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Prueba: Renault Laguna Grand Tour 2.0 dCi 4C

El Renault Laguna Grand Tour 2.0 dCi 4C es un veterano que hace valer eso de que la experiencia es un grado: ha mejorado sus puntos débiles a lo largo de su vida comercial y ahora es un producto maduro y sólido

La prueba del Renault Laguna Grand Tour 2.0 dCi que tienes a continuación podría estar escrita desde hace nada menos que ocho años, y es que esta generación de laguna salió a la luz en octubre de 2007.

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Pero lo cierto es que tras un par de lavados de cara este Renault sigue siendo tan válido como cuando era un recién llegado al mercado, por eso merece la pena echarle un vistazo a una de las versiones que me parecen más interesantes de la gama. Y es que por equilibrio entre agrado de conducción, eficiencia y precio, me parece la opción deseable, especialmente si montas el sistema 4Control que cuenta con cuatro ruedas direccionales.

El funcionamiento del Renault Laguna Grand Tour 4Control es sencillo: hasta 60 km/h las ruedas traseras giran en sentido contrario a las delanteras (hasta 3,5 grados), mientras que a partir de esa velocidad lo hacen en la misma dirección (con un máximo de 2 grados), por lo que tienes una agilidad que sobre el papel no te esperas de un familiar de Renault.

En la marca dan un dato: el diámetro de giro del Laguna GT de 12,05 metros es como el de un Clio. No he comprobado esta medida, pero lo cierto es que puedes hacer cambios de sentido en ciudad o maniobrar fácilmente sin volverte loco.

A la hora de salir a carretera, el Renault Laguna Grand Tour 2.0 dCi ofrece una dinámica a la altura de los mejores: me gusta su tarado de suspensiones, cómodo, pero con un toque firme que controla bien cabeceos y balanceos. Además, en autopista puedes rodar en silencio: se oye más el aire que el motor.

El turbodiésel que monta este Laguna GT es el M9R, por lo que existe con potencias entre los 130 y los 180 CV (también en algunos modelos Nissan, pues es un desarrollo conjunto). Funciona bien, con fuerza en todo el rango de revoluciones y te permite cruceros relajados a bajas vueltas, así como adelantamientos seguros en carreteras secundarias.

En este terreno, el Renault Laguna Grand Tour 4Control tiene dos puntos a su favor. El primero es una palanca de cambios con un guiado preciso y moderadamente rápido (más que suficiente para el conductor de este tipo de coches). El segundo ya te lo he comentado antes: el sistema 4Control. Te das cuenta de que pasas más rápido de lo que crees por zonas de curvas sin tener la sensación de ir fuera de control.

En cuanto al equipamiento, esta versión lo tiene todo, y no es un decir: asientos eléctricos, control de presión de neumáticos, navegador...

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El Renault Laguna Grand Tour 2.0 dCi 4C es un veterano que hace valer eso de que la experiencia es un grado: ha mejorado

Lo mejor

Equilibrio entre agrado de conducción, eficiencia y precio. Cuatro ruedas direccionales

Lo peor

Es un modelo que tiene nada más y nada menos que ocho años.

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