Prueba: Volkswagen Passat R-Line

Sí, es gris, pero no estamos hablando de un ratón, precisamente. Sino del faclift del Volkswagen Passat. A partir de septiembre de 2019, vendrá siempre con luces de LED, y si pagas un extra, incluso con Matrix LED. Por detrás siempre lo reconocerás ya que lleva el nombre plantado, bien visible bajo el emblema de Volkswagen. Los pilotos tienen nuevos gráficos y como extra podrás tener los intermitentes animados, como los de Audi. Esta es la prueba del nuevo Volkswagen Passat R-Line.

¿Conocéis a Keno Menebeck? No pasa nada si no es así, yo tampoco sabía quién era. Pero sí que conozco su coche, este que está aquí a mi lado, el Passat Variant facelift en la edición Keno Menebeck. Os contaré brevemente la historia de Keno Menebeck. Trabaja desde hace tiempo en la producción del Passat en la propia planta de Volkswagen, y su jefe le dijo: “Keno, vamos a producir el Passat facelift, un lavado de cara tras cuatro años, y queremos hacerlo especialmente sexy”.

VÍDEO: La historia del Volkswagen Passat

Keno se puso manos a la obra, y lo ha hecho: con la pintura Gris Piedra, igual que la de Audi, y en negro todo lo que en un Passat normal suele ser cromado. Pero yo me he movido hasta la planta de producción para preguntarle al propio Keno por este coche, y me ha respondido tal cual: “He concebido mi coche, el que yo tendría”. Y la ejecutiva lo vio muy bien en su día, porque lo van a fabricar tal cual, en el acabado R Line Edition. Y no se me ocurre mejor modelo que este, para echar un primer vistazo a las novedades que trae este facelift del Passat.

Un valor de peso para VW

Obsta decir que en Alemania, el Passat es el coche de empresa número 1. Ocho de diez tienen el familiar, y más de la mitad le dan un uso comercial. La mayoría, con el 2,0 TDI de 150 ó 190 CV. Queda la pregunta de cómo puede sorprender ahora este nuevo Passat, en su edición “Keno”. Hablamos de un ejemplar que cuesta más de 50.000 euros en diésel, y tal como viene equipada nuestra unidad de pruebas, sube unos 10.000 más. Mucho dinero para un Passat, ¿no crees? Pero, ¿por qué no? Rinde 240 CV, pasa de 0 a 100 en 6,1 segundos, alcanza una punta de 247 km/h y rinde 500 Nm de par. No cabe duda de que este familiar está lleno de virtudes. 

¡Arrancamos!

Aquí estoy, al volante del Passat Variant 2.0 TDI, con 240 CV, DSG, tracción total… No es el Passat que suele comprar la mayoría, está claro, la mayoría tira por los motores TDI de 150 y 190 CV, pero pensamos que la vida es corta, y pro eso hoy nos hemos hecho con el de 240 CV, y con la línea cool del R Line Edition, ‘made by Keno’, que te obliga a adquirir esta versión de motor. Un diésel biturbo ya estaba en el Passat de antes del facelift. Responde muy bien al pedal derecho, y ya era gran coche con un gran chasis. Lo nuevo es, el facelift, para empezar, que desparece la instrumentación analógica del cockpit, y en segundo lugar estrena equipo multimedia, ahora con esta gran pantalla que aquí vemos, pero por desgracia, sin rueda para el volumen. Ahora no hay que girar, sino presionar, y ya he ducho muchas veces antes que me parece innecesario. 

También que la pantalla debería estar más arriba. Tampoco me gusta que el head up display, que he desconectado, se proyecte en una pantalla de plexiglas, no es digno del Passat. O instalas un head up display como Dios manda, o mejor prescindir de él. Por eso lo he dejado plegado. Por otro lado, tengo el excepcional Virtual Cockpit. Tiene tres posibilidades de presentación. Yo he elegido el que tiene el cuentavueltas a la izquierda, el velocímetro a la derecha y, en medio, el mapa de navegación, con un mapa que puedo agrandar cuando quiera. 

En ese caso, el cuentavueltas y el velocímetro se vuelven pequeños. Lo que es totalmente nuevo en el Passat si lo pides con el chasis adaptativo DCC es, cuando presiono el botón “Mode”, me aparece una opción “Individual”, con la que puedo ajustar varios elementos por separado. Ya existía antes DCC, que me permitía elegir entre Confort, Normal o Sport. Pero varios clientes se quejaron de que no les convencía del todo, que si el modo Confort era demasiado blando, que si el Normal no era óptimo, que si en Sport era demasiado duro… Por eso, ahora ofrece varios niveles de dureza, que puedo regular con las teclas de más y menos. Yo lo he puesto entre Normal y Sport, que sería la mía. Y si quisiera más comodidad, lo pondría entre Confort y Normal. Así, tengo algo de firmeza, y una zaga menos bailarina, pero al mismo tiempo, cierta suavidad.

Equilibrio total 

En cuanto al comportamiento, es tan equilibrado como siempre, aunque como suele pasar con los motores Euro 6d-Temp es algo indeciso en la operación Start Stop, pero eso lo ha mejorado. Como ves, al detenerme y volver a salir, retraso la palanca del cambio, y sale para alante con suavidad. Eso no es algo que suceda en muchos motores del grupo Volkswagen, que tiene una reacción más impulsiva, menos lineal. Aquí casi ni noto ya el agujero del turbo, y esta realmente logrado. Porque a diferencia de otros modelos de la marca, el DSG los vuelve indecisos, y tiene que tomarse un considerable respiro antes de empezar a girar, lo que no sucede aquí. 

4,77 metros de largo, aunque no se siente tan enorme. Podemos decir que nunca antes un Passat había sido tal ágil y manejable. Por cierto: este modelo mira al futuro, y cómo no, a los smartphone. Siempre lleva a bordo una tarjeta SIM, y por ejemplo las actualizaciones del navegador son todas automáticas.

Pero sin querer menospreciar a Keno, el Passat normal tras el facelift también es un buen coche, incluso muy bueno, diremos. Y no olvidemos la fiabilidad que le honra, que le dio un 10- en nuestro test  de duración tras recorrer 150.000 kilómetros, por lo que el facelift se basa en cimientos muy sólidos. Y con el nuevo sistema de infoentretenimiento y los nuevos asistentes, además, ahora mira al futuro más que nunca.