18! Hoy lo aparco en un lugar privilegiado de mi habitación y, cuando nadie me ve, lo hago rodar por el escritorio.

Aún meto el dedo por la ventana del conductor para poder girar el volante y la dirección en las curvas... ¡Brum, brum! El año pasado, en Madrid, pude tocar la unidad real que encandiló a Pablo Picasso. Podía haber pensado en su historia, en sus prestaciones... pero no. En ese momento, todo volvió a oler a la hierba fresca de Cantabria y me descubrí susurrando '¡brum, brum!' Es lo que tienen estas maravillas rodantes: te hacen soñar sin cerrar los ojos.


Mercedes 300 SL 1954-1957

El 300 SL 'alas de gaviota' es el deportivo más mítico de la historia de Mercedes. Sus 1.400 propietarios tenían la opción de pedir una carrocería de aleación ligera, que reducía el peso en 80 kilogramos. También podían elegir entre 6 parámetros de compresión distintos. El motor de seis cilindros era capaz de desarrollar 215 CV, con los que alcanzaba 260 km/h. Fue el coche favorito de Pablo Picasso, quien a pesar de no saber conducir, daba largos paseos en el 300 SL de su amigo, el fotógrafo estadounidense Douglas Duncan.

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Renault Alpine 1955-1978

Los primeros Alpine eran Renault 4L mejorados para la competición por Jean Redele. Todo cambió en 1952, cuando venció en la Mille Miglia. Después, comenzó la producción bajo pedido para corredores de rallys. Más tarde, vio la luz el Alpine 108 de calle, que se vendió con las mismas especificaciones que los de competición. 1973 iba a ser un año memorable para este modelo. Claude Andruet fue capaz de vencer en el Rally de Montecarlo, a pesar de encarar las curvas del puerto de Turini con una rueda pinchada.

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Porsche 911 Turbo 1957- 2005

En los setenta, muchos intentaron desarrollar el turbocompresor sin demasiado éxito, pero la marca de Stuttgart fue la primera en lograrlo con el 911 Turbo. Con 260 CV y una velocidad máxima de 250 km/h, se convirtió en uno de los deportivos más rápidos del mundo. Su alerón tipo 'cola de ballena' ha pasado a la historia como símbolo de extrema deportividad. En 1977 superó la barrera de los 300 CV y, desde entonces, su potencia no ha dejado de crecer. El Porsche 911 Turbo que se vende actualmente desarrolla 520 CV.

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Ferrari 250 GTO 1960-1962

El GTO no sólo es el Ferrari más famoso de todos los tiempos, sino también el más caro. Sólo se construyeron 37 unidades y su precio, de encontrar alguien dispuesto a venderlo, ronda los 10.000.000 de euros. Para desarrollarlo, Enzo Ferrari contrató a Giotto Bizarrini, quien diseñó su carrocería empleando, por primera vez, el túnel de viento. Las siglas GTO significan “Gran Turismo Omologato”. Habitáculo sin insonorizar, ventanillas de plástico, 12 cilindros... Pruebas y más pruebas de que estaba concebido por y para los circuitos.

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Jaguar E-Type 1961-1974

Cuando se presentó en el Salón del Automóvil de Ginebra, en 1961, el E-Type causó una gran sensación. Presentaba unas líneas redondeadas de gran belleza y suavidad. Jaguar pretendía plasmar en él la esencia del deportivo británico: un coche de altas prestaciones que no perdiera nunca la elegancia. En nuestros días, el E-Type goza de un aspecto muy actual, con lo que se ha ganado el aprecio de los aficionados más jóvenes. No en vano es uno de los deportivos más vistos en los salones internacionales dedicados al coche clásico.

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Aston Martin DB5
1963-1965

Quizá el DB5 no sea el mejor deportivo de la historia, ni el más vendido, pero es un coche mítico en toda regla. Y es que, si algún día vemos uno de ellos por la calle, no sería raro que de él se bajara Sean Connery en esmoquin. El DB5 es y será siempre el coche de James Bond. Es el único modelo que ha repetido en la saga (aparece en 'Goldfinger' y 'Operación Trueno'), y era capaz de cambiar de matrícula o lanzar cohetes. Aunque 'sólo' tenía 314 caballos, la versión de calle era ya un supercoche para la época.

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Ford GT40 1966-1969

A finales de los años 50, los coches de Enzo Ferrari dominaban la prueba de resistencia más prestigiosa del mundo, las 24 Horas de Le Mans. Henry Ford II intentó hacerse con los bólidos rojos de la escudería italiana, pero las negociaciones fracasaron. Así que todos los esfuerzos se centraron en desarrollar un nuevo modelo para contraatacar al 'cavallino rampante': así nació el GT40, equipado con motores V8 de 4,7 y 7 litros. El éxito fue rotundo, y Ford logró imponerse en la prueba francesa en cuatro ediciones consecutivas.

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Lotus Esprit 1976-2003

A pesar de sus numerosas versiones, el Lotus Esprit más famoso fue el de 1977, cuya carrocería había diseñado Giugiaro. De su mecánica se encargó el mítico Colin Chapman. Con sus 350 CV, el Esprit también entró en el Olimpo de los más rápidos. Aunque muchos lo recordarán en 'Pretty Woman', su papel cinematográfico más destacado lo 'interpretó' en 'La espía que me amó', donde Sean Connery encarnó por última vez a 007. Entre los forofos de la saga, el Esprit figura como favorito en los foros de Internet.

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Audi Sport Quattro 1980-2005

Audi introdujo la tracción Quattro en el Campeonato del Mundo de Rallys de 1981, momento en el que sus competidores pensaron que era demasiado pesada. Cuando en 1984 lograron el título de constructores y de pilotos, el Audi Sport Quattro S2 era una máquina perfecta. Introdujo avances que se siguen empleando en la marca. Pero su potencia era tan brutal e incontrolable que la FIA decidió acabar con la categoría B del mundial. Entre las victorias más legendarias está la de Walter Röhrl en la subida al Pikes Peak de 1984.

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BMW M3
1987-2005

En 1985 se presentó el prototipo de uno de los modelos más revolucionarios de BMW. Con un motor de cuatro cilindros y 200 CV, el M3 en carrocería E30, fue capaz de rivalizar con deportivos como los Porsche 944 y convertirse en la seña de identidad de la marca. Los motores de seis cilindros llegaron a las versiones M con la siguiente generación. Su potencia alcanzó los 286 CV, aunque más tarde la aumentaría hasta los 321. El actual M3 vio la luz en el año 2010, con 420 CV. El M3 GTS representa el tope de la gama.

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Lamborghini Miura 1966 – 1972

El coche que elevó el nombre de Ferruchio Lamborghini a los altares de la automoción fue el último que desarrolló su creador antes de vender la marca. Sus 370 CV lo conviritieron en el más rápido del mundo hasta la aparición del Countach y en uno de los coches más incomodos para conducir. Tenia la fama de devorar un juego de neumáticos cada 500 km...

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¿Qué vehículos crees que faltan en esta lista de los mejores deportivos de nuestra vida?


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