Prueba Toyota GR Yaris RZ: un juguete de campeonato

Sí, hemos probado el Toyota GR Yaris RZ, todo un juguete de campeonato, en la finca de entrenamiento de Nasser Al-Attiyah,  pilotando la versión de calle sobre una de sus pistas de tierra. Y por si fuera poco, nos hemos atrevido a copilotar luego la preparación deportiva de la Iberian Cup. ¿Merece toda la expectación que está generando este coche? 

El mundo está cada vez más electrificado y Toyota tiene buena culpa de ello, por ser una de las marcas  pioneras en la hibridación, hasta tal punto de que empieza a quedar ‘raro’ ver su logotipo sin estar rodeado por el ‘resplandor’ azul con el que lleva años distinguiendo sus coches ECO. Sin embargo, les perdonamos... 

...Aunque sólo sea porque siguen ofreciendo juguetes ‘GR’ (del equipo de competición Gazoo Racing) para pilotar en distintas disciplinas -Dakar, copas monomarca...-o en vías públicas. Es una mezcla curiosa y cada vez más difícil de encontrar. Y por eso, los que seguimos erizándonos con los motores térmicos acogemos con los brazos abiertos lo que condense pasión, pedigrí y ganas de disfrutar. 

Algo, en definitiva, como el Toyota GR Yaris RZ. Antes de empezar, es bueno que no te engañe el nombre y te plantees si para ti todo lo que suene a Toyota Yaris es un electrodoméstico en el mejor sentido de la palabra, para ir de un punto a otro por ciudades concurridas, con cambio automático tipo variador continuo CVT...

O si encuentras el atractivo de un coche en sus consumos contenidos en entre el tráfico, su etiqueta Eco para entrar en las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y su facilidad de aparcar. ¿Sí? ¡Perfecto! Pero entonces, no podrás negar que tiene su mérito preparar esa base con un motor de 261 CV, tracción total, reglajes deportivos y un aspecto precioso tanto ‘a pelo’ como lleno de pegatinas de competición.

Por fuera, de hecho, el GR Yaris RZ ya es muy bonito y promete sensaciones fuertes con sus formas -acentuadas por los tres colores en los que se sirve (blanco, rojo y negro)-, su techo de carbono forjado, su ancho de vías, sus salidas de aire en negro piano, su spoiler posterior, su difusor trasero con doble escape y sus llantas de aleación de 18”, sus cristales traseros oscurecidos...

Pero al abrir la puerta -adoro el detalle de que sea sin marco- (en aluminio, junto al capó y el portón), enseguida se nota que estás entrando en otra dimensión, bien distinta al del utilitario de siempre: pedales de aluminio, asientos delanteros deportivos, volante de cuero con costuras en rojo y un  equipamiento de serie que es completísimo. 

Aunque uno no desdeñe el sistema multimedia Toyota Touch 2 de 20,32 cm (8 pulgadas), los 6 altavoces o la antena de audio digital DAB, me tomo la libertad de apagar todo eso para poder disfrutar de la verdadera música aquí: el motor 1.6 turbo, asociado a una palanca de cambios manual de 6 velocidades con acabado satinado.

 Y en breve, desde el respeto y el cariño, ya aviso de que iré quitando progresivamente las ayudas electrónicas para disfrutar de una conducción más pura que otra cosa, que para eso no estoy probando este Toyota GR Yaris RZ camino al trabajo ni en los alrededores de mi casa -y mira que tengo curvas y montaña bien cerquita-. 

Arranco y recuerdo que esta unidad, para colmo de bienes, está dotada del Circuit Pack, por lo que cuento con pinzas de freno en rojo, neumáticos Michelin Pilot Sport 4S para las mencionadas llantas de 18”, diferenciales Torsen delante y detrás y suspensión de circuito.  Pero al bajar la vista al túnel de transmisión, es más apetecible aún cuando ves la plaquita de la foto. 

Recuerda con orgullo que está "desarrollado por los campeones del Mundo de Rallys" y que delante de la palanca de cambios hay una rueda con la que seleccionar el modo Sport o el modo Track. Me habría gustado rodar más por asfalto en esta toma de contacto, desde luego, pero ya te adelanto que las sensaciones son magníficas desde los primeros metros.

Las marchas van entrando de forma muy firme y precisa; el bloque tricilíndrico de inyección multipunto ruge bonito… y estoy seguro de que en una autopista alemana, tras sentir la aceleración de desde parado hasta los 100 km/h en 5,5 segundos, podría disfrutar mucho pisando a fondo hasta alcanzar la máxima prometida de los 230 km/h. 

Sin embargo, Toyota está tan segura de las bondades de su producto, que me ofrece el privilegio de derrapar en un pequeño circuito de tierra como piloto (y en otro mucho mayor, de copi), propiedad del mismísimo Nasser Al-Attiyah, el flamante campeón del Dakar 2022… y que sigue nuestros movimientos a una decena de metros junto al Toyota Hilux con el que ha conquistado hace un mes escaso el desierto de Arabia. 

Ahora sí dejo que se iluminen y parpadeen todos los chivatos que avisan de que todas las ayudas electrónicas están apagadas. Primera, segunda, tercera; otra vez segunda… ¡Guau! En esta primera vuelta de reconocimiento, enseguida me percato de dos cosas estupendas. En primer lugar, el trazado es una delicia, con subidas, bajadas, curvas de diferentes radios, horquillas…

Pero sólo hay una zona con ciertos límites de pista constituidos por una barrera física de árboles; el resto está maravillosamente diáfano como para que te animes a jugar con altas dosis de seguridad. Y en segundo lugar, el coche es muy noble desde el principio, avisa de todo lo que va a hacer, tiene el par máximo (360 Nm) a 3.000 rpm y su chasis, que se percibe sincero y sensual. 

Se deja corregir perfectamente al actuar sobre una dirección muy rápida y comunicativa. ¿Resultado? Ir dando cada vez más gas curva a curva para disfrutar, derrapar, y buscar los límites de la física en subida, bajada (donde sí que toco un poco los efectivos frenos de disco a las cuatro ruedas antes de probar incluso con el de la mano para acortar), giro rápido y traccionando en segunda con gas a fondo… 

Es fácil dominar la máquina, sentirse pegado al suelo, sin balanceos raros y desconcertantes… y, a su vez, probar nuevas trazadas, que todo esté en su sitio y no querer parar nunca. ¿Estrategia? Bajarse… para dar un paso más y ver de cuánto es capaz este chasis con la preparación de una unidad de la Iberian Yaris GR RZ Cup del equipo MSI pilotado por el mismísimo Pepe López... 

Precios del Toyota GR Yaris RZ

Desde luego, la experiencia es totalmente distinta con López, en una pista bien distinta, sobre unos báquets y con unos reglajes totalmente adaptados para 'volar' sobre unas pistas mucho más largas, técnicas y complejas, pero que no por ello restan mérito ni calidad a las buenas impresiones que me he llevado del modelo de calle. ¡Qué bien funcionan chasis, cambio y trenes de rodaje!

Si te ha gustado y lo quieres tener en tu garaje para disfrutar de una conducción urbana de un utilitario cada día, pero con diversión deportiva en cada curva y aceleración y con las pretensiones de competición que tú quieras, que sepas que el precio del Toyota GR Yaris RZ arranca en los 34.500 euros (con promoción) y que con el Circuit Pack (Diferenciales, pinzas en rojo...) son 2.000 euros más.