Comparativa: Chevrolet Corvette C8 Stingray vs Porsche 911 Carrera S

Durante los últimos 66 años, Chevrolet ha tratado de competir con la élite de los coches deportivos con su diseño clásico de motor delantero. Pero ahora, todo es diferente con el Chevrolet Corvette C8 Stingray: el V8 de 6.2 litros (502 CV, 637 Nm) se ubica, por primera vez, en el medio del vehículo.

El Porsche 911 Carrera S, por su parte, se mantiene fiel a su configuración de motor trasero. Eso no quiere decir que, poco a poco, generación tras generación, el motor no vaya desplazándose lentamente a la zona media, pero el 911 de calle aún no ha dado el último paso, como sí sucede con el RSR de carreras. 

Sus motores

El bloque B6 biturbo con tres litros entrega actualmente 450 CV y ​​530 Nm. Lo que le falta al bóxer de seis cilindros del Porsche en cuanto a rendimiento, lo compensa con el ‘punch’ de su turbo  y la manera en que el coche se lanza hacia delante, en modo catapulta. 

Velocidad de salida perfecta, deslizamiento mínimo… así es como mejora su especificación de fábrica del 0 a 100 km/h en una décima (3.4 s), y le rasca dos al Corvette (3.5 s), que aparentemente no se lleva tan bien con el asfalto común como con el del circuito de Lausitzring, donde nuestro probador Guido Naumann le logró sacar al americano un fabuloso ‘dos nueve’.

Y es que para una arrancada perfecta, el C8 por lo visto necesita el asfalto más adherente posible para poder implementar el ‘launch control’ de manera eficiente, mientras que el 911 puede compensar algunas décimas con la electrónica y las reservas de potencia en baja de su motor turbo.

¡A por curvas!

Ahora llegamos a lo más importante: la experiencia de conducción. Y aquí se demuestra que han pasado muchas cosas dentro de este Corvette. Atrás quedaron los días de zagas descontroladas y una dirección agobiada por el pesado V8 sobre el eje delantero. 

En términos de dinámica de conducción, el C8 es un automóvil completamente nuevo, finamente equilibrado, maniobrable con precisión gracias a la posición del asiento, que se ha movido hacia adelante, y con un agarre asombrosamente bueno en la parte delantera, ahora, por fin, liviana.

Ya no hay ni rastro de las reacciones nerviosas de la trasera, típicas de sus antecesores. No te preocupes, porque con el C8 también puedes provocar un sobreviraje, pero solo si el conductor lo desea, y no de manera impredecible como antes. Dicho sencillamente: el piloto del C8 ahora actúa mucho más, en lugar detener que reaccionar ante un baile salvaje.

Un chasis “milagroso”

El chasis Magnetic Ride adaptable se desdobla de manera eficaz desde algo parecido al confort hasta la rigidez necesaria para una pista de carreras. Cuenta con seis modos de conducción básicos y el control de tracción, que se puede regular en cinco niveles en modo Track, con el que se puede preajustar el grado de deslizamiento deseado en las curvas.

¿Y el ‘nueveonce’?

El Porsche rueda más duro en la vida cotidiana, pero aún nos sorprende una y otra vez a la hora de llevarlo al límite: casi ningún otro automóvil logra hacer que incluso los conductores normales se sientan como consumados pilotos de carreras en curvas rápidas. Y encandila con su posición de asiento tan deportiva y profunda y su dirección rematadamente precisa.

¿Y cuál es más rápido en circuito? 

Desafortunadamente, llovió y tronó todo el día de la producción de fotos. Eso nos impidió exprimirlos para la vuelta más rápida. Afortunadamente, podemos recurrir a un archivo de Sachsenring abultado. Los tiempos de ambos son prácticamente idénticos.