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Comparativa: Smart Brabus forfour vs Opel Adam S y Volkswagen Up GTI

Smart Brabus forfour vs Opel Adam S y Volkswagen Up GTI

Hemos juntado a tres urbanos explosivos: el Smart Brabus forfour, el Opel Adam S y el Volkswagen Up GTI. Nuestro objetivo es demostrar que no hace falta pagar un pastizal ni motores enormes para disfrutar de sensaciones deportivas. Comparativa: Smart Brabus forfour vs Opel Adam S y Volkswagen Up GTI.

El Smart comparte base con el Renault Twingo, y esto significa motor y propulsión posteriores. Pero aquí, el nombre Brabus no implica muchos retoques en el motor y el chasis, sino más bien cuero refinado y algunos elementos de lujo. Aunque las suspensiones y algún elementos más sí que han tenido una leve revisión, como no podía ser de otra manera.

El Up GTI retoma el espíritu del GTI original: diversión con un motor potente, peso reducido y un chasis con su correspondiente dosis de deportividad. El Adam S da la impresión de llevar mucho de las variantes OPC, aunque no lleve las siglas. El espoiler de techo y los asientos Recaro opcionales dejan claras sus intenciones. Con sus 150 CV, juega en una liga mayor que sus oponentes: lleva un cuatro cilindros con turbo, mientras que los otros dos se conforman con motorcillos de un litro y tres cilindros.

¡Arrancamos!

Smart Brabus forfour vs Opel Adam S y Volkswagen Up GTI
Lena Willgalis / AUTO BILD

Tomo asiento en el Brabus, y el ambiente es menos deportivo de lo que esperaba. Esto tiene que ver con la elevada postura al volante, aunque el cuentavueltas añadido y el volante de cuero multifuncional tienen un aspecto fantástico. El cuero también recubre el pomo de la palanca del cambio automático y el asidero del freno de mano, y los pedales son de acero noble. El motorcito tiene un sonido bastante deportivo, porque Brabus se ha encargado de modular el sistema de escape.

El interior del Up GTI es más desahogado y deportivo. Su volante ergonómico y los asientos a cuadros, para los nostálgicos del primer GTI, son grandes aciertos. No recogen el cuerpo especialmente bien, pero tienen suficiente agarre lateral. El sonido de su motor de 999 cc es menos deportivo de lo esperado en un coche así. El Opel tiene acentos deportivos, como los mencionados Recaro o las inserciones de metal en el salpicadero. La postura es la más deportiva de los tres, y es el único que permite regular la posición de la columna de la dirección. En la aceleración pura, el Brabus tiene un sistema de launch control, pero queda por detrás de sus oponentes: pasa de 0 a 100 en 10,4 segundos, mientras el Up lo hace en 8,7 y el Adam en unos sorprendentes 7,6.

VÍDEO: ¡Un Smart Brabus vs el VW Golf GTI I!

El cambio automático del Brabus, eso sí, funciona rápido y con fluidez, y permite apurar bastante la zona alta del cuentavueltas. Pero no se le pueden pedir peras al olmo: sus 170 Nm de par máximo son escasos en un coche de esta pretensiones. El motor del Up tiene una respuesta despierta y briosa, aunque algo ruda. Pero sube de vueltas con ganas y la sensación de empuje es constante. Pero si hablamos de girar el Adam se lleva la palma: se nota en todo momento su ventaja de potencia, y es el que aporta mayor empuje de los tres. Su cambio manual es menos preciso que el del Up, y los recorridos son menos limpios, lo que empaña un poco la sensación de deportividad.

Esto va de sensaciones

Las sensaciones al volante son muy diferentes en cada coche. La dirección del Brabus nos ha parecido demasiado blanda para un coche así, y su propulsión trasera, así como un reparto de pesos balanceado hacia atrás, hacen que en autovía no mantenga la trayectoria con mucho aplomo. Además, es demasiado sensible al viento lateral. En el circuito de Sachsenring, la cosa cambia: pasa ágil por las curvas y se dirige con mucha facilidad. Su gran problema es el déficit de potencia, y por eso logra un tiempo discreto de 1:57,31 minutos por vuelta.

En el Up GTI la cosa cambia: su dirección, muy precisa, y un chasis firme, permite atacar las curvas con mucha alegría, sin tener que lidiar con acusados subvirajes. Unido a su contenido peso, es una maquinita de diversión garantizada, en la que cada giro es toda una experiencia, y permite rodar muy rápido con mucha facilidad y garantías. Esto se traduce en un tiempo por vuelta destacable de 1:53,22  minutos.

El Adam S, como ya hemos dicho, juega en otra liga. En las primeras dos curvas de Sachsenring uno ya siente que lleva la deportividad a un estadio superior a sus rivales. La dirección, algo dura, es muy comunicativa, la sensación de agarre es mayor y controla muy bien los subvirajes. Esto se traduce en un tiempo sorprendente de solo 1:49,91. Queda claro: si buscas deportividad, eficacia y sensaciones al volante por encima de todo lo demás, el Adam S es tu elección.

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