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Range Rover Evoque 2.2 SD4 Dynamic, de otro planeta

Nacho de Haro

Pese a esto, el Range Rover Evoque 2.2 SD4 es tan terrenal como cualquier otro SUV. Por fin he conducido la versión diésel de 190 CV en España: te cuento todas las virtudes y defectos de un modelo que rompe moldes.

El Range Rover Evoque 2.2 SD4 es especial, y para demostrarlo una sola imagen vale más que mil palabras: dos curtidos obreros de la mina donde estamos haciendo las fotos del Land Rover permanecen inmóviles frente a él, como si estuvieran hipnotizados. "Tiene un morro precioso", dice uno. "Tiene mucho empaque", me comenta el otro. "¿Cuánto mide?" "Unos 4, 3 metros, algo así como un Nissan Qashqai.", le respondo yo. El paisano me mira con cara de extrañado. Y, he aquí, la clave de este Range Rover Evoque: ha sabido jugar con unas medidas compactas para crear un coche de imponente presencia. Seguro que algo tienen que ver sus generosos 1,96 metros de anchura; el Volkswagen Tiguan, que es un poco más grande, se queda en 1,8 metros. El interior también está diseñado para impresionar al conductor, sobre todo en esta versión de gama alta denominada Dynamic. Ajustes de gran calidad, materiales blandos que recubren la consola y los paneles de las puertas de este SUV. Ese aire de lord inglés sin duda está presente en su interior, pero con un toque más deportivo. 

Cuando arranco el motor del Range Rover Evoque 2.2 SD4 (y pensando en su agresiva imagen) espero que su comportamiento sea más dinámico que el del Land Rover Freelander. A priori, los 190 CV del propulsor 2.2 turbodiésel deben proporcionar un empuje más que suficiente. Esto es así en la parte baja del cuentavueltas, donde su cambio automático de seis velocidades gestiona los 420 Nm de par de forma perfecta. Ahora bien, cuando me acerco a las 4.000 vueltas el motor del Evoque 2.2 SD4 me decepciona un poco. Sé que es un diésel... pero los motores de BMW y Volkswagen tiene más vida en esta zona. Aún así, afronta las zonas reviradas con bastante soltura y, para mi sorpresa, con la sorprendente ayuda del eje trasero. Ahora bien, no te esperes el comportamiento de un BMW X1: su suspensión contiene bien los balanceos pero está algo más enfocada al confort. Al fin y al cabo esto es un Land Rover. Quizás el mayor‘pero’ que puedo poner a la dinámica del nuevo Evoque es el funcionamiento de su dirección eléctrica: para mi gusto, no aporta suficiente información de lo que pasa en el asfalto. Resulta algo imprecisa cuando buscas enlazar con agilidad las curvas. Otro detalle que podría mejorarse es el consumo de combustible. Según los datos oficiales, esta versión diésel de 190 CV con transmisión automática gasta de media 6,5 litros, mientras que en el recorrido de pruebas yo he obtenido uno de 8,6 litros, es decir, 2,1 más. Y eso es bastante diferencia. Sin duda influye en este dato la imposibilidad de combinar un sistema Start-Stop con cambio automático que resultaría ideal para reducir en consumo en ciudad. Un modelo que en teoría está un escalón por debajo en cuanto a gama, el Tiguan, sí que puede montarlo.

A pesar de esta ‘carencia electrónica’, el Range Rover Evoque 2.2 SD4 puede equipar un sinfín de ayudas a la conducción propias de modelos más grandes: sistema de cámaras con visión periférica, asistencia al aparcamiento (gracias, entre otras cosas a disponer de una dirección eléctrica), disco duro de 10 GB que viene incluido en el navegador... Aunque, por supuesto, todos estos extras hay que pagarlos aparte. El equipamiento de serie incluye una versión ‘light’ del afamado ‘Terrain Response’ con cuatro modos (carretera/todotereno fácil, hierba/gravilla/nieve, barro y baches/arena), un equipo de Audio ‘High-Line’ con 11 altavoces, control de aparcamiento trasero y un largo etcétera por el que deberás pagar 51.200 euros. ¿He dicho 51.200 euros? Si le añades el precio de los extras que incluía la unidad de prueba el precio se dispara hasta los... ¡58.000 euros! ¡Por un coche de 4,36 metros! Creo recordar que no me sorprendía tanto por un precio desde el lanzamiento del Mini... Y resulta que fue todo un éxito de ventas.

Está claro que el Range Rover Evoque 2.2 SD4 busca captar a los conductores más caprichosos. Su exclusivo diseño, calidad de acabados y posibilidades de personalización lo hacen ideal para este tipo de clientes, aunque su precio incluso supera a los BMW X1, Audi Q3 y compañía.


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