Logo Autobild.es

¿Es el coche el espejo del alma?

[title]
En el frontal de los vehículos vemos caras, y a éstas les aplicamos distintos caracteres. ¿Es algo buscado por la industria del automóvil? ¿Influye en la decisión de compra?

En el frontal de los vehículos vemos caras, y a éstas les aplicamos distintos caracteres. ¿Es algo buscado por la industria del automóvil? ¿Influye en la decisión de compra?

"¡Qué rico! ¡Es una monada!" Exclamo con tono cariñoso. Podría estar hablando de un bebé, o de un cachorro; pero no. En realidad, este ataque de ternura me lo provoca la foto de un 600 que me enseña mi compañero Rodrigo Fersainz. ¿Quién no ha experimentado alguna emoción ante un determinado vehículo? ¿Quién no ha pensado alguna vez que un coche tiene una ‘carita’ muy graciosa?

El estudio ‘Face to Face: the Perception of Automotive Designs’, realizado por S. Windhager, de la Universidad de Viena (Austria) y D. Slice, de la Universidad del Estado de Florida (EEUU) pone de manifiesto que, al mirar el frontal de un vehículo, vemos una cara y, además, extrapolamos la capacidad de obtener información de los rasgos humanos –sexo, edad, emociones y hasta intenciones- y en el conjunto de parabrisas, faros, parrilla... vemos características de personalidad. Es decir, inconscientemente usamos una visión antropomórfica al frontal de los vehículos, y sus ‘caritas’ llegan a inspirarnos ternura, agresividad, madurez…

Para el estudio, se tomó una rejilla base y sobre ella se dibujaron las líneas maestras de un automóvil: faros, parabrisas, rejilla, ruedas… La cuadrícula se distorsionaba de varias maneras y las múltiples imágenes resultantes se enseñaron a una muestra de 40 personas (20 hombres y 20 mujeres), de entre 19 y 33 años.

Poder vs. amabilidad

Un tercio de las personas asoció a un 90% de los coches una cara humana o animal. Todos los sujetos señalaron los ojos (faros delanteros), una boca (la parrilla) y la nariz en más del 50% de los coches. La mayoría de los entrevistados estuvo de acuerdo en que los coches poseían ciertos rasgos; los autores llamaron rasgos de poder a aquellos que desprendían madurez, dominio, masculinidad, arrogancia, enfado... Frente a ellos, estaban los rasgos llamados de “sociabilidad”: eran caras de las que se podían decir que son felices, agradables, infantiles, sumisas...

¿Se relaciona este carácter con la personalidad de su conductor? El estudio no llega a una conclusión en este sentido. Le hicimos esta pregunta a Luc Donckerwolke, director de Diseño de Seat, quien fue tajante al respecto: “Muchos utilizan el coche como viagra social […] el coche compensa los fallos o las debilidades de cada uno”.

Dime qué coche tienes y te diré quién eres

Queda en el tintero una duda importante para los fabricantes: ¿influye este carácter en la decisión de compra de un coche? Ángel Zurdo, profesor de Sociología especializado en Cultura de Masas de la Universidad Complutense de Madrid, explica que “el vínculo entre el consumidor y el automóvil se articula en torno al significado social que proyecta el vehículo más que con el diseño, aunque sean aspectos que estén profundamente conectados entre sí”.

El sociólogo considera que la personalidad del coche no existe como tal; es atribuida socialmente y toma como base ciertos elementos físicos del diseño; en este punto, es clave la elaboración y proyección de un discurso social –especialmente a través de los mensajes publicitarios–. El valor simbólico del automóvil y su relación con nuestra identidad social –en función de nuestro estatus socioeconómico, género, edad…– es mucho más potente a la hora de tomar la decisión de compra que el diseño.

Los diseños de los automóviles pueden cambiar –de hecho, lo hacen de manera continuada-, pero, a lo largo del tiempo, hacen referencia a unos mismos valores; es decir,  proyectan un mismo significado a través de formatos que son diferentes. Según el profesor Ángel Zurdo, aprendemos a otorgar un significado al diseño del vehículo. Es decir, identificamos los rasgos asociados a la deportividad, la elegancia, y lo interiorizamos de tal manera que estos rasgos pasan a ser considerados como totalmente naturales. Su personalidad, pues, nos vendría impuesta. 

Si tienen este rasgo, tienen este carácter

INOCENTE

Sus faros son circulares y están cerca de la parrilla y del eje central; sus formas son redondeadas, y no están demasiado definidas. Uno podría casi imaginarse la fotografía de un bebé con los ojitos muy abiertos. Además, suelen ser estrechos y altos. Valgan como ejemplo el Smart Fortwo (arriba) o el Volkswagen New Beetle (abajo).

MADURO

El diseño de los coches va cobrando su madurez a medida que su capó se hace más ancho, y sus faros pierden por completo la forma redondeada. La altura hasta el suelo disminuye un poco, y la parrilla se ha hecho aún más ancha. He aquí dos buenos ejemplos; el Skoda Octavia RS (superior) o el Citroën C5 (inferior).

JUVENIL

A medida que el coche ensancha y sus faros pierden su forma redondeada y se alejan del centro, podríamos decir que sus rasgos se van endureciendo, que se va ‘haciendo mayor’. Por ejemplo, el Opel Corsa (arriba) y el Mazda2 (abajo). En ambos se observa que el capó es más ancho y el parabrisas más estrecho. Además, la parrilla se hace algo más prominente.

AGRESIVO

La parrilla y el capó son mucho más anchos. Los faros, que son más estrechos -como si tuviera los ojos entrecerrados- se sitúan muy lejos del eje central, justo en los extremos. La distancia hasta el suelo se acorta -cuando más bajo es el vehículo, más sensación de poder transmite-. Dos ejemplos: el Audi Q7 (superior) y el Seat León (inferior).

Entrevista

Cuatro preguntas a...

Luc Donckerwolke, director de Diseño de Seat

“Ninguna marca haría una caricatura humana”

AUTO BILD: ¿Son conscientes los diseñadores de los rasgos ‘humanos’ que, según el estudio ‘Face to Face’, vemos en los coches?

Luc Donckerwolke: Sí; el diseñador generalmente tiene su estilo y lo aplica al tipo de carácter que quiere dar a su diseño -dependiendo de qué público objetivo tiene en mente y de su entorno social-. El diseño tiene que reflejar las prestaciones y ambiciones del producto, además de la identidad de marca y sus parámetros. Pero ninguna marca respetada haría una caricatura humana en su coche.

AB: ¿Es algo buscado a la hora de diseñar el vehículo?

LD: Sí; un producto tiene que tener una identidad, un carácter propio. Si no, se trata del tipo de producto que llamamos “de alquiler” o “tipo invisible” que sólo se puede vender con una estrategia agresiva de posicionamiento de precio.

AB: ¿Qué tipos de carácter considera que son los más populares?

LD: Depende del tipo de vehículo; agresivo para un deportivo, simpático para un urbano compacto o familiar; sereno, seguro en sí mismo para un vehículo de lujo.

AB: ¿Existe el vehículo ‘femenino’, el ‘maduro’, el ‘joven’...?

LD: No hay un vehículo femenino porque no existe sólo un tipo de mujer. En cuanto a la edad, los coches pueden corresponder a distintos segmentos de mercado y a ‘target group’ diversos de un país a otro.

Una imagen vale más que mil palabras. Un diseño que Luc Donckerwolke realizó para este reportaje de AUTO BILD

Tres preguntas a...

Ángel Zurdo, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid

“La publicidad les define el carácter”

AUTO BILD: ¿Se puede afirmar que el comprador tiene el carácter que se asigna al coche?

Ángel Zurdo: Resulta complicado establecer una relación causal directa y exclusiva entre el carácter del individuo y el tipo de coche poseído. No obstante, en ocasiones sí podemos establecer ciertos perfiles y asociar algunas actitudes a ciertos tipos de consumos (por ejemplo, coches pequeños y potentes con jóvenes adscritos a una masculinidad agresiva).

AB: ¿Cree que se tienen en cuenta estos valores a la hora de diseñar automóviles?

ÁZ: Gran parte del significado social atribuido a los diseños se toma forma a través de los mensajes publicitarios —sin olvidar las publicaciones especializadas y medios de comunicación en general—. El papel del diseño sería relativamente secundario. Se nos enseña a leer el significado de los automóviles (su diseño, sus características y, por supuesto, su marca). Estos significados son reelaborados y negociados (y en algunos pocos casos rechazados, lo cual implicará seguramente el fracaso mercantil del modelo) en la interacción cotidiana de los consumidores.

AB: Si el coche es un reflejo de la sociedad; ¿cómo se imagina la sociedad y, por ende, el vehículo del futuro?

ÁZ: El automóvil es un producto social, y como tal, tanto desde una perspectiva funcional como estética y simbólica, proyecta y amplifica ciertas características de nuestra sociedad. Cabe esperar que se mantenga una individualización de los modelos, coherente con una sociedad más individualizada.

Coches de cine

La idea de que los coches tienen ‘cara’ no es nueva. El cine es una muestra de ello. La saga de ‘Herbie’, que arrancó en 1969, la protagoniza un VW Escarabajo que tiene vida propia. Creó tal afición, que muchos propietarios de este modelo compraron un accesorio para sus faros que se asemeja a las cejas que Herbie lucía en la película.

Herbie: Muchos fans de Herbie ‘tunean’ su clásico y le acoplan las famosas ‘cejitas’

No es el único ejemplo de coches con vida; la película de dibujos animados ‘Cars’ (2006) narra las aventuras de un grupo de automóviles. Aunque en este caso, los creadores sitúan los ojos en el parabrisas en lugar de en los faros, muchas de las conclusiones del estudio se plasman en los diseños de ‘Cars’.

Sarge: parrilla ancha y rasgos muy angulares dan agresividad al todoterreno

Guido: un toro mecánico de carita estrecha y carácter amigable

CONCLUSIÓN

Miro por el retrovisor. Un compacto me sigue las ruedas muy de cerca. Viene a mi mente el anuncio de la DGT, en el que se trata de concienciar del peligro que supone esto; con la cantidad de horas que debe de pasar este descerebrado frente al televisor, ¿no habrá visto el spot? A lo mejor no alcanza a entenderlo, concluyo. Mientras espero a poder cambiar de carril, farfullo “macarra”. ¿Es sólo el frontal lo que confiere personalidad al coche? No lo creo; existen otros factores, como el precio, la publicidad, o incluso quién lo compra,  que determinan su carácter. ¿Qué hace que pensemos en poder ante un Audi A8? ¿Su frontal, o lo que cuesta el vehículo?

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.