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Comparativa: nuevo Ford Edge vs Kia Sorento

Ford Edge vs Kia Sorento

El Ford Edge y el Kia Sorento tienen en común que son dos SUV grandes, atractivos y con algunos matices 'premium'. Pero tienen muchas diferencias. ¿Cuál es, al final, la mejor elección? Te lo contamos al volante. Comparativa: Ford Edge vs Kia Sorento. 

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Como hemos dicho, sus diseños trasladan perfectamente el concepto de SUV de categoría elevada. Los dos muestran un aspecto imponente. El Ford mide 4,81 metros de largo, pero aún llama más la atención su anchura de 1,93. El Kia mide 4,80 y 1,89 metros, respectivamente. 

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El Ford tiene un diseño más marcado, con una parrilla muy destacada, un pilar C inclinado hacia delante y una zaga angulosa. Pega con su nombre: "Edge" significa "canto" o "filo" en inglés. 

VÍDEO: El Kia Sorento en acción

El Kia es algo más discreto, pero mantiene su imponencia a través de su tamaño. No extraña que los dos ofrezcan un espacio generoso en su interior. Delante, el Edge es un poco más desahogado aún que el Sorento. Uno va sentado arriba y relajado, como debe ser en un SUV. 

El Ford, más cómodo y espacioso

Detrás las diferencias son más acentuadas. Aquí, el Ford ofrece más espacio en todas las direcciones: para las piernas, los hombros y la cabeza. Y la posición es más elevada y cómoda que en su rival. La inclinación del respaldo trasero tiene mucho margen, de modo que uno puede llegar a viajar aquí detrás de una manera realmente confortable. 

Pero el Kia tiene una ventaja: la banqueta trasera se desliza por partes, lo cual siempre es muy práctico. Y su respaldo también se regula en inclinación. Por un dinero extra, puede montar dos asientos auxiliares plegables en la tercera fila, para niños. 

Ford Edge vs Kia Sorento
Sven Krieger / AUTO BILD

El Sorento monta el 2,2 litros de cuatro cilindros, que rinde 200 CV. En esta unidad, va acoplado al cambio automático de ocho relaciones. Este motor diésel tiene mucho ímpetu, ya que entrega su par de 441 Nm desde solo 1.750 rpm. Por eso, mueve las dos toneladas del conjunto con inusitada soltura. Solo se le puede achacar que resulte más ruidoso de la cuenta a elevadas revoluciones. 

La caja de ocho velocidades por convertidor tiene unas inserciones tan suaves y fluidas que hace que cualquier cambio de doble embrague se vea anticuado. Una pena que, a veces, pase de marcha con cierto retardo y no resulte todo lo dinámico que nos gustaría. 

Caracteres diferentes

Pero esto casa con el carácter relajado del Kia. Porque está concebido para viajar cómodamente, no para devorar curvas. Su dirección no es muy rápida pero sí muy suave, y filtra bien los baches prolongados, aunque sobre adoquines e irregularidades breves y pronunciadas, resulta algo seco en su respuesta. 

Ford Edge vs Kia Sorento
Sven Krieger / AUTO BILD

Lo que nos ha sorprendido es el funcionamiento de los frenos: detienen las dos toneladas en solo 34,9 metros desde los 100 km/h, un valor realmente excepcional para un coche de esta clase y tamaño. El Ford lo hace en 37,2 metros, un valor más que correcto, pero en ese apartado no tiene nada que hacer ante su rival. 

Quien piense que el Edge tiene un comportamiento blando típico de los coches americanos, está equivocado. El modelo está ajustado a los gustos europeos: filtra muy bien los baches y al mismo tiempo, con sus ruedas de 20 pulgadas, es más ágil y manejable que el Kia. Su dirección tiene una respuesta directa, pero de vez en cuando resulta algo nerviosa. Bajo el capó lleva el dos litros de cuatro cilindros con 190 CV, que arroja 400 Nm  de par a 2.000 rpm, acoplado a un cambio manual de seis velocidades. 

No se oye (casi) nada

Es un motor silencioso que, aunque le cuesta más reaccionar que al del Kia, una ve lanzado tiene mucho empuje. Solo pierde fuelle antes que su rival cuando alcanzas una velocidad muy elevada. El Edge es increíblemente silencioso, en parte gracias al Active Noise Control, que anula los ruidos. Y damos fe de que funciona. Es casi tan silencioso como una berlina de lujo. 

Aunque al final la elección es una cuestión de gustos, si nos fijamos en los fríos puntos, gana el Ford Edge. Por poco, pero gana. 

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