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Coches para verdaderos amantes del motor, Fiat Uno Turbo i.e.

Fiat Uno Turbo i.e.

¡Felicità!

En la actualidad, los jóvenes que quieren comprarse un compacto utilitario se fijan en el tamaño de la pantalla o las opciones de conectividad. En los 80, lo que importaba eran las prestaciones, resumidas en una sola palabra: turbo. Hoy te traemos uno de los máximos exponentes de aquella época, uno de esos coches para verdaderos amantes del motor, el Fiat Uno Turbo i.e.

El Fiat Uno Turbo i.e. llegó al mercado en 1985, en medio de una época en la que los utilitarios potentes de altas prestaciones estaban muy de moda. El Uno Turbo fue la respuesta italiana al Ford Fiesta XR2i, al Peugeot 205 GTi, al Renault 5 Turbo o, por supuesto, al Volkswagen Golf GTI

Eran los años de Ricchi e Poveri, de Al Bano y Romina Power, de Loretta Goggi, de Totò Cotugno… en definitiva, de la música pop italiana que tanto éxito tuvo también en España. También eran los años en los que Diego Armando Maradona produjo una verdadera convulsión en el futbol italiano, especialmente, en el Mezzoggiorno, llevando al Nápoles a conquistar su primer Scudetto

Pero eran también los años de la terrible y sangrienta guerra de la mafia, de la Cosa Nostra, entre las principales familias de Palermo y el clan de los “corleonesi”, liderado por Totò Riina. Una guerra que no solo se desarrolló en las calles de la capital siciliana, sino también en los despachos de las altas esferas del estado italiano. 

 

Coches para verdaderos amantes del motor, Fiat Uno Turbo i.e.

Fiat Uno Turbo i.e.

El Fiat Uno Turbo i.e. era el coche que obligaba a las madres hacer el signo de la cruz cuando el hijo salía de casa el fin de semana. El coche que provocaba el pánico en las salidas de las discotecas, entre un semáforo y otro. Un coche que se ganó la reputación de peligroso, como tantos otros en aquella época y, casi siempre, de manera injustificada.

Estéticamente, el Uno Turbo no se diferenciaba mucho del resto de la gama Uno. Era relativamente discreto, pero contaba con unos paragolpes específicos, unos adhesivos laterales, unas llantas de 13 pulgadas exclusivas envueltas en neumáticos Pirelli P6, una salida de escape cromada y una suspensión rebajada. Todo ello, le confería una imagen más deportiva

Quizá, habría que destacar el interior, uno de los mejores de su categoría, no solo por su buena ejecución y materiales empleados, sino también por su diseño funcional, unos asientos envolventes, un cuadro de instrumentos con mucha información y una muy buena habitabilidad, que hacía del Uno Turbo un vehículo muy práctico. 

Rápido y eficaz

Fiat Uno Turbo i.e.

La primera generación del Fiat Uno Turbo i.e. apareció en 1985. Estaba animado por el legendario motor Fire de la compañía turinesa que ha movido todos sus modelos hasta hace poco. 

Originalmente, se fijó una cilindrada de 1.299 centímetros cúbicos, pero, finalmente, se aumentó hasta los 1.301 centímetros cúbicos. Un 1.3 litros de cuatro cilindros con inyección de combustible multipunto Bosch, encendido electrónico Magneti Marelli y un turbocompresor IHI, refrigerado por agua, con intercooler, para reducir las temperaturas del aire de admisión.

El propulsor desarrollaba 105 CV de potencia que, a ojos de hoy, pueden parecer una miseria, pero en aquella época era potencia suficiente como para divertirse al volante, incluso, tener algún susto si el que conducía no era muy experimentado. 

Además, el coche pesaba solo 845 kg, lo que le permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos y alcanzar los 200 km/h. Una auténtica bala sobre cuatro ruedas.

Fiat Uno Turbo i.e.

El motor estaba ligado a una caja de cambios de cinco relaciones que enviaba los 105 CV al eje delantero. No era un cambio muy preciso y tenía unos desarrollos un poco largos, pero, a partir de 1988, Fiat desarrolló un nuevo cambio que gestionaba mejor la potencia. 

El 1.3 turbo del Fiat Uno destacaba por su empuje y una fuerte entrega de par en el momento en que el turbo entraba en funcionamiento, lo que hacía que los adelantamiento y recuperaciones fueran excelentes. Cuando eso ocurría, la espalda se pegaba al respaldo del asiento.

El compacto italiano tenía también un sistema de frenos a la altura de la potencia del motor, compuesto por discos en las cuatro ruedas, autoventilados en los delanteros. La dirección era rápida y precisa y la suspensión era firme, pero sin renunciar al confort. Esto hacía del Uno Turbo i.e. un coche rápido y eficaz, pero también práctico para le día a día. 

En 1987, Fiat introdujo un catalizador para cumplir con la normativa anticontaminación, lo cual redujo sensiblemente la potencia, hasta 101 CV. Dos años más tarde, llegó el restyling con ligeros cambios estéticos y un nuevo turbo Garret T2

El Fiat Uno Turbo i.e. fue uno de aquellos utilitarios deportivos que hicieron las delicias de muchos jóvenes a mediados de los 80 y principios de los 90, en una época en la que solo importaban las prestaciones y no el número de puertos USB en la consola central.

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