El modelo básico del Porsche Macan es todo menos deportivo. El SUV más vendido de Zuffenhausen es la entrada más barata al mundo Porsche, hay que pagar algo más de 65.000 euros. Pero olvídate del V6 biturbo con 400 CV y más.

La marca implantó el motor del Golf GTI actual debajo del capó. Ese EA888 Evo4 que se usa en tantos modelos. Y que ojo, nos encanta. Pero claro, hablamos de todo un Porsche. En el Macan, el dos litros entrega 265 CV; tienen que lidiar con 1,9 toneladas, de modo que no anda sobrado. 

Y esto lo que confirman los 6,2 segundos de 0 a 100 y los 232 km/h de punta. No son malas prestaciones, pero tampoco para echar cohetes. Y el sonido… no es lo que esperas de un Porsche. 

Björn Striening, el responsable máximo de la firma de preparación Speedart, también lo pensó: "Por supuesto que la gente está prefiere el V6. Pero por eso suponía un reto mayor darle más deportividad al modelo base. Especialmente porque el motor no es un territorio nuevo para nosotros". Así que fue relativamente fácil para ellos obtener 310 CV del motor del GTI con un software nuevo.

Para que el extra de potencias también sea reconocible acústicamente, Striening ha atornillado un grueso sistema de escape deportivo debajo de la parte trasera. Y para el diseño y la eficacia en curvas, un juego de llantas de 21 pulgadas, muelles helicoidales y un nuevo alerón en el techo.

Comportamiento del Macan Speedart

Sobre el papel, todo bien. ¿Y sobre el asfalto? Pues este Macan de cuatro cilindros vitaminado es más deportivo de lo esperado.

Durante los primeros kilómetros, los neumáticos de 265 y 295 de Continental, junto con el chasis, ofrecen un montón de diversión en las curvas. La tracción en las cuatro ruedas con prioridad a la zaga siempre garantiza suficiente agarre. Y lo bueno: a pesar de la reducción de altura de 50 milímetros, mantiene un margen de confort. Con un aplomo increíble, sin balanceos, sigue siendo cómodo. 

Y los 310 CV se notan: aunque el chasis brillaría más aún con más potencia, empuja con vehemencia y todo acompañado de un sonido capaz de poner los pelos de punta. 

Y la transmisión de doble embrague de 7 velocidades hace un buen trabajo, ultrarrápida, precisa, siempre inserta con el máximo atino. Los 100 km/h los alcanza mucho antes, 5,6 segundos en lugar de los 6,2 de serie. 

Factores para decidir la compra

¿Merece la pena el aumento de rendimiento por unos 1.300 euros más? Definitivamente sí. El cuatro cilindros es divertido, mueve con mucha más soltura las 1,9 toneladas y con el aspecto Speedart parece un GTS. ¿La alternativa? 10.000 euros más por un S por unas décimas más rápido. Y en términos de sonido, no es inferior a los modelos V6.