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Prueba Bugatti Chiron: no es de este mundo

Ya conocíamos las cifras hace tiempo: 1.500 CV y 420 km/h. Pero hemos sido de los pocos periodistas que, por fin, nos hemos podido poner al volante. En esta prueba del Bugatti Chiron comprobamos que no es de este mundo. Olvídate de todo lo que habías visto o conducido hasta ahora.

"Si se puede comparar con algo, entonces, no es un Bugatti". Esta frase la dijo el mismísimo Ettore Bugatti, fundador de la firma. ¿Y cuánto tiempo hemos esperado a este momento? Hablamos de despertar, por nosotros mismos, el motor de 16 cilindros. Ese momento ha llegado. Prueba: Bugatti Chiron. No es de este mundo.

VÍDEO: Por fin hemos probado el... ¡Bugatti Chiron!

Aunque suene paradójico, tiene que ser duro ser ingeniero de Bugatti. Me explico: con el Bugatti Veyron, crearon el superdeportivo más potente y veloz del mundo. Y entonces llega el jefe de la marca, les pide un nuevo modelo y, sencillamente, dice: el Bugatti Chiron tiene que ser mejor en todo. Y por eso estamos aquí: somos de los pocos periodistas del mundo que tienen la oportunidad de ponerse al volante. Nuestra misión de hoy es tan clara como difícil: comprobar si este coche es perfecto.

Así se crea el Bugatti Chiron:

Pulso el botón azul de arranque, con las cifras embriagando mi cabeza: 1.500 CV, 1.600 Nm de par, 16 cilindros, cuatro turbos... Para empezar, subo las revoluciones hasta 4.000. Entonces, presionan dos de los cuatro turbos. Suelto el pedal del freno... Y el mundo se queda por detrás de mí. Mientras el Chiron pasa de 0 a 100 km/h en unos ridículos 2,5 segundos, aún no me ha dado tiempo a habituarme a la situación: visión de túnel, mariposas en el estómago... Y entonces, el Chiron se da un pequeño respiro. Acto seguido despliega los 1.600 Nm de par al insertar segunda, que se proyectan a las cuatro ruedas, las cuales deslizan brevemente justo antes de alcanzar los 200 km/h con abrumadora facilidad. 

Por carreteras de curvas también sorprende

Conducir un Bugatti Chiron es, sencillamente, otra cosa. No es comparable a ningún otro coche del mundo. Para empezar, por su potencia: tienes 1.500 CV debajo del pie nada más pisar a fondo, y el empuje que recibes es inigualable. Pero eso es algo que ya había demostrado Bugatti. La novedad, y lo que realmente sorprende del Chiron, es la sensación de estar pilotando un coche mucho más pequeño y ligero de lo que es en realidad.

¡Descubre su velocidad máxima sin limitador!

Especialmente cuando pulso el botón 'handling mode'. Y súbitamente, el alerón trasero se eleva, las ruedas delanteras muerden el asfalto y lo manejo con absoluta facilidad, tanto que es complicado ver dónde están sus límites. No hay nada igual ahora mismo en el mundo sobre cuatro ruedas tan veloz y fascinante. La experiencia es realmente única. Ya sé que hay que ser cuidadosos con los superlativos, pero esto que tengo entre manos es una auténtica locura. 

Los cuatro discos de carbono en formato pizza familiar ya son un espectáculo en parado, y en marcha, mantienen al Chiron en su sitio.

El cockpit recubierto en cuero noble está reducido al máximo. Solo tenemos cinco botones circulares en la consola central, y el conductor no tiene nada que le distraiga, aparte del paisaje. Con todo, no había estado antes en un habitáculo con calidad tan elevada. Todo está elaborado a mano, y cada costura es, sencillamente, perfecta. En solo 6,5 ya ruedo a 200. Para pasar de 0 a 300 km/h solo requiero 13,6 segundos. La velocidad máxima es de 420 km/h, limitada. El precio también es de otro mundo. Parte de los 2,4 millones de euros, a lo que hay que sumar los impuestos. 

Conclusión

Esta ha sido la primera prueba de conducción con el nuevo Bugatti Chiron. ¿Qué puedo decir? No tengo palabras. Es, sencillamente, mucho más que cualquier otra creación que puedas ver por las carreteras del mundo. Es como si un OVNI acabara de aterrizar. Ya habíamos conducido un Veyron y entonces, pensamos: esto es lo máximo, el cénit, la punta de la pirámide a la que puede llegar el sector del automóvil. Pues bien: el Chiron es, sencillamente, mejor en todo. Y puedo decir, sin dudarlo, que este es el mejor superdeportivo del mundo. Punto final. No hay discusión. 

Quien tenga los 2,4 millones más impuestos, deberá darse prisa. Porque más de la mitad de los 500 Chiron planeados están ya comprados, antes de que el primer cliente se haya puesto tras el volante. No hace falta más para convertirse en leyenda. Y ningún otro coche se lo merece más en el mundo que este Bugatti. Tal y como quería el fundador de la firma. 

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Ya conocíamos las cifras hace tiempo: 1.500 CV y 420 km/h. Pero hemos sido de los pocos periodistas que, por fin, nos hemos podido poner al volante. En esta prueba

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