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Opinión: ¿Tiene sentido que Mazda acabe de desarrollar un nuevo motor diésel?

Motor diésel Mazda

Del ‘diéselgustazo’ de Citroën a criminalizar el gasóleo no ha pasado tanto tiempo. Desde arriba se impone que el futuro sea eléctrico (aunque a todas luces sea un movimiento precipitado), algo que se va a llevar por delante a las mecánicas diésel y gasolina más pronto que tarde. Y, en esta tesitura, llega Mazda y desarrolla un nuevo motor diésel.

El movimiento, en una época en la que todo el mundo parece huir del combustible, es sorprendente a todas luces, pero, ¿tiene algún tipo de sentido?

El nuevo motor diésel de Mazda

Analicemos primero que tipo de propulsor propone Mazda. Se denomina 3.3 Skyactiv-D y, como su nombre indica, es un bloque de 3,3 litros de cubicaje (lo que hace de él el mayor que se vende en Europa). Tiene, además seis cilindros. 

En realidad no es un motor completamente nuevo, si no una renovación (profunda, eso sí) del 2.2 Skyactiv-D de cuatro cilindros, al que se han sumado dos adicionales.

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El motor está disponible en dos niveles de potencia, uno de acceso con 231 CV y 500 Nm de par máximo, y uno superior de 255 CV y 550 Nm, aunque este último tiene truco ya que incorpora tecnología microhíbrida.

La clave, según la marca, es que este motor, con su elevada cilindrada, lo que busca es reducir el consumo de combustible pero, sobre todo, rebajar la presión y la temperatura de la cámara de combustión, lo que permite que se reduzca la generación de NOx y que los gases producidos puedan tratarse de una manera más sencilla

Dos escollos

Lanzar un motor diésel al mercado en 2022 tiene dos escollos a corto y medio plazo. El primero está fechado en 2025, pues será cuando entre en vigor la normativa Euro 7, mucho más estricta que la actual en cuanto a emisiones. Mazda asegura que no será un problema y que su propulsor cumplirá holgadamente con sus límites.

El segundo es 2035: la Unión Europea va a vetar los motores de combustión en dicha fecha, lo que supone adelantar cinco años los planes iniciales. Esto ha pillado a contrapié a todos los fabricantes, pero lamentablemente no hay nada que puedan hacer: está decidido y será cuando la ley prohíba vender coches gasolina o diésel nuevos.

Entonces, ¿tiene sentido?

La respuesta fácil sería decir que no, puesto que desde prácticamente todos los ángulos se apunta al diésel como si fuera el demonio, juzgando que su desaparición es la única opción posible. Sin embargo, desde mi punto de vista, el movimiento de Mazda sí tiene sentido, sobre todo desde el punto de vista del ‘timing’. Me explico.

La marca japonesa acaba de presentar el motor, sí, pero el desarrollo viene de unos años atrás. Esa es la clave.

Lanzando el propulsor diésel en 2022, claramente hay margen para sacarle partido y rendimiento económico, tiempo de sobra para compensar los costes de desarrollo que ha supuesto. 

2035, fecha que la Comisión Europea pone para acabar con los motores de combustión diésel y gasolina

Seguramente hablemos del último bloque de gasóleo que desarrolla la compañía, lo cual es un acierto, puesto que su último esfuerzo en este campo tiene por delante 13 años en Europa en los que sacar rédito económico y es totalmente viable estirar su vida hasta que la prohibición total caiga sobre el sector.

Como mucho habrá que lanzar alguna actualización sobre el bloque, pero en realidad no será estrictamente necesario: un motor puede estar un década en el mercado sin ponerse al día.

Lo que no tendría sentido sería ponerse a ello, pues el periodo efectivo en el que estaría a la venta hasta 2035 sería menor y se complicaría más recuperar la inversión. 

Ese caso sería una situación similar a la que se encuentran Audi y Porsche con su trabajo en los biocombustibles, un proyecto con el que a priori no tiene sentido seguir sabiendo que la Unión Europea ha decidido también que estarán vetados en la misma fecha que la gasolina y el diésel tradicional.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

Etiquetas: Diésel

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