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Prueba: BMW i4 eDrive 35. ¿El más barato es el mejor?

Es la versión acceso a gama, pero con 286 CV y 483 km de alcance máximo, se convierte en una opción muy seria en el segmento premium.

Tengo que reconocer que esta prueba me ha resultado llamativa. El BMW i4 35 no deja de ser la versión de acceso de un coche eléctrico que en realidad un Serie 4 Gran Coupé. Y además, este modelo me ha dejado claro que a veces no hay que apuntar alto para tenerlo todo.

Lo primero de todo, algo que a lo mejor te duele leer, tengo que admitir que sí, que si todos los eléctricos fueran así, probablemente la transición a los coches de batería sería más sencilla... al menos para los apasionados de la conducción.

Y es que en esta berlina se aúna lo bueno del Gran Coupé (carrocería, interior, set-up del chasis, conducción) con lo mejor de los eléctricos: centro de gravedad muy bajo, suavidad de marca, contundencia en su respuesta al acelerador.

Pero antes de seguir, déjame que aclare una cosa: según BMW, y dado su carácter, en el i4 aparecen elementos específicos de este tipo de coches: las suspensiones son distintas y tienen un tarado especial para lidiar con el peso de las baterías. 

También el chasis tiene algunos cambios y hasta el interior recibe modificaciones, siempre enfocadas a adaptarlo a su nueva naturaleza eléctrica.

Un interior clásico (más o menos)

Antes de lanzarme a la carretera, vamos a dedicar un momento a ver el interior del i4. Aquí, BMW sigue su receta tradicional, aunque adaptada a la segunda década del siglo XXI.

El tablero conserva la esencia clásica, enfocándose en el conductor pero adaptándose a las tendencias actuales: líneas más amplias, minimalismo y modernidad.

Por su parte, la consola central mantiene uno de los pocos elementos que remiten al legado pasado: el mando Command circular con botones alrededor, intuitivo y que me parece una maravilla por su facilidad y sencillez de manejo. 

Sin embargo, sí echo de menos la presencia de aquellos botones programables que anteriormente estaban disponibles y que bien servían para activar el mapa, llamar a tu cuñado o sintonizar una emisora de radio.

Sentado al volante vas a apreciar una configuración de dos pantallas de tamaño generoso para el cuadro de instrumentos y el sistema de navegación. La división visual entre ellas está marcada por el volante, por lo que vas a tener la impresión de que es una sola pantalla.

En lo referente al diseño, tengo que destacar la legibilidad y simplicidad de la pantalla principal, que además es configurable y puede mostrar el mapa al utilizar Android Auto o CarPlay. No es la clásica de los relojes redondos, pero como me dijo un ingeniero cuando pude probar por primera vez el BMW i4 M50, eso no va a volver.

Seguimos con las pantallas: la encargada del infotainment combina el control físico del Command y el control táctil. La disposición ordenada de menús y su lógica de uso coherente me gustan a pesar de detalles como la falta de ajuste de los widgets en la pantalla de inicio.

Quizá, el único punto negro verdaderamente destacable es la usabilidad: he acabado hasta la coronilla del tedioso mensaje "Función solo disponible con el vehículo parado", que actúa sobre varias funcionalidades porque limita su utilidad durante la marcha aunque sea tu acompañante el que maneja.

Respecto a los asientos, los delanteros ofrecen buen soporte y comodidad, aunque los traseros, a pesar de tener espacio para tres, resultan más adecuados para dos adultos debido a la configuración del asiento central, que es estrecho y duro.

El acceso, tanto a la zona delantera como a la trasera, puede resultar un tanto complicado en el día a día, ya que la abertura no es tan amplia y además el coche es bajito. Aquí no hay milagros, pero sí diseño: es el peaje que hay que pagar por un diseño así.

Por último, un detalle para los padres de niños en edad de llevar un sistema de retención infantil: es difícil encontrar el anclaje adecuado al sujetar la sillita, un aspecto que puede generar ciertas incomodidades y sin duda te hace perder tiempo.

En marcha: muy bueno en todos los aspectos

El apartado mecánico es donde creo que el BMW i4 eDrive35 que he probado brilla con luz propia. Con 286 CV y 400 Nm de par, ofrece un rendimiento más que adecuado para el uso diario. La entrega de potencia es progresiva, lo que te asegura una experiencia de conducción fluida sin abusar del acelerador y sin gastar más de lo necesario.

Comparado con sus hermanos, creo que en general tiene un feeling más natural que el brutal M50, el primer BMW eléctrico desarrollado por M Motorsport, ya que este tiene una dirección quizá un tanto más pastosa y es bastante más brusco y duro. 

Con el i4 40 la cosa se suaviza, pero no acabo de encontrar ventajas significativas que justifiquen los aproximadamente 7.000 euros de más que cuesta. 

La verdadera magia surge al ponerlo en movimiento. La dinámica de conducción del BMW i4 35 me atrapa, generando una sensación de disfrute al volante que supera mis expectativas. Aunque no alcanza la aceleración del i4 M50, proporciona suficiente potencia para adelantamientos seguros y rápidos.

Su chasis se muestra excepcional, permitiendo disfrutar de la conducción no solo en ciudad o autopista, sino también en carreteras secundarias con curvas. La precisión del eje delantero y la dirección son notables.

El reparto de pesos debido al paquete de baterías entre las ruedas contribuye a un equilibrio natural y un centro de gravedad bajo, brindando estabilidad y confianza al tomar curvas, aunque no debes olvidar que pesa dos toneladas largas... todo un peso ligero para un eléctrico, dicho sea de paso.

No obstante, el aspecto menos favorable se revela en el consumo. Si conduces el i4 35 de acuerdo a sus capacidades, los consumos pueden llegar a niveles elevados, disminuyendo la autonomía de la batería hasta alrededor de unos 300 km, lo que te puede resultar limitante en ciertos escenarios.

Si conduces de manera más conservadora, mejorarás la eficiencia, aunque a cambio vas a sacrificar parte de su potencial. La parte buena es que lograrás un consumo cercano al oficial (15,8 kWh/100 km), lo que no es un dato nada malo: he podido medir 17 kWh/100 km sin forzar un miniconsumo.

Sus rivales: buenas opciones, pero que los sitúo detrás

En términos de competencia, creo que los principales rivales del BMW i4 son los Tesla Model 3 y los Polestar 2

Vamos a partir de los datos del BMW i4 eDrive 35. Tiene un precio de 57.350 euros, un motor de 286 CV y una autonomía máxima de 483 km.

Por su parte, el Polestar 2 cuesta 55.600 euros, tiene 299 CV y una autonomía brutal: 655 km. Existe otro mucho más barato (51.690 euros) con 272 CV y 546 km.

En cuanto al Tesla Model 3, por el llamativo precio de entrada, 39.990 euros, tienes un eléctrico de 283 CV con 513 km de autonomía. Hay una versión Long Range con 629 km y 498 CV por unos igualmente espectaculares 49.990 euros.

Destacaría al BMW por su calidad percibida, el completo sistema de infotainment y la confiabilidad que ofrece una marca consolidada, por no hablar de una dinámica espectacular que me ha convencido completamente. 

El Polestar también ofrece materiales agradables y un diseño minimalista que seguro que va a atraer a más de un comprador que se enamora de su silueta, su mejor habitabilidad y de la sencillez de manejo de su sistema basado en Google. 

En cuanto al Model 3 de Tesla, por su parte, juega con un diseño más atractivo y con la carta de ser el-eléctrico-que-toda-persona-guay-debe-tener. No es ni mucho menos un mal coche, sobre todo por su precio, pero es cierto que en calidad percibida se queda atrás por mucho que su brutal pantalla y sus fuegos artificiales te deslumbren.

En resumen, el BMW i4 35 de esta prueba, a pesar de ser la variante de acceso, me ha sorprendido gratamente por su equilibrio entre potencia, dinámica de conducción y comodidad, que lo convierten en una gran opción atractiva dentro de la gama eléctrica. 

La parte mala, su precio: puede ser un obstáculo para algunos compradores, considerando otras alternativas dentro del mismo rango de coste y prestaciones.

Valoración

Nota8.5

Un gran modelo eléctrico que te engancha tanto que echas de menos poder utilizarlo sin la limitación de la autonomía y los mayores tiempos de repostaje (de electrones). Si eso te da igual y encaja en tu presupuesto, no te vas a equivocar.

Lo mejor

Dinámica de conducción, dirección, tacto natural del freno

Lo peor

Acceso a las plazas traseras, plaza central detrás, consumo si le pisas

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