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Los 5 mejores coches con motor rotativo de la historia

5 mejores coches con motor rotativo de la historia

El motor rotativo es uno de los tipos de propulsor más peculiares, uno que no se ve mucho y que si una marca ha hecho suyo, esa ha sido Mazda, sin embargo, no ha sido la única que ha armado a sus monturas con él. Estos son los 5 mejores coches con motor rotativo de la historia.

Mazda Cosmo Sport

Mazda Cosmo Sport

Dicen que hay que respetar a nuestros mayores y el Mazda Cosmo Sport es el abuelo de todos los coches de esta lista, puesto que fue el primer modelo producido en serie que montaba motor rotativo.

Sus cifras no impresionan en la actualidad, pero sí que dejaron huella en su época: su propulsor de dos rotores y 980cc desarrollaba una potencia de 130 CV, lo que le permitía alcanzar velocidades de hasta 193 km/h.

Fue un modelo bastante exclusivo puesto que solo se fabricaron 1.176 unidades, a mano y que fueron a parar al mercado japonés. Esto ha hecho que se revalorice mucho y por una unidad en buenas condiciones se pueda pagar hasta 100.000 euros.

Mercedes-Benz C111

Mercedes-Benz C111

Aunque haya sido la abanderada, Mazda no ha tenido el monopolio de los motores rotativos. Mercedes también hizo sus pinitos con ellos, aunque fuera de manera experimental con la serie de modelos C111.

El primero apareció en 1969 equipado como un bloque de tres rotores que entregaba 280 CV y  el segundo apareció poco después con un propulsor de cuatro rotores y 370 CV, aunque para el tercero y cuarto se desestimó el uso de la mecánica rotativa y se optó por soluciones más convencionales.

Llamaba la atención por su diseño, con una afilada figura, una altura realmente baja y unas puertas con formato de alas de gaviota terminaban de añadirle vistosidad. Su aerodinámica hacía que, además, rozase los 300 km/h de velocidad punta.

Mazda 787B

Mazda 787B

Sería un pecado elaborar una lista con los 5 mejores coches con motor rotativo de la historia y no meter en ella al Mazda 787B, un modelo de competición que grabó su nombre en el mundo del motorsport porque ha sido el único capaz de ganar en Le Mans con un motor tipo Wankel.

Lo hizo en 1991, armado con un bloque de cuatro rotores que desarrollaba 700 CV de potencia y 608 Nm de par, que se encargaba de gestionar una caja de cambios de cinco relaciones de origen Porsche.

Aerovette

Aerovette

Cuando uno piensa en deportivos de origen estadounidense, lo primero que se le viene a la cabeza es un motor gordo, con todos los cilindros que se puedan meter en formato de ‘V’. Sin embargo, en ocasiones los fabricantes han decidido experimentar, y el Aerovette de Chevrolet es la mejor prueba de ello.

La marca estaba pensando en las mecánicas rotativas para el sucesor del Corvette C3 (el C4), puesto que con su peso más liviano podrían ser más rápidas que éste con su pesado V8 de 7,4 litros.

Presentó este prototipo en el Salón de Nueva York, equipado con un bloque de cuatro rotores y 425 CV de potencia, y que solo marcaba 1.180 kilos sobre la báscula. Prometía mucho, pero finalmente no llegó a producción. ¿El motivo? La crisis del petróleo del 73, que hizo que se elevara el coste del combustible y directamente condenó este tipo de motores.

Mazda RX-8

Mazda RX-8

Podríamos mencionar a otros integrantes de la saga RX (el RX-7 sigue siendo uno de los ‘fan favorite’, sobre todo el de última generación), pero nos quedamos con el RX-8 porque supuso, al menos por el momento, el final de la dinastía. 

Se fabricó de 2003 a 2012, tiempo durante el que casi alcanzó las 200.000 ventas totales, que fueron suficientes y provocaron su desaparición junto al hecho de que no cumplía con la normativa Euro 5 del Viejo Continente.

Supuso el perfeccionamiento del concepto de deportivo con motor Wankel, que en su caso se ofrecía con versiones de 192 y 231 CV de potencia. También evolucionó el diseño de sus predecesores con una imagen más personal y detalles llamativos como sus pequeñas puertas traseras que se abrían en sentido opuesto. 

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