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Prueba del Mini 60 Aniversario

Es y seguirá siendo un clásico de la automoción. No importa que cuente con seis décadas a sus espaldas, una y media desde su resurgimiento a manos de BMW Group, porque sigue siendo una opción fresca y atractiva. Tampoco es inconveniente que la tercera generación lleve en el mercado desde 2015. Ahora, para conmemorar su larga historia, la firma de origen británico ha lanzado una edición especial que hemos puesto a prueba: el Mini 60 Aniversario.

No podía admitir otro color que no fuese el 'British Racing Green', únicamente en el catalogo de esta versión e inspirado en el del modelo clásico. Si no te convence del todo, siempre puedes elegir el 'Mini Yours Enigmatic Black', el 'Melting Silver' o el 'Midnight Black'. Independiente de tu elección, adopta unas franjas negras en el capó en 'Aspen White' y 'British Oak' con el número 60. También pone de manifiesto la edición de la que se trata el adorno lateral, que lleva la distintiva insignia del 60 aniversario. Asimismo, destacan el techo y las carcasas de los retrovisores exteriores en blanco, en el caso de mi unidad de pruebas, y las llantas de aleación de 18" con radios rayados y pulidos.

Prueba del Mini 60 Aniversario

Si en el exterior la diferencia respecto al resto de la gama es notable, en el interior también se respira un aroma a exclusividad, a 60 Aniversario. De ello me doy cuenta nada más abrir la puerta, momento en el que se proyecta sobre el suelo la imagen '60 Aniversario'. No es el único detalle, porque el protector de la parte inferior de la puerta también exhibe con orgullo sus seis décadas, así como el volante. Éste, que es deportivo y tiene un grosor casi perfecto, está cosido a mano en un exquisito cuero 'nappa MINI Yours'. Por su parte, la tapicería que se ha escogido es la exclusiva de cuero 'Mini Yours Lounge 60 Aniversario Dark Maroon', que incorpora costuras en color 'British Racing Green' y 'Dark Silver'. Otro elemento único es la moldura rayada del salpicadero, que le da ese toque 'chic' del que ha presumido el modelo desde sus inicios.

Con mis posaderas en el asiento del Mini compruebo que, por suerte, no han cambiado las cosas a lo largo de estos años: mantiene muy buenos ajustes y los materiales son de primera. La enorme esfera que preside la consola central está rodeada con luces LED -por momentos puede parecer una discoteca- y equipa una pantalla de grandes dimensiones -la opcional es de 8,8 pulgadas mientras que la de serie, de 6,5- para mostrar la información del sistema de infoentretenimiento. Lo que es un puntazo son los botones de la consola central, que simulan los interruptores que montaban los aviones de antaño, y, sobre todo, el del arranque: más grande, rojo y con la luz simulando el latido de un corazón. 

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Lo cierto es que parece menos espacioso de lo que realmente es. En las plazas traseras cabe bien una persona de 1,78 m como yo, sin que su cabeza roce con el techo y sin que sus piernas hagan lo propio con el asiento delantero. Sí es más justo el de carga, puesto que cubica 211 litros, por lo que por la longitud de su carrocería es un maletero pequeño; más si tenemos en cuenta vehículos de la competencia más cortos y con más espacio.

Comienzo la prueba del Mini 60 Aniversario

Arranco el motor pulsando hacia abajo ese llamativo botón y el tres cilindros comienza a girar. De primeras, su sonido no es que sea especialmente bonito; no por tratarse de un tricilíndrico, porque los hay con esta configuración que lo que emiten está más conseguido. Esa percepción cambia cuando la aguja del cuentarrevoluciones escala, emitiendo un sonido, ahora sí, más logrado y deportivo. 

Prueba del Mini 60 Aniversario

De su empuje, nada que objetar. Tiene brío en todo rango de revoluciones y recupera realmente bien. Todo ello acompañado con un consumo de 6,4 l/100 km, una cifra bastante buena, pero un poco alejada de los 5,1 oficiales. Trabaja con un cambio automático rápido y preciso, aunque en el caso del coche de la prueba, el Mini 60 Aniversario, sin levas en el volante, algo que sí echo en falta. A pesar de la efectividad de la transmisión de doble embrague, te recomendaría el manual, por su exquisito tacto en el que subir o bajar de hierro es una gozada.

Respecto a la dirección, me ha costado adaptarme a ella por su rapidez. Una vez superado ese periodo, es todo un acierto. Apuntas y ahí, donde le has indicado, tienes el morro metido. Lo mismo que las sensaciones que transmite. La marca presumía en su primera generación de ofrecer una conducción tipo kart; lo sigue logrando. Por ello, es un coche muy divertido y, por ello, es una un placer afrontar un puerto de montaña con él. Que mantenga la carrocería firme en curva no quiere decir que sus suspensiones sean un castigo; para nada. Son firmes, sí, pero no incómodas.

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Como te comentaba unas líneas más atrás, consigue un consumo bastante justo. Para ello tiene, además de los diferentes modos de conducción -Sport, Mid y Green-, una ingeniosa solución con la que gana en eficiencia: el cambio se pone en punto muerto entre 50 y 160 km/h si no ejercemos presión en el pedal del acelerador.

Tras la prueba del Mini 60 Aniversario puedo asegurar que no hay un coche de su tamaño y condición tan deportivo, ni tan bien hecho, ni tan caro... Lo bueno se paga y en este caso, merece la pena hacerlo. 

Valoración

Nota8

60 años no se cumplen todos los días, y por ello merece una celebración. Con el de la prueba, el Mini 60 Aniversario, ha querido rendir homenaje a su icónico modelo.

Lo mejor

Diseño exterior e interior. Calidad materiales. Diversión al volante.

Lo peor

Maletero pequeño. Precio alto. Suspensión bastante firme.

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