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Prueba: Jaguar XF Sportbrake 3.0D S

Si eres un amante de la marca inglesa, de las carrocerías familiares y de las prestaciones deportivas, puede que en el caro Jaguar XF Sportbrake 3.0D S de 275 CV tengas tu coche ideal.

Cuando empiezo la prueba del Jaguar XF Sporbrake 3.0D S, hay cosas que confunden. Parece que estés acariciando un lindo gatito. Su motor de tres litros ronronea suave y sin vibraciones, pero se encuentra preparado para empujar con contundencia a la más mínima insinuación del acelerador. Eso sí, para que encuentres al gran felino que lleva dentro debes pulsar el botón con una banderita de carreras que se sitúa al lado del impresionante cambio automático ZF de ocho velocidades. En ese momento y si, de paso, colocas el mando giratorio del cambio en la posición S (Sport), el mapa genético (perdón, de la inyección del motor) cambia, el modo dinámico se activa y el Jaguar XF Sporbrake muestra su carácter de felino depredador.

En este modo, su reacción ante el pie derecho es mucho más inmediata y entonces sí, salen a relucir los 275 CV de verdad. Con su tecnología de doble turbo es capaz de desarrollar hasta 600 Nm de par máximo que notarás si llevas el coche cargado, que es como debería ir la mayor parte de las veces, tratándose del modelo que se trata. La caja automática del Jaguar XF Sporbrake 3.0D S es la misma que montan el Range Rover, el BMW Serie 7 y el Rolls Royce Phantom; es una de las mejores transmisiones que funcionan a través de convertidor de par que se comercializan actualmente. Es suave y su funcionamiento es prácticamente tan rápido como el de una de doble embrague. Hace el matrimonio perfecto con su refinado motor. Además, este cambio, ayudado por el sistema Start-Stop de serie, permite que este XF SB no devore toda la gasolina que se encuentre en la jungla, y ofrezca un consumo ajustado de 7 u 8 litros cada 100 km en un uso real.

Dinámicamente el Jaguar XF Sportbrake 3.0D S hace honor a su nombre, a pesar de que esté algo entrado en kilos y casi llegue a las dos toneladas de peso. Su dirección es todo lo precisa que se puede esperar de un familiar premium de este estilo, mientras que la suspensión no alcanza la perfección de algún rival alemán, ya que se muestra bastante más seca de lo que podrías esperar en este Jaguar

Además, los asientos no cuentan con regulación alguna ni en espacio longitudinal de la banqueta, ni en reclinación del respaldo. Y se agradecería, ya que hay veces que no necesitas tanto espacio en el maletero y sí en estas plazas. Por eso debería contar con esta posibilidad, ya que algunos muy inferiores en precio y en estatus, la tienen. Hablando de precio, es uno de los temas que más me ha llamado la atención en esta versión S del Jaguar XF Sportbrake, porque 73.350 euros... ¿a tí no te parecen muchos? Para que tengas una idea comparativa, un Porsche Cayenne Diesel de 245 CV cuesta 3.500 euros menos.

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Si eres un amante de la marca inglesa, de las carrocerías familiares y de las prestaciones deportivas, puede que en el caro Jaguar XF Sportbrake 3.0D S de 275 CV

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