Logo Autobild.es

Visitamos el Centro de Experiencias Michelin (CEMA): un laboratorio de 4.500 hectáreas en el Cabo de Gata

Caterpillar 797F en la visita al Centro de Experiencias Michelin (CEMA)

Sergio Ríos

El CEMA de Michelin es uno de los complejos de investigación de neumáticos más avanzados del planeta, así como uno de los más confidenciales. Ahora, por su 50 aniversario, hemos podido conocerlo.

Los neumáticos parecen no cambiar, pero esconden una gran cantidad de trabajo e innovación que les permite evolucionar con los años. Este elemento ha cambiado mucho desde hace décadas y para ello, los fabricantes invierten cifras astronómicas de dinero en investigación e instalaciones como el Centro de Experiencias de Michelin (CEMA), que acaba de cumplir 50 años. Nosotros lo hemos visitado.

Situado en el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar (Almería), este complejo de unas 4.500 hectáreas es la joya de la corona de la firma francesa. Se trata de uno de los 9 que tiene Michelin en todo el mundo, pero este es el más importante de Europa, con más de 100 kilómetros de pistas de asfalto, tierra y piedras para la realización de pruebas. Esto, sumado a varios talleres y laboratorios.

Según la empresa, más de 250 vehículos de experimentación recorren más de 20 millones de kilómetros anualmente para ayudar a la innovación y desarrollo de neumáticos. Eso sí, esta no es la única función de este complejo, ya que también cuenta con una zona para que algunos fabricantes prueben sus nuevos modelos en un entorno más confidencial.

Visita al Centro de Experiencias Michelin (CEMA)

De hecho, la confidencialidad es la clave aquí. En el CEMA de Michelin se suele trabajar con futuros neumáticos, ya sea de coches, camiones, maquinaria pesada, maquinaria agrícola e incluso aviones. Esto requiere de un secretismo especial y el nivel de seguridad ha hecho que este lugar cuente con la certificación TISAX (Trusted Information Security Assessment Exchange).

Ahora bien, ¿cómo se ha llegado hasta aquí? Todo comenzó hace 50 años, en 1973, con una finca perteneciente a Doña Paquita y Don José González Montoya. En enero de aquel año se empezó a trabajar, con seis vehículos, una pista de 3,5 kilómetros y un equipo de 53 personas. Ahora hay más de 170 expertos en este lugar.

Sin duda, las cosas han cambiado mucho, pero no lo hemos visto, ya que no hemos podido entrar aquí hasta ahora. Pero, como se suele decir, más vale tarde que nunca. Hoy haremos un recorrido junto a Sebastián, que lleva trabajando aquí casi dos décadas. También nos acompañará Jorge Pato Elgoibar, director del CEMA desde hace aproximadamente un año.

¿Cómo se desarrollan los neumáticos?

Antes de comenzar la visita, nos tapan las cámaras de los móviles -hay que conservar la confidencialidad- y nos ponemos unos chalecos reflectantes. Acto seguido, subimos a un autocar y empezamos a movernos entre las oficinas y talleres del complejo. Sin embargo, pronto llegamos a una zona de tierra, a partir de la cual se encuentran las diferentes pistas de este centro.

Recorremos una carretera de tierra y acabamos llegando a la primera parada, donde vemos un dumper Caterpillar 797 que fue comprado en el año 2000. Frente a él hay dos filas de pórfido, una roca extraída de una cantera de Cartagena que es especialmente dura. Se utiliza para que se clave y dañe el neumático, de manera que luego pueda ser estudiada su resistencia.

Acto seguido, se activan unos riegos que mojan las piedras para que se claven con más facilidad y arranca el camión, cargado con 400 toneladas. La idea es hacer diez pasadas a 10 km/h, tras lo cual se cambian las piedras para repetir la prueba. Es algo necesario para garantizar la seguridad de unas gomas que pueden tener unos cuatro metros de diámetro y cuestan unos 150.000 euros...

Caterpillar 797 en la visita al Centro de Experiencias Michelin (CEMA)

Situados tras una zona de seguridad, vemos cómo arranca el motor de 24 cilindros y 3.500 CV del dumper. Es una máquina que impresiona, ya que es casi tan grande que como un bloque de pisos de un barrio convencional de Madrid si le pusieras ruedas. Es una locura y pasa sobre las grandes rocas sin inmutarse, partiéndolas y escapándose de ellas con las gomas intactas.

Es una escena realmente sorprendente y la vemos de nuevo algunas veces más, pero hay más que hacer, así que subimos de nuevo al autocar. De nuevo, hacemos un recorrido de algunos minutos y por el camino vemos varias pistas. En una de ellas, una pista circular, hay un camión, pero no tiene conductor.

Según Michelin, han usado vehículos sin conductor en el CEMA desde 1981 y suelen estar presentes en tareas más repetitivas o peligrosas. Aquí, la pista y sus 13,5º de pendiente simulan una recta infinita, ya que la goma no tiene esfuerzos laterales con la velocidad del camión y la pendiente.

Caterpillar 982 en la visita al Centro de Experiencias Michelin (CEMA)

De esta forma, llegamos a otra zona, donde una pala Caterpillar 982 se encuentra frente a un gran montículo de tierra. Aquí la idea es medir la rotación del neumático sobre la llanta, así como su resistencia a esfuerzos laterales. ¿Cómo se comprueba esto? Chocando contra el montículo.

La pala se clava contra la tierra y el motor de 430 CV suena con fuerza, pero eso no es todo. Al seguir forzando el vehículo contra el montículo, se levanta de atrás y entonces el conductor empieza a girarlo hacia los lados. Esto se hace 30 veces en diez zonas diferentes del montículo, según comentan.

Ahora bien, podría hablar de las pruebas que se hacen aquí durante días, ya que las hay de todo tipo y muchas son peticiones específicas. De hecho, en torno a un 60% lo son, así que no siempre son iguales. Eso sí, algo que no cambia son las pruebas de ruido que se hacen aquí y que han ganado más importancia con la llegada de los coches eléctricos, por razones obvias.

Entre montañas se sitúan hasta 4 pistas de ruido y llegamos a una de ellas, donde vemos un Audi Q7 haciendo pasadas mientras un micrófono graba el ruido. También hay otros coches aparcados, como un Jaguar I-Pace, un Porsche Taycan o una Ford F-150. ¿Por qué? Porque aquí se homologan gomas para todo el mundo, incluso para Estados Unidos.

El caso con estas pistas es curioso. Se sitúan entre montañas porque hay menos viento -es el mayor problema de la zona-. Además, como en verano hay chicharras, se tienen que mojar unos 50 metros alrededor de la pista para que el silencio sea sepulcral alrededor del asfalto. Por suerte, al llegar nosotros, se han detenido las pruebas.

Sin duda, las instalaciones del CEMA de Michelin son sorprendentes, pero no todo son pistas. Originalmente, esta zona estaba repleta de minas y se pueden ver restos de muchas de ellas, abandonadas desde hace aproximadamente un siglo. También hay un pequeño cortijo y un molino que han sido restaurados, así como un elemento peculiar: un drago que se cree que tiene unos 400 años.

Junto a las pruebas, análisis de todo tipo

Centro de Experiencias Michelin (CEMA)

Tras recorrer parte de las pistas que hay en este enorme complejo, podemos explorar algunos talleres y laboratorios también presentes en el centro, los cuales se coordinan con las pruebas que se realizan en el exterior. Hay de todo, como un laboratorio en el que examinan los neumáticos usados con microscopios, imanes de goma, etc.

De la misma forma, junto a este edificio se sitúa uno contiguo que cuenta con cuatro robots, los cuales se encargan del tallado del neumático para crear el dibujo que se desee. Además, no muy lejos de allí encontramos otro taller enfocado en el análisis, donde se puede simular el desgaste de una goma en un punto determinado o medir cuántos kilos por milímetro soporta el compuesto.

No quiero extenderme demasiado, pero hay una máquina que me llama la atención, con un neumático que pasa repetidamente sobre una superficie acristalada con un líquido fluorescente llamado flurifisteína. Sirve para medir la huella en zonas concretas y cuenta con un foso en el que puedes ver la pisada sobre tu cabeza. Algo curioso: hace años usaban leche en lugar del líquido actual.  

Caterpillar 797F, el modelo más reciente comprado para el CEMA
Caterpillar 797F, el modelo más reciente comprado para el CEMA

Sea como fuere, esta es solo una de las 32 máquinas de medición que se pueden encontrar aquí, aunque hay una especialmente llamativa, que ocupa su propia estancia. Es la H11 RGC, la más grande que hay, la cual mide presión, velocidad, par, rotación… Lo que quieras, e incluso puede manejarse desde casa. Así es más seguro manejar el par de 1.000.000 Nm…

Con lo que hemos visto, solo hemos descubierto una pequeña parte del CEMA de Michelin, pero está claro que es una de las instalaciones de I+D más impresionantes de Europa. Convertirse en algo así ha llevado medio siglo, pero llegarán más cosas en el futuro, como un parque fotovoltaico en los tejados del complejo de 25.000 metros cuadrados. Quién sabe cómo habrá cambiado en otros 50 años…

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.