Otro motivo para echarse a temblar con un precio de la gasolina más caro

Otro motivo para echarse a temblar con un precio de la gasolina más caro. Y es que vuelve el temor a una subida significativa de los precios de la energía, otra más. Estamos en un momento delicado, pues a las puertas del otoño, arrancando la época de las calefacciones, el crudo en los mercados mundiales ha alcanzado su nivel más alto en los últimos diez meses. Esto nos ha temblar ante las elevadas facturas que nos esperan en los meses más duros de frío.

Para empezar, el gas licuado ha subido de precio, y el encarecimiento de la energía en general está reactivando la inflación en Estados Unidos y Europa. Los analistas apuntan a una pieza clave en todo esto, el presidente ruso Vladimir Putin. No teníamos un precio para el crudo tan alto desde noviembre de 2022, con el barril de crudo Brent del Mar del Norte alcanzando un máximo de más de 94 dólares y el del barril de West Texas Intermediate estadounidense con una subida que llega a los 91 dólares.

Arabia Saudí y Rusia han restringido sus suministros, y esto ha encarecido el crudo. Las regiones productoras decidieron prorrogar el recorte de sus volúmenes de producción hasta finales de año, y esto nos pone en un aprieto. La Agencia Internacional de la Energía prevé que la oferta de petróleo será escasa hasta final de año, y la demanda de petróleo podría incluso aumentar. Mala relación para los precios. 

Los países de la OPEP han recortado sus suministros y esta escasez se ha visto compensada con un aumento de las entregas de productores no pertenecientes a la alianza. Estos son Estados Unidos y Brasil. Países como Irán, que tiene diferentes sanciones interpuestas, ha aumentado su producción, por ejemplo. Según la AIE, la demanda mundial de petróleo podría provocar un déficit diario de 1.240 millones de barriles en el segundo semestre del año. El precio, entonces, no dejará de aumentar.