Logo Autobild.es

Prueba de 100.000 km: Suzuki Swift Sport

Prueba de 100.000 km Suzuki Swift Sport

Directo al top 3.

Hay modelos que pasan nuestra prueba de larga duración de manera tan discreta que algunos compañeros apenas se dan cuenta de que ha estado entrando y saliendo del garaje durante dos años. Eso ha sido imposible con este protagonista, un Suzuki Swift Sport amarillo chillón que no pasa desapercibido ni aunque lo pretendas. 

Las primeras anotaciones de la redacción eran muy claras: "un artefacto muy divertido", "pequeño, ágil y descarado", o también: "parece más cachondo que un Mini Cooper S". 

Con tantos elogios era difícil no echarle mano a las mínimas de cambio y rápidamente se convirtió en un objeto de deseo para hacer cualquier trayecto (incluso si había varios cientos de kilómetros entre la oficina y el destino). 

Rápido, pero con poca autonomía

La verdad es que los japoneses han afinado el chasis para que sea divertido, pero a la vez práctico y cómodo, de modo que vas a tolerar muy bien los viajes largos. 

Y a pesar de esos gruesos tubos de escape que luce en la zaga, el Swift Sport es un coche realmente silencioso, casi "demasiado callado", como algunos criticaron (por ejemplo, nuestro hombre del Dekra, Marcus Constantin). 

Otra de las llamadas constantes ha sido acerca de su diminuto depósito de 37 litros. “Conduzca 250 kilómetros, reposte durante cinco minutos, conduzca otros 250 kilómetros, reposte durante cinco minutos más...”, apuntaba nuestro compañero Henning Hinze. 

Y en el fondo, no le faltaba razón, sobre todo cuando uno demanda toda la potencia a su cuatro cilindros y se quiere divertir. El paso por la gasolinera ha sido demasiado habitual para nuestros probadores.

Segunda observación: el Suzuki Swift prescinde, en general, de bastante material aislante y, en consecuencia, el ruido de rodadura de los neumáticos y el producido por el aire al chocar contra los retrovisores penetran en el habitáculo sin compasión. 

Durante la inspección final, este aspecto se volvió todavía más evidente. Tan pronto como desmontamos unas cuantas piezas y dejamos al Swift al desnudo, pudimos entender por qué pasaba esto: nuestro pequeño atleta es espartano y no se anda con dobleces ni guiños para la galería. 

Es lo que ves y ahí, en realidad, es donde está su encanto. A poco que vayas retirando, enseguida te vas a topar con su esqueleto de chapa y en donde sus rivales ves más aislamiento, en el Suzuki simplemente brilla por su ausencia. 

Pero no todo tiene por qué ser negativo: gracias a esa sencillez de fabricación, el peso en vacío se queda en 960 kilos, un valor extraordinario para ser un cinco plazas en toda regla con un maletero decente, todo sea dicho de paso. 

Sin (muchas) críticas en el día a día 

Si pasamos por alto lo que ya hemos apuntado sobre su escasa autonomía (habríamos aprobado sin dudarlo la instalación en fábrica de un depósito de 50 litros), lo cierto es que en un uso cotidiano, el Swift Sport se muestra convincente. ¿Tiene zonas en las que mejorar? Por supuesto. 

Por ejemplo, el control de crucero adaptativo funcionaba de una forma un tanto brusca cuando tomaba el control. Le faltaba modales cuando detectaba a un vehículo delante, y la aceleración al quedar el carril despejado era también muy brusca (un poquito de progresividad y menos genio no le habría venido nada mal). 

Prueba de 100.000 km: Suzuki Swift Sport

Por otra parte, la imagen de la cámara de visión trasera se actualiza demasiado poco y por eso, obstáculos que estaban relativamente lejos podrían convertirse repentinamente en peligros demasiado cerca. 

Por otra parte, la mayoría de nuestros compañeros de redacción hicieron uso del cable USB para conectarse al sistema de infoentretenimiento que ofrece Apple Carplay o Android Auto y su desempeño no siempre era el esperado, tanto en velocidad de refresco de la pantalla como en precisión.

Un precio interesante

Pero también hay que recordar todo lo bueno de este Suzuki, incluida la luz LED de serie, el sistema de navegación o el aire acondicionado. Eso sin contar con muchos asistentes a la conducción como el reconocimiento de señales, el detector de vehículos en ángulo muerto, el asistente de cambio involuntario de carril o las luces de largo alcance automáticas. 

Y todo eso por poco más de 22.000 euros. Aquellos que abusaron de la precisión de la cada manual de seis marchas, disfrutaron de lo rápido que se carga el turbo y apuraron la frenada en cada curva llegaron rápidamente a la misma conclusión: ¡aquí la relación precio/diversión es absolutamente favorable! 

Prueba del Suzuki Swift Sport 2020 Mild Hybrid

Y así, los 100.000 kilómetros pasaron mucho más rápido de lo que a los probadores nos hubiera gustado. Sin fallos graves, el Swift ni siquiera quiso que recargáramos el aceite del motor. 

Las visitas no programadas al taller solo se produjeron porque al principio asumimos erróneamente que el Swift Sport tendría que ser revisado después de 15.000 en lugar de 20.000 kilómetros. 

Al final, tuvimos que abrirlo y desarmar todas sus piezas con el convencimiento de que nos íbamos a encontrar con buenas noticias (también hubo algunas molestas sorpresas, pero nada de un calado especial). Nuestro equipo de mecánicos, acompañado por el ex piloto de rallys de la marca, Niki Schelle, se quedaron asombrados por el estado de este Swift.

Nuestra opinión

La verdad es que No hubiéramos apostado a que el Swift, que anima a llevarlo siempre al límite por su diversión, superaría la prueba de larga duración con tanta holgura. Pero lo ha hecho. 

Valoración

Nota8

En la prueba de 100.000 km del Suzuki Swift Sport el utilitario ha demostrado que además de divertido en carretera es fiable en el taller.

Lo mejor

Muy divertido al volante, las carreteras de montaña son su hábitat natural.

Lo peor

El pequeño depósito te obliga a repostar más a menudo de lo que quieres.

Etiquetas: Utilitarios

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.