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Prueba a fondo del Peugeot 308 1.2 PureTech 110 (2014)

Descubrimos si este tricilíndrico vale la pena

Lo primero de lo que me doy cuenta al comenzar la prueba a fondo de este Peugeot 308 1.2 PureTech 110 (2014) es que resulta sorprendente cómo puede cambiar un motor cuando adopta un turbocompresor en su vida. Si el bloque atmosférico de tres cilindros y 1,2 litros con 82 CV me parece uno de los propulsores menos interesantes para el Peugeot 308, con la incorporación de la sobrealimentación la historia comienza a tomar otro tono. Al tricilíndrico de Peugeot le pasa lo mismo que al antiguo 1,8 litros de cuatro cilindros y cinco válvulas que tenía Volkswagen en los noventa. Sin el turbo era perezoso y aburrido, pero cuando lo encontró... ¡Empiezo a contarte sensaciones!


Lo primero que me llama la atención de este motor es su elevado nivel de vibraciones. Los bloques de tres cilindros suelen ser tan suaves como los de seis en línea, pero entre este detalle y el curioso sonido que presenta, muchas de las personas que me han acompañado durante los más de 1.000 kilómetros de pruebas pensaban que era un motor alimentado por gasóleo. “¿Qué tal va este 308 diésel?”, me pregunta un amigo. “Es de gasolina, lo que pasa es que vibra y suena más de lo que me te esperas. Pero solo sucede al ralentí. Una vez que sube de vueltas es refinado como el mejor gasolina”, he tenido que repetir varias veces. Solo volverás a escuchar el rugir de su motor cuando apures sus posibilidades y lo lleves por encima de las 5.000 vueltas. Pero, en esta ocasión, te gustará su sonido. ¡Parece que conduces un Porsche 911!


Una vez realizada la prueba del 308 con propulsor 1.2 PureTech debo reconocer que me ha gustado por toda la fuerza que ofrece durante todo su rango de uso. Empuja con mucha energía desde bajas vueltas (tiene 205 Nm a 1.500 rpm), hecho del que se han aprovechado los ingenieros para darle unos desarrollas de la caja de cambios larguísimos. A 120 km/h gira a unas 2.500 vueltas tan suave como la seda. Esta configuración le permite ofrecer un consumo medio muy contenido siempre que viajes en carretera a ritmos legales. Es muy sencillo andar por los 5,5 l/100 km. En ciudad tampoco se dispara. ¿El motivo? Cuenta con el mejor sistema Start-Stop del mercado: suave y preciso como muy pocos.


Otra de las virtudes del 308 es su comportamiento. Siempre que me toca probar un Peugeot reconozco que los franceses saben darle un set up muy cuidado a sus productos. Son cómodos y, además, se sujetan mucho a la carretera. Y todo esto, teniendo en cuenta que no me acabo de adaptar a dos novedades estrella de Peugeot: el i-Cockpit y su nuevo sistema multimedia. Del primero me obliga a llevar el volante en una posición tan baja para leer el cuadro de instrumentos y, en el segundo, debo pasar por una y otra pantalla para cambiar la temperatura del climatizador.


Y es que un coche puede cambiar mucho si se encuentra un turbo en su camino. No te recomendaría que compraras el 308 VTi de 82 CV, pero harás una buena compra si te decides por el 1.2 PureTech de 110. Aunque puede que sus vibraciones al ralentí te resulten molestas, hay que reconocer que ofrece muy buen empuje a bajas revoluciones, tiene energía cuando lo llevas a la zona alta del tacógrafo y, lo mejor de todo, es capaz de gastar poca gasolina: 5,8 l/100 km. Es decir, 100 km por 7,54 euros.

Valoración

Nota7

En esta prueba a fondo del Peugeot 308 1.2 PureTech 110 con acabado Allure, Emilio Salmoral trata de descubrir si esta versión tricilíndrica es la ideal.

Lo mejor

Respuesta del motor de tres cilindros, comodidad en marcha

Lo peor

Nivel de vibraciones y ruido del motor, precio de algunas opciones

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