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Comparativa: Renault Megane Coupé RS y Opel Astra OPC

En esta comparativa de Renault Mégane RS y Opel Astra OPC se enfrentan dos compactos de altísimas prestaciones que comparten filosofía: cuatro cilindros turbo y muchos caballos.

Motorizaciones comparadas:

En esta comparativa comparece el Opel Astra OPC, que ha sido el último modelo en unirse a la guerra de las altas prestaciones. Lo hace con la carrocería del GTC y ofrece mucha potencia: 280 CV. En esta ocasión lo voy a comparar con el Renault Mégane RS, un modelo que tiene una filosofía completamente distinta. Vamos a ver qué sale de esto...

Para empezar, hablemos de precios. El Renault Mégane RS cuesta 29.470 euros, a los que hay que añadir otros 2.400 por el pack Cup: autoblocante, asientos Recaro, suspensión (más) deportiva, discos de freno estriados... Eso sí, ahora Renault hace un descuento de 2.600 euros.

Por su parte, Opel también echa una mano a los futuros compradores del Opel Astra OPC. Menos mal, porque a los 35.495 euros del precio de tarifa le tienes que restar 3.510. Siguen siendo 5.000 euros de diferencia, pero también entrega 15 CV más que el Mégane RS. Ahora, mira el precio por caballo, un dato muy interesante. En el Astra OPC es de 114,23 euros/CV, aunque en el Mégane RS baja a 101,39 euros (me baso en el precio con descuento).

En este test, la diferencia está en el comportamiento dinámico aunque llegan con similares cartas de presentación: un motor de cuatro cilindros sobrealimentado y tracción delantera.

Una presión de carga más elevada en el Opel Astra logra que su par motor (400 Nm) y su potencia (280 CV) se sitúen más arriba. Empuja casi con violencia y se planta en 100 km/h en 6,3 segundos. No está nada mal, aunque el conductor tiene que emplearse a fondo para tener un arranque limpio. Cuando pasas de primera a segunda el empuje se detiene un poco, pero no porque el motor desfallezca, sino porque la palanca no se acaba de insertar bien.

El Opel Astra OPC saca a relucir algunas carencias en lo que viene a ser diversión de conducción pura, especialmente en circuito (aunque claramente es un coche que no busca brillar en este terreno). Por ejemplo, su dirección transmite poco de lo que está pasando en el eje delantero, lo que vuelve la conducción al límite un poco farragosa. Al girar, el Astra reacciona primero con demasiada energía y enseguida se vuelve impreciso, por lo que te toca corregir la trayectoria todo el rato, algo que acaba siendo agotador.

Si pulsas el botón OPC, el tacto del volante debería mejorar y el subviraje reducirse, pero lo cierto es que se mantiene su poca comunicación y ese carácter nervioso a la hora de mantener la trayectoria. El lado bueno: para ser un coupé deportivo calzado con ruedas de 19 pulgadas proporciona un buen confort. Si el chasis Flex Ride está en posición Normal, las irregularidades del asfalto se filtran cómodamente.

El Renault Mégane Sport no sabe de viajes cómodos. Su tacto siempre es duro y transmite al habitáculo la mínima grieta del asfalto. El piloto (con todas las letras) de un Mégane RS estará encantado, ya que este tarado tan rígido muestra sus bondades en el ‘handling’ en circuito. La dirección establece comunicación directa y mantiene su precisión por muy cerrados que sean los giros. En esto tiene mucho que ver el autoblocante de la versión Cup, que convierte al modelo francés en todo un especialista en ‘track days’. Además, esto lo apoya con un cambio de recorridos cortos y un motor ansioso por subir de vueltas y generoso en potencia a cualquier régimen.

Todo esto vuelve al Renault Mégane RS claramente más ágil que el Opel Astra OPC. Una impresión nada engañosa que se confirma en la prueba: a pesar de su menor cifra de potencia, consigue casi el mismo tiempo por vuelta que el alemán, que empuja con más fuerza. Ya en el modo Normal, el ESP solo está disponible para errores considerables del conductor; en modo Sport, esta ayuda casi desaparece. En conjunto, el Mégane RS se mueve estable y neutral, un síntoma claro del acertado tarado de su chasis.

Igual que el Astra OPC, el francés cuenta con unos frenos deportivos Brembo, solo que con unos discos 15 milímetros más pequeños. Y sin embargo, detienen mejor el conjunto.

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