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Bobos al volante

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Treinta y siete. No son las primaveras que cargo a mi espalda (aún no, pero tiempo al tiempo), sino las maneras distintas que hay en Japón para decir no, pero sin decir no. Es cierto que suena a axioma budista o algo por el estilo, pero es la purita verdad: es más fácil que en España encuentren trabajo los cuatro millones de parados mañana mismo que un japonés te diga "no, no, no". ¿Miedo? ¿Educados hasta la médula? No, simplemente, en la cultura japonesa decir no produce el mismo efecto que un ¿tertuliano? de Sálvame en la Real Academia Española: crea molestias en el oído...

Y es que tan importante es lo que se dice como el cómo se dice. Esto es válido para pedir un vaso de agua en un bar o explicarle a la gente que hay ciertos comportamientos al volante que están prohibidos no por capricho del político de turno, sino porque pueden provocar accidentes mortales.

Cuando estuve en Islandia hace unos años, me sorprendió sobremanera la forma que tenía el Estado de concienciar a los conductores de ese país y evitar víctimas en la carretera. Como puedes ver en la imagen bajo estas líneas, se trata de una cruz en la que se distinguen los perfiles de 19 personas que han perdido la vida al volante. ¡19 víctimas! Demasiadas para esa isla al borde del Círculo Polar Ártico con una población de algo más de 320.000 habitantes. En España ese modo de concienciar hubiera provocado océanos de tinta; allí, no. Cada maestrillo tiene su librillo..

En Nueva York, por otra parte, me topé el año pasado con este curioso cartel que, al tratarse Estados Unidos del país inventor de la corrección política, no muestra sangre ni carnaza, pero es muy informativo y creo que el mensaje llega, que es el objetivo.

En cambio, tengo mis dudas con la última campaña de tráfico del Gobierno Vasco a este respecto. Se trata de una adaptación del entrañable David el Gnomo –¡qué tiempos aquellos!–. ¿Que no te acuerdas? Sí, hombre, sí, aquel de "¡soy siete veces más fuerte que tú... y siempre estoy de bueeeeeeeen humor!"...

En un alarde de originalidad, la agencia de publicidad encargada del anuncio ha adaptado la canción de esta serie infantil, y donde se decía "Soy un Gnomo...", ahora se escucha "Soy un bobo...", con el fin de censurar actos incompatibles con la conducción o comportamientos incivilizados al volante.

Sinceramente, me parece una campaña muy original, pero, tras ver el anuncio entero, en vez de tocarme la fibra, me ha arrancado unas risas. Y para ese viaje no se necesitan alforjas... ¿No crees?

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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