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La alucinante historia del hombre que inventó el Buggy

A finales del pasado mes de febrero, el mundo del motor se vistió de luto: Bruce Meyers fallecía a los 94 años en California. Una destacada figura del panorama automovilístico estadounidense y, prácticamente, un desconocido fuera de él… a pesar de que todo el mundo conoce su gran creación: el Meyers Manx dune-buggy. Esta es la alucinante historia del hombre que inventó el Buggy.

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A Bruce la pasión por los coche le corría por las venas. Tal y como les contó a nuestros compañeros de Top Gear cuando le visitaron en su casa, su padre participó en Indianápolis (1906, 1907 y 1908) y fue una de las tres personas que convenció a Henry Ford para crear una red de concesionarios. Cuando era pequeño y vivía en Newport Beach pasaba el tiempo sumergido en sus comics mientras soñaba con sacar del papel aquellos pequeños coches con grandes ruedas que conducía Mickey Mouse.

Aquellos anhelos de la infancia se vieron truncados por la II Guerra Mundial y cuando la contienda terminó, Bruce puso rumbo a los Mares del Sur donde puso un puesto en un atolón de coral. Después se estableció en Tahití antes de regresar a Estados Unidos. A su vuelta, vio un Volkswagen Beetle por la playa a toda velocidad a pesar de sus finas ruedas y su potencia (35 CV): la clave era su tracción trasera y la suspensión de semiejes oscilantes.

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Transformar el Volkswagen Beetle

En aquel momento, EMPI (una empresa de preparaciones) y el concesionario Volkswagen de Los Ángeles tenían el kit Sportster, que costaba unos 500 dólares, y te permitía dar forma a tu propio buggy… pero las líneas rectas no eran demasiado atractivas. Bruce quería aportar movimiento, estética y, sobre todo, diversión: “La parte superior de los guardabarros delanteros tenía que ser plana para sujetar un par de cervezas, los lados tenían que estar lo suficientemente altos para mantener el barro y la arena alejados, tenía que ser compatible con las mecánicas de Beetle y tenías que poder construirlo tú mismo. Luego agregué toda la forma femenina y el espíritu de Mickey Mouse que pude”.

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La plataforma del Volkswagen Beetle permitía muchas cosas. Bruce acortó la distancia entre ejes en 32 centímetros y lo convirtió en un coche de dos plazas al que le añadió una sencilla carrocería de fibra de vidrio. Daba la posibilidad de montar diversos motores bóxer de la marca alemana (1.2, 1.3, 1.5 y 1.6 litros) y lo equipó con unas ruedas de gran diámetro y muy anchas. El resultado era coche divertido y asequible, que se movía como pez en el agua sobre la arena y en las dunas.

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De Tijuana a La Paz

El primer buggy que fabricó Bruce se llamaba ‘Old Red’ y llevaba todo tipo de protecciones porque creía que se iba a partir en dos en mitad de la calle. Aquella primera generación estuvo formada por once unidades más, que desempeñaron un papel importante en la competición. Estando en Big Bear Lake con su amigo Ted Mangels retaron a unos moteros: ¿quién llegaría de Tijuana a La Paz más rápido?

Aquella apuesta de 1.339 kilómetros por carreteras off-road les salió bien a pesar de que Bruce no estaba nada seguro: haciendo las cuentas podían completarlo en 30 horas. Y aunque tardaron 34 horas y 45 minutos, sacaron una ventaja de cuatro horas sobre los moteros y pusieron la semilla de lo que posteriormente se convirtió en la Mexican 1000 en 1967 o Baja 1000.

Aquella experiencia sirvió de publicidad para que la mujer de Bruce, publicista en una revista de motor, vendiera el buggy de su marido a diferentes publicaciones: cuando la historia llegó a los kioscos, el teléfono no paró de sonar y recibió 350 pedidos en una sola noche. El Meyers Manx era el color que le faltaba al mundo en blanco y negro de la posguerra: si no podías vivir en Venice Beach, al menos podías conducir un buggy.

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Más de 300.000 copias

Poco después lo rediseñó para que se asentase en una base completa de Volkswagen y fue entonces cuando se dio cuenta que el Meyers Manx estaba por todas partes. No registraron la patente a tiempo: lo hizo en 1965 y cuando puso una demanda por infracción de derechos de autor, el juez falló en su contra porque el coche había sido de uso público un año antes del registro. En total, se copió unas 300.000 veces.

En noviembre de 2020, el creador del coche que tuvieron los Beach Boys, Steve McQueen o Elvis Presley traspasó su fábrica después de 56 al frente de ella. Tres meses después de aquello, Bruce Meyers, artista, surfista, constructor de barcos y del dune-buggy nos dejaba.

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