Comparativa: Ford Kuga vs Mazda CX-5 y Renault Koleos

Los tres vienen en sus respectivas versiones superiores. El Mazda CX-5 con 184 CV, y el Ford Kuga y el Renault Koleos, con 190, todos con diésel debajo del capó y tracción total. Prometen mucho lujo y confort, combinados con lo último en versatilidad.

Así son por fuera

Con un aumento de longitud de diez centímetros respecto al predecesor y hombros anchos (1,88 metros), el Kuga da la sensación de decir todo el rato “abran paso, que aquí estoy yo”. Con su gran parrilla, los faros que se prolongan hacia los lados y la silueta ascendente, confundirlo con los SUV de lujo de Porsche no es completamente descabellado. 

El Mazda también cuenta con una parrilla grande y un aspecto deportivo. El Renault es ópticamente el más reservado en este trío.

Y por dentro… 

El francés viene con el lujoso equipo "Initiale Paris" y los sillones son cómodos, aunque cada vez giras la cabeza, las orejeras de los reposacabezas, que no se pueden plegar por completo, son algo molestas.

El puesto de mando del Ford no plantea ninguna tacha. Sin embargo, en carreteras en mal estado, el Ford hace algunos ruidos que llegan del salpicadero, y al volante le falta algo de margen en el ajuste en profundidad. El ajuste eléctrico que trae nuestro coche de prueba es en parte culpable.

El Mazda tiene un interior bellamente acabado. Desafortunadamente, el CX-5 aún el algo anticuado sistema de manejo de los elementos de control. Los asientos son cómodos, aunque echo de menos algo más de superficie para los muslos. Pero la postura al volante es la mejor de las traes. Sin embargo, en la fila dos, la longitud exterior más corta se nota con el espacio para las piernas, pellizca.

En contraste, hay mucho espacio en las plazas traseras del Ford Kuga. En la parte posterior igualmente espaciosa del Koleos, el techo panorámico restringe el espacio para la cabeza y hace mucho ruido cuando el velocímetro marca 130.

¡En marcha!

Al conducirlo, el pesado Koleos arrulla a su tripulación en la mejor tradición francesa: con un chasis tirando a blando que borra la mayoría de los baches como por arte de magia, a pesar del impresionante modelo de 19 pulgadas.

El diésel suave y el CVT automático son los socios adecuados para su carácter, por su respuesta fluida. Pero lo que es cómodo se convierte en cierta frustración cuando quieres practicar una conducción algo ambiciosa. En las arrancadas, por ejemplo, después de un semáforo en rojo,  el Koleos tarda todo un segundo en pensárselo antes de echar de andar, y da la impresión de que su perezoso sistema automático se traga unos buenos 30 CV.

Cuando lo llevas al límite, los asistentes tienen una intervención temprana y rigurosa, lo cual está bien para tu tranquilidad, no tanto si buscas placer en la conducción. Especialmente porque la dirección, suave pero indirecta y poco comunicativa, no invita a ponerse a devorar una curva tras otra. 

El Kuga está tallado en una madera completamente diferente. La dirección en la posición media funciona demasiado directamente, y eso le vuelve algo nerviosa cuando pisas a fondo. Lástima, especialmente porque el equipo de Colonia ha echado el resto con el chasis. 

Y es que han demostrado que se puede lograr una suspensión eficaz y cómoda a la par que estable y aplomada sin tener que recurrir necesariamente a la amortiguación adaptativa. Y esto va a juego con el motor. En funcionamiento normal, el dos litros funciona agradablemente silencioso, gira relajado y no muestra debilidades.

Pero cuando se trata de correr, el Ford no tiene piedad con la competencia. Una pena que sus grandes prestaciones queden empañadas cuando apuras el motor por su sonido, digamos, poco elegante.

Los conductores de Mazda viven algo parecido. Si bien el CX-5 ronronea maravillosamente suave y silencioso en el rango de carga parcial, se vuelve inesperadamente áspero tan pronto como te pones alegre con el acelerador. 

A su favor hablan una dirección muy precisa y comunicativa, y una caja automática muy despierta aunque solo tenga seis velocidades, que sin duda es la mejor opción de esta comparativa. La suspensión es algo seca sin llegara ser incómoda y, si logras acostumbrarte, lo cierto es que el CX-5 es un compañero muy agradable y predecible en la vida cotidiana.

Tercer puesto: Renault Koleos dCI 190 4WD. Un coche elegante en su aspecto y su rodar, pero con frenos algo débiles.

Segundo puesto: Mazda CX-5 Skyactiv-D 184 AWD. Coche atractivo que se diferencia de la masa, y armonioso en general. 

Primer puesto: Ford Kuga 2.0 EcoBlue. Potente, motor económico y silencioso, mucho espacio, precio justo. Pero asientos demasiado altos.

Conclusión 

El Kuga gana, y sería casi perfecto si mejoraran su dirección algo nerviosa y una postura del asiento claramente mejorable. El Mazda es el ganador de nuestros corazones, ofrece mucho carácter, tanto en su diseño como en la puesta a punto de su chasis. Los conductores tranquilos amarán al Koleos por su naturaleza relajada y su suavidad de marcha, y perdonarán sus errores.