Renault Latitude: berlina anticrisis

Es un automóvil fabricado en Corea sobre la base del Samsung SM5, pero cuenta con la calidad de ajustes y materiales que cabe esperar de cualquier Renault que se venda en el mercado europeo. El 2.0 dCi de 150 CV es un motor bastante progresivo, que entrega la potencia de manera suave desde las 2.000 rpm.Va unido a un cambio manual de seis velocidades, cuyo funcionamiento es correcto, aunque quizás algo tosco en su accionamiento.

Esta combinación de propulsor y cambio logra que el Latitude alcance los 100 km/h en 10,3 segundos y que el consumo no se dispare. En este test he obtenido una media de 6,5 litros, lo que te aporta una autonomía real de nada menos que ¡1.077 kilómetros! La pega que le puedes poner es que parece un coche enfocado a un público maduro, pero seguro que piensas eso porque no peinas canas. Yo todavía tampoco, pero de cualquier forma no veo mucho problema en su diseño global. Sí, es una berlina grande y sin un estilo demasiado espectacular, pero a mí me resulta incluso más elegante que el Laguna.

El habitáculo tiene una disposición bastante ordenada de los instrumentos y cuenta con extras que solo añaden las mejores berlinas premium, como los asientos de cuero con masaje. En cuanto al espacio interior, dispone de unas plazas traseras en las que tienes un palmo de sobra entre las rodillas y el respaldo delantero.

Además, el maletero te da la posibilidad de meter hasta 477 litros. No es demasiado comparado con otras berlinas, pero hay que tener en cuenta que el Latitude esconde bajo el suelo una rueda de repuesto de igual tamaño que las otras. Su dinámica está muy marcada por la configuración del chasis. Que sea tan confortable no es más que una ventaja para su clientela objetiva, que prefiere viajar cómoda antes que un gran dinamismo. Por otro lado, cabe decir que no es tan subvirador como se podría esperar de un coche que pesa 1.535 kilos y tiene una batalla tan larga. Al contrario, en las curvas apoya, balancea y redondea ligeramente el giro. Lo que no me ha gustado tanto es su dirección electrohidráulica: aunque resulta suave y precisa en marcha, en parado me ha parecido muy dura. Y eso no es ninguna ayuda cuando se trata de aparcar un coche de casi cinco metros de largo.

Me parece muy acertado que Renault haya buscado en su maraña empresarial para sacarse de la manga un coche correcto, amplio, bien acabado y con un comportamiento muy bien enfocado a la clientela a la que se dirige. ¿Que es un poco anodino y es el mismo coche que el Samsung SM5? Sí, ¡qué problema hay! A mí me gusta incluso más que el Laguna. Bien hecho.