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Todo lo que tienes que saber antes, durante y después de comprar un eléctrico

Peugeot 2008 eléctrico o Renault Zoe

Restricciones a la circulación, precios de los combustibles al alza, abandono progresivo por parte de los fabricantes de coches del desarrollo de tecnologías de motores térmicos... ¿Es inevitable pasarse a la electrificación? ¿Eres de los que ya se lo está planteando? Para ponértelo menos difícil, aquí te contamos todo lo que tienes que saber antes, durante y después de comprar un eléctrico. 

Lo primero que tienes que determinar es qué se entiende por un coche eléctrico. En este post, nos referimos a los vehículos 100% enchufables, 'plug-in', Electric Vehicles (EV) o Zero Emissions (ZE), como prefieras. Es decir, aquellos que cuentan con una batería, una toma de carga y un motor alimentado por la primera que mueve las ruedas sin ninguna otra fuente de energía que la red a la que se conecta para repostar. 

Por tanto, excluimos el resto de la electrificación, presente en los microhíbridos (Mild Hybrid Electric Vehicles -MHEV-) o de 'hibridación suave', los híbridos (Hybrid Electric Vehicles -HEV-, con dos motores, uno térmico y otro eléctrico que se van combinando) y los híbridos enchufables (Plug-in Hybrid Electric Vehicles -PHEV-, que son como los HEV pero con un enchufe exterior para rellenar la batería directamente de la red y funcionar como un EV mientras tengas carga suficiente).

¿Qué ventajas e inconvenientes plantean este tipo de eléctricos puros? Para empezar, entre sus bondades está que no emiten partículas contaminantes (aunque la generación de la electricidad que necesitan siga dependiendo en gran medida de combustibles fósiles en países como el nuestro). Y por eso, disponen de etiqueta Cero (azul) en el sistema de pegatinas de la DGT. 

Además, el ruido, las vibraciones y los malos olores desaparecen, cuentas con mejor aceleración... por no hablar de que sus mecánicas resultan más ligeras (exceptuando la batería) y sencillas que una de combustión. Y si te lo montas bien y echas el cálculo, sobre todo para trayectos de ciudad y alrededores, puedes tener unos consumos mucho más económicos que en un vehículo equivalente de motor térmico. 

Precio de adquisición. No obstante, aquí está el primero de los inconvenientes que a día de hoy afectan negativamente al coche eléctrico. De momento, el coste de compra es mucho más elevado y para que verdaderamente salga a cuenta conviene acogerse siempre a ayudas públicas locales, autonómicas y/o estatales (como el Plan Moves) para que el desembolso inicial no sea excesivo y, a su vez, se acorte en lo posible el plazo de amortización.  

Circulación: una vez que tengas el vehículo en tu poder, al precio que sea, en propiedad o en régimen de renting, por ejemplo, toca empezar a beneficiarse de todas las cosas buenas que te va a dar un coche eléctrico mientras dure el idilio con él. Por ejemplo, una aceleración mucho más directa (al entregar el par motor desde abajo sin una transmisión 'convencional' que ralentice el proceso y lo haga menos eficiente. 

Además, con los años, la optimización de las plataformas, el estudio y desarrollo de los 'power train' y el reparto y la situación de los pesos más cuantiosos (especialmente, el de las baterías) ha hecho que las capacidades dinámicas de los coches eléctricos haya mejorada muchísimo en pocos años, con un mejor paso por curva, un mayor empuje e incluso un mejor agarre (hasta con sistemas de tracción total).   

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Restricciones. Lógicamente, la gran baza de estos vehículos es poder circular con mucha más libertad de movimientos (siempre que la autonomía y los puntos de recarga lo permitan) incluso por aquellas zonas urbanas -su territorio favorito- que de forma temporal o permanente   

Carriles especiales. Además, por el momento, también tienen permisos especiales para poder acceder a carriles especiales para Vehículos de Alta Ocupación (tipo VAO) incluso si no cumplen en su interior la cantidad mínima de viajeros que se haya establecido en cada caso por la Administración responsable de esa vía.

La cuestión es que no deberías contar sólo con esto si de ello depende que des el salto a un coche eléctrico o no, porque parte de la culpa de que aún cueste animarse a comprar coches movidos con energías alternativas precisamente la tiene la volatilidad de las normas que regulan la circulación de los diferentes tipos de medios de transporte que coexisten hoy día. 

Zonas de aparcamiento gratis. Igual sucede con el estacionamiento. ¿Debes meter en la ecuación lo que te vas a ahorrar actualmente en algunas capitales por aparcar gratis en zonas de estacionamiento regulado? Sí. ¿Debe esto inclinar la balanza a favor de que tu nuevo coche sea enchufable? No debería porque no sabemos a medio y largo plazo cuánto tiempo durarán este tipo de ventajas.

Recargas: el gran inconveniente que no se termina de solucionar

¿Pero cómo está la situación actualmente en países como España? ¿Se puede contar realmente con la red de puntos de recarga públicos que existen? Lo cierto es que, aunque haya muchos más de lo que parece,  a día de hoy no son los suficientes como para cubrir las necesidades reales de los coches EV que ya circulan. Ejemplo: así están los puntos de recarga en una ciudad como Madrid

Los fabricantes están haciendo los deberes mucho más rápido que las distintas Administraciones implicadas con la creación de coches con recargas más rápidas que antes y baterías cada vez con más autonomía disponible. Pero aunque aunque haya incluso aplicaciones que buscan los postes más cercanos y te permiten reservarlos y cargar gratis o a distintos precios, hay días en que cargar puede convertirse en una auténtica odisea.

cargadores coches electricos reino unido

Postes averiados o inexistentes, desconectados, con un funcionamiento errático, con pocas plazas disponibles y ya ocupadas por otros usuarios... Y es posible que al final, tengas 500 km de autonomía o algo más de 100, te sientas en la desesperada situación de tener que cargar y no poder hacerlo... ni estar en disposición de aprovechar las prestaciones que ofrece el modelo por el que has pagado. 

Recargas domésticas. La solución entonces pasaría por un punto de recarga en casa. En el ámbito privado, todo debería ser más fácil por el hecho de que las comunidades de vecinos ya no tienen que autorizarte sino que basta con que les notifiques que vas a instalar con todas las de la ley un enchufe propio cuyo consumo correrá exclusivamente de tu cuenta. 

Pero para ello, no hay que olvidar un ligero 'inconveniente' que podría echar por tierra todo lo anterior: que dispongas de una plaza de garaje (preferiblement, propia), en superficie o a cubierto... y que la instalación existente soporte las nuevas exigencias para las que, quizás, no esté preparada. Si no, volverás a tener que depender de la incipiente y escasa infraestructura de enchufes públicos.      

Envejecimiento

¿Y cómo soporta el paso del tiempo un medio de transporte de estas características? Aún es pronto para tener un amplio bagaje sobre esto, aunque ya llevamos casi dos décadas probando vehículos de estas características. Y ya sabemos que, como en otros objetos de consumo enchufables, el rendimiento de las baterías no es eterno ni constante con el paso del tiempo. 

Por ello, hay que tener en cuenta que aunque esto también haya evolucionado, lo normal es que los eléctricos de segunda mano pueden acusar más este aspecto. Pero los nuevos tampoco se librarán con los años de este desgaste. Y por eso, hay que vigilar las condiciones del fabricante en cuanto a garantías y un mantenimiento (que para el resto de componentes -en menor número y con mayor simplicidad mecánica- suele ser menor y más baratos). 

Batería coche eléctrico

Getty Images

Es por ello que los fabricantes han ido ofreciendo cada vez unas baterías de mejores prestaciones y una vida útil más prolongada (y cercana a la del propio vehículo), así como una cobertura en forma de garantía y sustitución cuando el rendimiento de las 'pilas' decaía por debajo de un cierto porcentaje, por ejemplo. 

Otro de los sistemas que se han puesto en práctica en esta nueva era de la electromovilidad es el alquiler: algunas modelos venían con una mensualidad aparte que había que abonar para utilizar el vehículo. Aseguraba un porcentaje mínimo de rendimiento al propietario, pero, lógicamente, el coste anual que suponía había que sumarlo a todo lo demás a la hora de echar números...  

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