Test 100.000 km: Seat Alhambra 2.0 TDI 170 CV

Cada vez que probamos un Seat Alhambra no hace más que recibir piropos y halagos. Pero 100.000 km de nieve, hielo, calor y duras rutas sobre el asfalto son suficientes para restar puntos a cualquier coche, por muy bueno que sea. Así que el monovolumen español no puede estar tranquilo.

El Seat Alhambra 2.0 TDI Ecomotive Style cumplía los requisitos: motor diésel de 170 CV, caja de cambios de doble embrague, climatizador, tres filas de asientos, puertas laterales y del maletero automáticas... unos detalles que, junto con la pintura metalizada, han hecho que su precio suba hasta los 47.750 euros.

“Se ha ventilado 1.400 km de un plumazo y sin una sola gota de sudor”, informa el redactor Jörg Maltzan tras su paso por Italia. Además, se le llena la boca al hablar del tapizado y es que se nota que han puesto empeño en los asientos; tanto, que hasta podrían pasar una prueba de sueño. “Si abates los respaldos traseros, el Alhambra se convierte prácticamente en una caravana, solo tienes que meter un colchón y... ¡a dormir!”.

Aunque lo que más alucinó a mi colega fue disfrutar de la noche desde el interior, porque pudo ver un cielo lleno de estrellas a través del techo panorámico. "Además, tus hijos irán mirando todo el tiempo el camino por los ventanales del Seat y a ti te dejará boquiabierto la visibilidad que tienes al aparcar, aunque echarás de menos una cámara trasera (486 euros) para meter esos 4,85 m de largo en huecos pequeños", asegura.

En el libro de viaje he leído comentarios para todos los gustos sobre las puertas eléctricas, desde “increíblemente cómodas” hasta “innecesarias”, pero una cosa está clara: el portón automático no aporta un plus de confort que te haga pensar que es indispensable.

Cuando sacó a este gigante de paseo por la autopista le dejó de piedra lo bien que funciona su suspensión y lo poco ruidoso que es este motor TDI, que apenas se escucha. Pero no todo es bueno, porque han surgido signos de corrosión en el eje trasero y el cambio le hizo arrugar la cara más de una vez, sobre todo cuando pones el coche en marcha, porque el DSG tarda un poco en reaccionar cuando pisas el acelerador, algo que se aprecia especialmente al maniobrar. Incluso dice que llegó a pensar que no sabía conducir, porque parece que a veces solo va a tirones. La cosa empeora si le pones un remolque, pero, bueno, lava su imagen un poco porque por lo menos puedes plegar el enganche.

Este rey del confort ha conseguido incluso dominar la tecnología: el limitador de velocidad y el asistente de control de carril funcionan de maravilla y el navegador MediaSystem 2.2 pudo encontrar hasta el callejón más escondido del sur de Italia.

La verdad es que, de no ser porque tuvieron que ajustar los faros delanteros a los 78.153 km, el Seat habría superado la prueba de resistencia sin dar ni un solo problema.

Después de 100.000 km, el perito de DEKRA no encontró apenas nada que objetar: solo el óxido en el eje trasero, el aislante del motor suelto y los arañazos en los hidráulicos del maletero, pero eso son detallitos sin importancia.

El resultado hasta ahora ha sido francamente bueno, pero esta prueba de resistencia no queda aquí. Queremos llegar hasta los 200.000 km, a ver si podemos rascar algo más de este Alhambra, que para algo es uno de los monovolúmenes más fiables...