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Comparativa: Alpina B7 Biturbo/BMW M760iL/Mercedes-AMG S 63

¿Qué significa que un coche lo tenga todo? Veamos: lujo, espacio, confort, tecnología a la última y deportividad rabiosa. Y sí, existen coches así. Aunque solo están al alcance de unos pocos bolsillos. Nosotros enfrentamos hoy a tres ejemplares que te dejarán con la boca abierta. Comparativa: Alpina B7 Biturbo vs BMW M760iL y Mercedes-AMG S 63.

Alpina llega con su B7 Biturbo de tracción integral y 608 CV. Un punto medio entre los modelos cumbre de la gama "convencional" de BMW, y los ultradeportivos de la división M. Lo cierto es que la distancia respecto al BMW M760iL es mínima: concretamente, 2 CV menos. El modelo de Alpina llega en uno de los dos colores exclusivos de la firma (azul o verde) que cuestan más de 3.000 euros extra. Lleva también llantas de radios de 21 pulgadas de unos 3.000 euros, y con la opción más exclusiva y cara: Executive Lounge, que sobrepasa holgadamente los 10.000 euros. Con solo darle a un botón en las plazas traseras, el asiento de la derecha se recuesta hasta quedarse casi plano como una cama, mientras el del copiloto, automáticamente, se repliega hacia delante, y de su respaldo emerge un reposapiés. Un forma muy relajada de disfrutar viajes a velocidades que pueden alcanzar los 300 km/h. Algo así como tener tu propio vagón del AVE. En primera clase, por supuesto.

VíDEO: ¡Alucina con este Alpina B6 Biturbo en acción!

BMW ALPINA B6 BITURBO Gran Coupé

El Mercedes-AMG S 63 se presenta con un V8 de cuatro litros sobrealimentado que rinde 612 CV y 900 Nm. Y su carrocería no se corta en llevar a gala lo que contiene: tras sus llantas de 20 pulgadas esconde discos carbocerámicos de la propia AMG, y nuestra unidad de pruebas llevaba el paquete carbono, material que se usa profusamente en el frontal y la zaga, los espejos y los umbrales. Dentro, al lujo extremo que ya conocemos de la Clase S, añade detalles como el volante deportivo, para que el conductor no se olvide de lo que tiene entre manos. Los amplios y mullidos asientos de cuero, eso sí, recuerdan más a los sofás británicos estilo Chester que a baquets para batir récords contra el crono. Detrás, como no podía ser de otra manera en esta variante larga, el espacio para las piernas es casi infinito, y lleva algunas virguerías como la carga inductiva del móvil.

El BMW M760iL combina los caracteres del Alpina y el AMG, aunque solo con la sinfonía de su V12 es suficiente para saber ante qué tipo de creación nos encontramos: el cuero más refinado que puedas imaginar, el volante deportivo M, el sistema de infotainment con pantalla tipo tablet, las llantas de 20 pulgadas o la pintura metalizada específica, hacen el resto. El V12 rinde 610 CV y 800 Nm es como Dr. Jekyll y Mr. Hide. Según cómo te afanes con el pedal del acelerador, puede tener un rodar suave digno de las mejores berlinas de lujo, o rugir como una mala bestia e incrustarte en el asiento.  

¡En marcha!

En modo Confort, el Alpina B7 prima el confort absoluto, casi se podría decir que es algo retardada su respuesta al acelerador. El 760, por su parte, parece querer darlo todo ya desde la zona baja del cuentavueltas. En modo Sport el Alpina saca las uñas, pero, en una configuración similar, nunca llega a ser tan directo como el BMW. El AMG es un poco más bronco. En el modo Sport a secas, su respuesta es brutal. No solo lo sentimos así, sino que lo confirman las cifras: hemos medido 3,4 segundos para pasar de 0 a 100 km/h, solo medio segundo más que un  Porsche 911 Turbo S, y la mejor marca de este trío (el Alpina y el BMW coinciden en 3,7). En el 0 a 200, el M760 lo hace tres décimas más tarde que el S63, y el Alpina se queda cuatro por detrás.

Alpina B7 Biturbo vs BMW M760iL y Mercedes-AMG S 63
Alpina B7 Biturbo vs BMW M760iL y Mercedes-AMG S 63

Sin embargo, los bávaros se imponen al Mercedes en elasticidad. El BMW destaca especialmente en el 80 a 120 en sexta, donde saca un segundo a sus dos rivales. El M también destaca en la frenada: pasa de 100 km/h a 0 en 32,7 metros, frente a los 33,9 del AMG y los 35,8 del Alpina. En cualquier caso, los tres arrojan valores excepcionales, si tenemos en cuenta que hablamos de berlinas en torno a las dos toneladas y media.

A la hora de enlazar curvas, que nadie pretenda sentirse como en un 911: la física no perdona, y estas tres berlinas son muy voluminosas y pesadas. Pero con todo, sorprende la agilidad con la que la mole de AMG enlaza los giros, con un nivel equiparable al de un Porsche Panamera. Juegan a su favor una dirección increíblemente precisa y directa, y la rapidez con que se maneja su cambio secuencial por las levas del volante.

Sus dos rivales bávaros están también a un nivel de deportividad elevado, pero hay que ponerlos en su configuración más radical para percibirlo. Son coches precisos y aplomados para su tamaño, e incluso ágiles en determinadas circunstancias, pero parecen primar el confort más que el Mercedes. Especialmente, el Alpina.

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