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Opel Antara 2.2 CDTI 163 CV 4x4: segunda generación

La primera generación del Opel Antara no consiguió triunfar, eso está claro. Su sucesor ya ha pasado por nuestras manos ¿Habrá aprendido de sus errores? Ha llegado la hora de someterlo a su primer test para comprobarlo. La versión elegida es la 2.2 CDTI de 163 CV con tracción integral.

El Chevrolet Captiva (Prueba Chevrolet Captiva) y el Opel Antara son modelos casi idénticos que nacieron allá por 2006 con la intención de asentarse en el complejo mundo de los SUV. Uno lo consiguió; el otro, no. Las calles se llenaron de Captivas y los concesionarios se quedaron repletos de Antaras. El precio más contenido y disponer de siete plazas jugaron a favor de Chevrolet, tanto que solo al final de su vida comercial y gracias a rebajas de escándalo, el Antara logró colocar algo de su deuda.

Ahora, la historia se repite. Opel estrena su Antara II casi a la vez que el nuevo Captiva. Cuesta 37.000 euros, por mucho que tenga el acabado más completo (Cosmo), me parecen excesivos. Pero tiene truco, porque el la marca del rayo se 'descuelga' con un descuento que deja el precio final en poco más de 30.000 euros para competir de tú a tú con el modelo americano. De hecho es más interesante porque, por el mismo precio, equipa la tracción integral.

Aunque sigue ofreciendo solo cinco plazas. Cierto que la segunda fila es muy habitable, pero estaría muy bien disponer de una tercera aunque fuera opcional. Hablando de opciones, hay dos mecánicas disponibles: sendos bloques 2.2 CDTI de 163 y 184 CV. Me decanto por la primera, que es más barata y no arroja grandes diferencias de prestaciones. Lo compruebo pronto: es algo más lento que su hermano mayor al acelerar, pero recupera con la misma intensidad. Eso sí, los 8,2 l/100 km que he medido me parecen mejorables. Si tuviera Start-Stop...

También debería cuidar más la insonorización del habitáculo, pues la rumorosidad al apurar el acelerador es excesiva. Algo que tengo que hacer cuando llegan los repechos debido a un cambio automático demasiado lento y a que el motor apechuga con casi dos toneladas de peso. Esos kilos se sienten cuando avivo el ritmo y el balanceo desaconseja tomarte muchas alegrías.

El Antara está concebido para viajar en familia, por el espacio interior y por el confortable tarado de suspensión. En autovías es una auténtica alfombra, que filtra de maravilla los baches. Fuera del asfalto, pese a la tracción integral que monta (un sistema electrónico que transfiere sin intervención del conductor fuerza al eje trasero, hasta un máximo de 50/50) mejor no pasar de pistas lisas porque la escasa altura libre al suelo y el limitado ángulo de entrada lo desaconsejan. Más aconsejable es rodar a velocidades legales sostenidas, donde el consumo se rebaja de forma notable y la rumorosidad se atenúa bastante.

La presentación interior es muy Opel: lógica, pero sin grandes alardes de originalidad. En vez de poblar la consola con muchos botoncitos al estilo Astra/Insignia, este todocamino prefiere menos aglomeración y pulsadores más grandes, algo que agradezco. Menos me gustan los plásticos duros de la parte superior de la consola, así como un volante demasiado grande (la asistencia variable funciona muy bien, eso sí).

En este Opel Antara 2.2 CDTI, al igual que en el resto de la gama, echo en falta más huecos en las plazas delanteras para dejar pequeños objetos y, detrás, las cotas de anchura y altura son notables. Me queda un maletero que parte de unos escasos 420 litros y alcanza los 1.391 si abato los respaldos. Entonces se libera un piso completamente plano, que siempre facilita las cosas.

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