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Test de larga duración con el Skoda Fabia Combi 1.2 TSI Style

Test de larga duración con el Skoda Fabia Combi
Un cable dio al traste con su nota.

El diablo no es un tipo con cuernos y tridente: tiene forma de cable y aparece cuando menos te lo esperas. En nuestro caso, o más bien en el del Fabia, cuando prácticamente había recorrido 83.000 kilómetros sin quejas ni fallos. De pronto, el pequeño se negó a arrancar. Esperamos y, tras 15 minutos, volvió a ponerse en marcha. Pero se paró de nuevo. De ahí, al taller. El mecánico no encontró nada, de modo que envió al Skoda de vuelta al garaje de AUTO BILD, donde ya nada funcionó.

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Que al día siguiente volviera a subirse en una grúa le salió caro a este Skoda Fabia, y no solo económicamente. Quedarse parado, y las visitas a taller, le costaron nada menos que 18 puntos negativos, cuando el coche iba enfilado a lo más alto, a la máxima nota de nuestro test, al 10, nada menos. Todos nuestros probadores clamaron al unísono: "¡Esto es una faena!"

Y es que el Fabia Combi se había ganado la simpatía de todos durante el año y medio que había estado devorando kilómetros, día tras día. Mientras los SUV siguen estando más y más de moda y los compactos van subiendo de precio, Skoda sigue fabricando coches pequeños y polivalentes, a precios amigables.

Algo más de 19.000 euros nos costó el 1.2 TSI Style, en el color verde Rally de Skoda, con llantas negras, para darle un toque picante a un coche, de partida, sobrio.

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"No es más que un coche pequeño", era siempre la primera impresión escéptica de nuestros redactores cuando se subían al Fabia por primera vez, pero en cuanto recorrían unos cuantos kilómetros, la percepción cambiaba radicalmente: "¡Es como el Golf!". Tal vez pecaran de excesivo entusiasmo, pero era una opinión ajustada en lo referente a su polivalencia: el Skoda mide 4,26 metros de largo, exactamente lo mismo que el compacto de Volkswagen. Pero por dentro, tiene una distribución algo diferente. La banqueta trasera es más pequeña, mientras el maletero, con doble fondo, es mucho más espacioso (de 530 a 1.395 litros), de modo que el carrito de los niños entra sin problemas. El sueño de muchos padres jóvenes, pero también de ciclistas o, sencillamente, compradores inteligentes que no se dejan deslumbrar por la moda SUV.

El Combi, que entra en los huecos de aparcamiento con la misma facilidad que las maletas en su maletero, es casi una rara avis hoy en día, porque pertenece a un segmento en extinción. Desde el final del Ibiza ST sólo permanecen el Renault Clio Sport Tourer y este Fabia. "Una navaja suiza sobre ruedas", apuntó uno de nuestros redactores en el cuaderno de viaje. Se entra cómodamente gracias a la amplia apertura de sus puertas y tiene una buena visibilidad, gracias a la gran tamaño de las ventanillas. Tanta, que no necesitas el sistema de ayuda al aparcamiento.

Por dentro, el Fabia hereda las virtudes prácticas del Volkswagen Polo, con el que comparte estructura. Muchos huecos portaobjetos, un manejo intuitivo de los elementos de control, un navegador "que encuentra hasta la última piedra incluso por pueblos remotos", como anotaba otro de nuestros redactores en el cuaderno de bitácora. Y la buena conectividad de su Apple CarPlay traía al interior del pequeño familiar toda la inmensidad de Internet. Sólo provocaron alguna queja el pequeño espejo retrovisor interior y los asientos delanteros, con un mullido un tanto justo.

Hay que añadir alguna tara en la electrónica, como la del sensor de lluvia que, o bien activaba los limpiaparabrisas demasiado tarde o los dejaba funcionando cuando hacía tiempo que la luneta delantera estaba seca. Por otro lado, la calefacción de los asientos dejó de funcionar a los 84.016 kilómetros y el contacto de la luz trasera derecha se volvió inestable.

Skoda Fabia Combi: urbano y con mucho espacio para todos

El generoso equipamiento de la variante Style (entre otros elementos, con faros antiniebla, dispositivo manos libres o frenos de disco traseros) le aporta refinamiento y, además, hereda componentes de Volkswagen, como la caja de cambios automática.

Y, por desgracia, también sus problemas de confort. Al arrancar en frío da tirones como si fuera un novato de autoescuela que no atinara con el embrague. Y cuando entra en juego el sistema Start-Stop, a la hora de despertar al Fabia de su letargo en un semáforo, de entrada no sucede nada y luego lo proyecta hacia delante con bastante rudeza. Sinceramente, un horror en tráfico urbano. Tanto, que muchos de nuestros probadores desactivaron este sistema de ahorro de combustible.

En carretera de montaña, circulando con cierta alegría, el cambio de doble embrague inserta una y otra marcha con bastante ajetreo. Pero si lo pones en modo Sport mantiene cada velocidad más tiempo. Y en los viajes, enervó bastante la escasa potencia de sus luces.

Test de larga duración con el Skoda Fabia Combi

A la hora de desmontarlo en nuestro taller, los expertos se encontraron con que la chapa protectora del escape estaba suelta y existían algunos brotes de óxido bajo las luces de la matrícula. En total, le supusieron dos puntos negativos.

Pero lo peor llegó cuando nos dejó tirados poco antes de finalizar el test. El motivo: un desafortunado fallo en la cadena de montaje. El cable del motor de arranque venía demasiado corto de fábrica, así que estaba demasiado tenso. Resultado: mucho sobresfuerzo. De modo que se rompió y, por desgracia, el nuestro no fue un caso aislado, como demostró el hecho de que Skoda haya corregido este fallo de fábrica en este tiempo. Volkswagen supervisa a fondo todos sus motores y este nunca ha dado ningún problema. Pero en este caso el montaje se realiza en la planta checa, donde realizan los últimos ajustes. Las vibraciones, unidas a la tensión, llevaron a la rotura del cable. Por suerte, Skoda es consecuente y provee a sus clientes de un nuevo cable del motor de arranque, montaje incluido. Es lo mínimo que pueden hacer frente a tamaña faena.

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Valoración

Nota7

El Fabia Combi tiene más virtudes que muchos SUV y ha recorrido nuestro test de duración sin tacha alguna, pero de pronto... se rompió un cable.

Lo mejor

El Fabia se ha revelado, después de 100.000 kilómetros, como un coche práctico y polivalente para el día a día y aun así su nota sólo ha sido de 7.

Lo peor

Una nimiedad como un cable del motor de arranque demasiado corto, que se rompió de repente y nos dejó tirados.

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