Los prototipos más curiosos y espectaculares de Renault

En muchas ocasiones las marcas presentan un concept car que, a veces, supone el punto de partida para la producción en serie de un determinado modelo. Sin embargo, esta no es su única utilidad. En otros momentos suponen un laboratorio en el que exploran lo que son capaces de hacer para, después, aplicar algunos de estos ensayos a los vehículos que harán en el futuro. Para Renault suponen una herramienta con la que pueden investigar nuevas tendencias, descifrar las necesidades de los usuarios y ofrecer soluciones. Este es el recorrido por algunos de los prototipos más curiosos y espectaculares de Renault.

Renault Vesta II (1987)

Su nombre, Vesta, es en realidad una sigla: Véhicule Econome de Systèmes et Tecnologies Avancées. O lo que es lo mismo: Vehículo Económico de Sistemas y Tecnologías Avanzadas. Su diseño fue una respuesta al reto que propuso el Ministerio de Industria de Francia: conseguir un coche cuyo consumo fuera de 3 l/100 km. Y lo logró: fue de París a Burdeos a una velocidad media de 100 km/h gastando 1,94 l/100 km.

Renault apostó por la ligereza y la eficiencia aerodinámica y para ello usó materiales como la fibra de vidrio y el termoplástico; el resultado fue un prototipo de poco más de 470 kilos. Su carrocería tenía forma de gota de agua y en su interior estaba equipado con un motor que supuso un ejemplo de downsizing: tenía tres cilindros, 716 cc y una potencia de 27 CV.

Renault Scénic Concept (1991)

El Renault Scénic Concept adelantaba lo que veríamos cinco años más tarde: el Renault Scénic, un vehículo compacto amplio, versátil y diseñado para viajar en familia. Fue presentado en el Salón de Frankfurt de 1991 con un diseño muy futurista: presumía de una gran superficie acristalada y sus puertas se abrían deslizándose ya que no había pilar central.

Además incluía tecnologías que hoy consideramos normales en el equipamiento de serie de un coche: sensores de presión de los neumáticos, sistema de bloqueo automático de puertas, detector de fatiga o cámaras en lugar de espejos retrovisores.

Renault Racoon (1992)

El Racoon puede presumir de ser el primer prototipo modelado digitalmente en un entorno real. Su diseño estaba inspirado en la cabina de un helicóptero: se accedía por la parte frontal.

Teniendo en cuenta que estaba pesando para circular off-road, fue equipado con una cámara infrarroja de visión nocturna y un sistema de limpieza a través de ultrasonidos, sin necesidad de escobillas, para su parabrisas. Tenía tracción total y una arquitectura que permitía a los ejes bascular en torno a un punto central, modificando la distancia entre ejes y la altura de la carrocería. Contaba con un motor V6 de 3 litros con doble y dos turbinas le permitían deslizarse sobre el agua. 

Renault Espace F1 (1994)

Su nacimiento estuvo propiciado por un doble aniversario: el décimo cumpleaños del lanzamiento del primer Renault Espace y una exitosa década en la Fórmula 1.

Para celebrarlo instalaron, en posición central y entre los dos asientos de la segunda fila, el motor que se utilizaba el monoplaza Williams-Renault FW15C: un V10 de 3,5 litros que se potenció para la ocasión hasta llegar a los 800 CV. La carrocería estaba hecha en fibra de carbono, tenía frenos cerámicos y sus prestaciones eran dignas de un superdeportivo.

Renault Next (1995)

Este concept car llamaba la atención porque su motor de tres cilindros estaba asistido por dos pequeños motores eléctricos situados en cada una de las ruedas traseras. Esto le permitía circular en modo eléctrico durante unos 20 kilómetros a velocidades de hasta 40 km/h.

Renault Koleos Concept (1999)

Este todocamino avanzaba las tendencias estilísticas que estaban por llegar, como las llantas de 21 pulgadas, pero lo más interesante era su sistema de propulsión híbrido. Éste combinaba un bloque 2.0 Turbo de gasolina con 170 CV que movía las ruedas delanteras y un motor eléctrico de 30 kW situado en el eje trasero y alimentado por baterías de iones de litio.

Renault Talisman (2001)

Este prototipo adelantaba el lenguaje de diseño que Renault iba a aplicar a algunos de los modelos que presentaría posteriormente. Al mismo tiempo anticipó el segmento de las berlinas que iban a apostar por el diseño coupé. Uno de sus rasgos más llamativos eran sus puertas de 2,45 metros de longitud y articuladas en el techo, que permitían acceder fácilmente al habitáculo ya que no tenía pilar central.

Renault ZOE Z.E. Concept (2009)

El punto de partida de lo que iba a ser el Renault ZOE se presentó como un coche orientado al bienestar de los ocupantes: era un vehículo silencioso y contaba con un sistema de depuración del aire en el habitáculo, con sensores de humedad y toxicidad y un difusor de aromas.

Renault DeZir Concept (2010)

Lo vimos por primera vez en el Salón de París de 2010 y con él conocimos el nuevo lenguaje de diseño que, después, se plasmaría en el Renault Clio. Eso sí, no totalmente ya que este concept car tenía un sistema de apertura de puertas batientes y asimétricas.

La marca gala lo aprovechó para demostrar que un coche eléctrico puede ser divertido: con un chasis tubular de acero y una carrocería de kevlar, pesaba 830 kilos y contaba con un motor de 160 CV que le permitían pasar de 0 a 100 km/h en 5 segundos.

Renault EOLAB (2014)

Así fue como la marca francesa adelantó las posibilidades de la tecnología híbrida enchufable. Su tamaño era parecido al del Clio, pero pesaba 995 kilos… incluyendo el sistema de propulsión. Para lograrlo se usaron materiales ligeros como el aluminio, el magnesio y polímeros reforzados con fibra de vidrio.

Llevaba un motor de gasolina 1.0 de tres cilindros con 77 CV y uno eléctrico de 60 CV. Una combinación que se asoció con una caja de cambios de tres velocidades sin embrague. Su batería era de iones de litio y tenía 6,7 kWh, una capacidad que generaba 60 kilómetros de autonomía. 

Renault TREZOR (2016)

El Trezor fue el resultado de trasladar la tecnología del monoplaza eléctrico del equipo Renault e-Dams de Fórmula-E a un prototipo de calle la tecnología. En consecuencia, tenía un motor eléctrico de 350 CV y un peso total de 1.600 kilos. El resultado fue un superdeportivo eléctrico, conectado y autónomo. Su habitáculo estaba completamente digitalizado y se accedía sin puertas ya que fue equipado con un sistema de techo basculante. 

Renault SYMBIOZ (2017)

Así es cómo Renault veía la movilidad del futuro: coches eléctricos, conectados, autónomos e integrados con los hogares. Una red eléctrica que funcionaba con inteligencia artificial permitía una conexión permanente de los sistemas domóticos además de posibilitar el intercambio de energía entre las baterías y las necesidades domésticas.

Tenía carrocería de fibra de carbono, techo flotante y contaba con dos motores eléctricos, situados en las ruedas posteriores, que generaban una potencia máxima de 680 CV. Además estaba capacitado para la conducción autónoma de nivel 4.

Renault EZ-GO, EZ-PRO y EZ-ULTIMO (2018-2019)

Se trataba de vehículos que funcionaban como un servicio con reserva a través de una aplicación o desde estaciones ubicadas en la ciudad. Todos estaban desarrollados sobre una plataforma eléctrica, chasis 4CONTROL con cuatro ruedas directrices y tecnologías de conducción autónoma.

• Renault EZ-GO Concept: con capacidad para seis ocupantes, que accedían por una puerta frontal y una plataforma adaptable, su habitáculo tenía conexión wifi y pantallas con informaciones sobre el trayecto o los servicios de la ciudad.

• Renault EZ-PRO Concept: era la solución del futuro al reparto urbano. Se trataba de un concepto ultramodular que tiene un servicio de atención humana para supervisar la entrega de la mercancía y la prestación de servicios y unidades inteligentes autónomas personalizables.

• Renault EZ-ÚLTIMO Concept: fue concebido como una solución de movilidad de lujo compartida. El interior ofrecía un espacio acogedor con una serie de servicios premium que comienzan desde que se realiza la reserva. Además tenía un sistema de propulsión eléctrico con recarga por inducción y suspensión activa.

Renault MORPHOZ (2020)

El último prototipo de Renault augura cómo serán los futuros modelos eléctricos de altas prestaciones. Está realizado sobre la nueva plataforma modular eléctrica CMF-EV y combina dos coches en uno ya que tiene la capacidad de transformarse en versiones de carrocería corta o larga.

Esta transformación permite contar con un crossover destinado a un uso diario que tiene una batería de 40 kWh o con un vehículo preparado para afrontar largas distancias, con un habitáculo más amplio y una batería de 50 kWh que lleva la autonomía total hasta los 700 kilómetros. La recarga se hace por inducción, incluso, en marcha siempre y cuando circulemos por tramos equipados para ello.