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Seat Ibiza 1.9 TDI Cupra, el primer Cupra TDI de la historia

Seat Ibiza TDI Cupra
El Seat Ibiza 1.9 TDI Cupra marcó un antes y un después en la compañía al ser el primer Cupra diésel de la historia. ¿Lo habías olvidado? No lo creo…

No hubiera estado nada mal que el primer modelo de la independiente Cupra hubiera sido el Cupra Ibiza. El conocido urbano español tuvo el privilegio de inaugurar la división deportiva Cup Racing con el SEAT Ibiza Cupra 2.0 16v, la edición especial que homenajeaba al Ibiza Kit Car. Además de ser el primer modelo de la marca en llevar el acrónimo del equipo deportivo, el utilitario volvió a protagonizar un antes y un después en la compañía con la llegada del Seat Ibiza 1.9 TDI Cupra, el primer y único Cupra diésel. ¿Lo habías olvidado? No lo creo…

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A principios del nuevo siglo la marca española decidía que era el momento de contar con una versión diésel en la oferta Cupra. No había pasado aún ni una década desde que la división deportiva se creara, pero el apellido había conseguido calar entre los conductores más exigentes. La elección no pudo ser mejor, utilizar el conocido y admirado motor de cuatro cilindros y 1.9 litros con sistema de inyección-bomba con un incremento de potencia. Diésel y Cupra… ¿astucia o desastre?

¿Astucia o desastre?

Seat Ibiza TDI Cupra

A primera vista, un desastre no parece. En cuanto a la astucia, es pronto para hablar de ella. Os presento una de las unidades de este característico Cupra que se vendieron, una pieza que se ha mantenido en forma tras doce años de batalla. El vestido que luce es el mismo que podemos encontrar en el Cupra gasolina de la época, un kit de carrocería diferente al del FR y que destaca por la gran entrada de aire de su frontal, el musculado paragolpes trasero con la salida de escape de generosas dimensiones y las llantas Cupra de 17 pulgadas.

De no conocer la existencia de esta versión TDI cualquiera diría que bajo la piel roja de esta unidad encontraríamos el conocido bloque 1.8 20VT de 180 caballos de potencia, un corazón que también ocupó las entrañas del Seat León Cupra mkI. Y es que, ¿por qué no pensarlo? La firma Cupra colma la carrocería con el mismo orgullo que en cualquiera de sus modelos. La vemos en el pilar B y la encontramos rematando la zaga, y volvemos a tenerla en nuestras retinas al acceder al habitáculo firmando los asientos y el volante. La paternidad está clara, estamos ante un hijo de Cup Racing.

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¿Por qué el diésel?

No voy a mirar más, quiero comenzar a sentir. Giro la llave una vez, voy avisando a este corazón de 1.9 litros y cuatro cilindros de que es hora de despertar. Pero antes pienso, ¿por qué? ¿Por qué comprar un Cupra diésel? Parece algo así como quedarse a medio camino, como pedir una cerveza con limón, un ron con Cocacola Zero o un arroz a la cubana sin huevo. Y todo viniendo de un aficionado a los rallyes como es su propietario, antiguo dueño de una unidad del nervioso Citroën Saxo VTS y amante de los abreviados “hot hatch”. ¿Qué pasó Andrés?

La respuesta es sencilla. Los compactos deportivos de entonces, los que estaban a la venta a principios de los 2000, no eran mucho más potentes que el Seat Ibiza Cupra TDI pero sí más costosos. El Renault Clio RS mkII rozaba los 180 CV. Su hermano gasolina, el Seat Ibiza Cupra, llegaba a la potencia citada. La versión TDI se quedaba en 160 caballos de potencia pero contaba con un presupuesto más comedido y unos consumos menos agresivos con tu bolsillo. El dinero, por mucho que soñemos, no cae del cielo, y tras poner los pros y contras en una balanza el ahorro ganó la partida.

Una de cal, otra de arena

Seat Ibiza TDI Cupra

Ahora sí, otro giro más de llave y a la tercera va la vencida. Combustible gasóleo subiendo de temperatura para dar vida a una mecánica de 160 caballos de potencia y 330 Nm de par. Por supuesto, no esperes el despertar de un león, estamos ante una mecánica diésel y el 1.9 litros del Grupo Volkswagen, como buen diésel, no ruge, traquetea. ¿Qué esperabas? La vida te da una de cal y otra de arena…

Tranquilo, aquí viene la de arena, ¿o es la de cal? Nunca he sabido cuál era mejor. Pero lo cierto es que pisando el pedal derecho con contundencia mi cuerpo se queda pegado en el asiento como un chicle al asfalto. La fuerte patada de este 1.9 TDI es conocida, pero con su actualización más potente y un peso de poco más de 1.200 kg. para empujar parece la pierna de Roberto Carlos. Aquí no hay medias tintas, no solo toda la carne está en el asador, también lleva encima todo el ajo que había en la cocina.  

Recuerdo uno de los primeros coches que cogí tras aprobar el carnet de conducir, un Seat León 1.9 TDI de 110 CV del 2002. Era la primera vez que probaba una mecánica con sistema inyector-bomba y me impresionó la entrega tan rotunda de aquel motor. Imaginaos entonces lo que puede hacer el mismo corazón con más potencia y menos peso. La entrega no es instantánea, te sorprende rozando las 2.000 vueltas y da todo lo que tiene de 2.500 a 3.500 rpm. Un auténtico corredor de fondo que recuerda a aquellos deportivos clásicos y su forma tan peculiar de transmitir su potencia a las ruedas.

Pero no nos vengamos tan arriba, porque volvemos a traer cal a este juego de la cal y la arena. Una vez superadas las 3.500 vueltas, quizás un poco de régimen más, el motor pierde fuerza. La elasticidad supera las 4.000 rpm pero no con la misma contundencia. Es aquí donde echamos de menos un motor gasolina, capaz de darnos más, algo más. La mecánica 1.8 20VT que montaba el Ibiza Cupra gasolina también era sobrealimentada, no iba a estirar como un atmosférico pero si nos pondría la carne de gallina unos segundos más.

Un tipo duro, muy duro

En cuanto al chasis contamos con las mismas cartas. El tarado del Seat Ibiza Cupra 1.9 TDI es igualmente duro, más de lo que me esperaba. A la suspensión no le gustan los baches, y mucho menos los badenes. Las reacciones son secas, puedes sentir cada piedra en el camino en tu espalda, todo un buen negocio para los fisioterapeutas. Pese a no ser en absoluto un coche cómodo no llega a los extremos, te asegura un paso por curva rápido con pocos balanceos de la carrocería. Gira plano, entra con facilidad en cada enlazada, no tiende a sobrevirar y solo subvira cuando abusamos del pedal derecho a la salida de las curvas.

La dirección también facilita su conducción dinámica. Es fácil de manejar, responde bien a las órdenes y te lleva hacia donde apuntas. Igualmente no es incómoda en un uso urbano. El equipo de frenos está a la altura, no lo hemos sometido a un uso intensivo pero en carreteras de montaña ha dado la talla. Pese a su tamaño compacto y su sencillo manejo, la a configuración es más apta para las curvas más cerradas de una carretera que para las de tu urbanización.

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Diésel VS Gasolina

El Seat Ibiza Cupra TDI no buscaba competir con su hermano gasolina, ese no era su propósito. Tampoco creo que fuera un “segundón”, era diferente, sin más. Lo más interesante de esta versión es que no era simplemente una alternativa más económica a los utilitarios picantes de la época o a su propio hermano, también era mejor que ellos en algunos apartados. Mientras que el Seat Ibiza Cupra con motor gasolina proporciona 245 Nm de par, la variante TDI que hoy nos ocupa llegaba hasta los 330 Nm, casi 100 Nm más que estaban disponibles 100 rpm antes. Solo le separaban 0,3 segundos en la prueba del 0-100 km/h y era mejor recuperando con un tiempo de 5,7 segundos.

Único en su especie

Seat Ibiza TDI Cupra

Ha habido pocos como él. Su primo, el Skoda Fabia RS TDI, tenía menos potencia que él siendo rival directo del Ibiza FR. Más de 12 años después, cuesta encontrar rivales con un planteamiento similar en el segmento B. Este pequeño gigante de motor diésel podría jugar en el patio con los niños del curso superior, con compactos diésel que si ofrecen potencias comparables. Y es que, un Seat León FR 184 CV acelera de 0-100 km/h solo 0,1 segundos más rápido, un Alfa Romeo Giulietta 2.0 JTD 175 CV lo hace más lento y un Mercedes A220d W176 de 177 CV es también poco más rápido que él.

¿Habrá un segundo Cupra Diésel?

Bueno, para empezar, ¿habrá un Cupra Ibiza? Y, después, ¿volveremos a ver un Cupra diésel? La primera pregunta tiene respuesta, y es que todos apostamos porque la compañía, recién independizada de Seat, lanzará un Cupra Ibiza inspirado en el prototipo del mismo nombre que acompañará al Cupra Ateca y los futuros Cupra Arona y Cupra León. La segunda no la tiene tan fácil. Hace algunos años nos llegaron rumores sobre la introducción de un Seat León Cupra diésel con motor de 240 CV. Esta versión no llegó finalmente y, con una próxima fecha de caducidad para los motores diésel, probablemente no llegará ninguna más.

El Seat Ibiza Cupra 1.9 TDI fue la alternativa perfecta para aquellos que buscaban las bondades del diésel en el uso diario pero no querían renunciar a las escapadas “domingueras” por sus puertos de montaña favoritos. Esta versión no solo es especial por ser la única TDI que portó la distinción Cupra en su zaga, también por tener una personalidad propia. ¿Futuro clásico? Poco más de una década después no es fácil encontrar una unidad en perfectas condiciones… no digo más.

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