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Prueba Volvo V90 Cross Country D4, un sueco para todo

La altura sí que importa, que se lo digan a este V90...

Seis centímetros. Es la clave de esta prueba del Volvo V90 Cross Country, la diferencia en altura libre al suelo respecto al V90 normal. Este exiguo parámetro, aunque no lo parezca, provoca que uno de sus principales argumentos de compra, la versatilidad, aumente varios enteros. Introducirse en su habitáculo es como avanzar en el tiempo una decena de años, gracias sobre todo a su gran pantalla central, del tamaño aproximado de un iPad. Manejar todas las funciones del coche de forma táctil a través de esta supertablet otorga al conductor o acompañante una experiencia de usuario realmente positiva. Pero eso sí, requiere de un periodo de adaptación intenso, porque no es fácil ni rápido navegar entre sus decenas de posibilidades. 

Así se mueve el Volvo V90 Cross Country


Su nivel de calidad tanto de los materiales utilizados como de los ajustes entre ellos es muy alto y transmite mucha calidez a su amplio habitáculo. En este sentido, recuerda mucho al Volvo XC90. Gracias a una longitud total de casi cinco metros y a una distancia entre ejes de casi tres, es una lástima que se haya estropeado el hueco trasero central, donde el pasajero de turno viajará más bien incómodo, debido a su más que voluminoso túnel de transmisión y a la intrusión de los aireadores traseros. Un mal menor para un interior espacioso y con asientos muy cómodos, que se remata con un maletero tipo cueva, donde caben artículos, por ejemplo, de más de dos metros (e incluso tres si tumbas también el asiento del copiloto).


Me pongo en marcha. Arranco girando el original mando dispuesto junto al reposabrazos central y escucho el ronroneo de su motor D4, el más sencillo de la gama y que ofrece, gracias a sus cuatro cilindros y turbo, 190 CV. Si quieres más potencia, tienes el Volvo V90 CC D5. Tengo que decir que ese sonido, más las vibraciones que transmite, desentona totalmente de la calidad que emana el resto de componentes. Eso sí, una vez en marcha todo se suaviza: el motor y la primera y negativa impresión. Y además, al pisar el acelerador con ganas, demuestra una potencia más que suficiente para mover con soltura sus casi dos toneladas que serán dos y media con el coche a plena carga. El cambio automático de ocho relaciones, por convertidor de par, no es tan rápido como uno de doble embrague, pero trabaja muy bien sincronizado con el motor. Y si quieres levas tras el cambio para manejarlo en modo secuencial, no te costarán mucho (182 euros) y agilizarán su comportamiento en las ocasiones que demandes más rapidez de actuación.


Cuando en tu largo viaje aparezcan los virajes, los movimientos laterales de su carrocería no son mucho más evidentes que en el V90 normal a pesar de su aumento de distancia al suelo. Es verdad que previamente he seleccionado su modo Dynamic en el Drive Mode y la suspensión neumática se endurece, por lo que los baches se transmiten más fielmente a los pasajeros. En el modo Comfort, la cosa cambia y todo va como si fueras montado en una alfombra mágica. Exclusivo de esta versión es el modo Off Road, aunque eso sí, solo está activo hasta unos 32 km/h aproximadamente, pero reparte antes la fuerza entre los dos ejes y permite algo más de deslizamiento hasta que entra el control de tracción. En estas circunstancias más duras, su eficaz tracción integral resulta también fundamental.
Los frenos y la dirección de este Volvo ofrecen un tacto muy bueno y entre ambos ponen la guinda a un vehículo de gran calidad que sigue manteniendo los estándares de seguridad propios de la marca con una infinidad de asistentes y sistemas que harán que tu aventura diaria con él sea de lo más... segura. 

Valoración

Nota8

En esta prueba Volvo V90 Cross Country D4, queremos saber si 190 CV son suficientes para un coche de este gran porte, tamaño y calidad

Lo mejor

Espacio, versatilidad, confort de marcha, calidad de acabados

Lo peor

Consumo a ritmo elevado, precio de algunas opciones

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