Test de larga duración de 100.000 km con el Hyundai i10: no lo subestimes

Si los coches pudieran hablar, el Hyundai i10 probablemente nos hubiera dado su opinión sobre el trato recibido. Casi nunca se le permitió viajar ni visitar otras ciudades o países. En cambio, sí lo tuvimos de aquí para allá en cortos trayectos en ciudad. Y así, al final, este urbano se pegó un tute de 100.000 kilómetros para completar este test.

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Porque, seamos honestos, estamos malacostumbrados. Un coche pequeño con 87 CV es el último en la lista de deseos de los probadores de la redacción cuando hay que hacer un viaje. Para la ciudad, por supuesto, a todos nos gustaba usar el i10. Mide solo 3,66 metros de largo, tiene un radio de giro de solo 10,3 metros, se aparca casi sin mirar... Desde luego, todos estos son inmejorables argumentos para moverse en una ciudad como Hamburgo, que es donde nuestros colegas alemanes lo han usado la mayor parte del tiempo.

Nada más sentarte en su interior, el pequeño Hyundai quiere conquistarte. En primer lugar con su colorido interior: con el salpicadero y los asientos en color marrón cobrizo. Nuestra unidad también viene equipada con la pintura 'Passion Red'. Sin duda, la combinación de colores de nuestro i10 es muy vistosa. Pero este coche todavía tiene cosas sorprendentes por descubrir. Como, por ejemplo, el Hill Start Assist (asistente de arranque en pendiente), luces de iluminación en curvas, manos libres, control de crucero, climatizador y asientos calefactables.

¿Una compra rentable?

No está nada mal este equipamiento y… ¿qué dice la lista de precios? Con 87 caballos, con este acabado y con los interesantes extras que monta, este pequeño coreano nos costó 16.070 euros en Alemania. El precio es razonable si tienes en cuenta todo lo que lleva. Pero el Hyundai también nos sorprendió durante los primeros kilómetros. Un redactor quedó tan impresionado que llenó espontáneamente tres páginas del libro de viaje con sus comentarios. Estaba satisfecho con el equipamiento y con el motor de cuatro cilindros atmosférico, que tiene un funcionamiento muy suave. No fue tan positivo cuando se refirió a su comportamiento dinámico. Cortésmente lo describió así: "No es para irte a un circuito y intentar conducirlo al límite”. Lo que nubló nuestra alegría inicial fue la caja de cambios, porque no engranaba con precisión. Durante el transcurso de la prueba, fuimos tres veces al servicio técnico. La intervención del taller (ajustar el cable del embrague) solo logró cierta mejora durante un tiempo.

El tráfico urbano se ha hecho notar...

Las consecuencias las descubrimos en el desmontaje, porque a algunos componentes del i10 se les nota que habían sufrido nuestra prueba de larga duración. Me refiero al embrague y el cojinete de desembrague. Si el i10 se hubiera conducido principalmente por autovías y carreteras de montaña, igual que el resto de coches de nuestros test de 100.000 kilómetros, el embrague habría trabajado mucho menos. Sin embargo, mis colegas habrían echado de menos, y criticado, la falta de una sexta marcha. Por eso, de alguna manera, hay que reconocerle a este coreano que ha experimentado la prueba de resistencia de 100.000 kilómetros más dura de todos los tiempos: cortas distancias, tráfico urbano y cambios de conductor varias veces al día.

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Test de larga duración del Hyundai i10 (9 imágenes)

La extensión del libro de anotaciones muestra la cantidad de redactores por los que ha pasado. Lo habitual son 20 páginas. El del i10 llega a 56. Pero aparte del embrague, se ha mostrado como un urbano excelente. Un duro rival del Volkswagen Up o el Toyota Aygo. Un compañero lo describió así: "Ofrece todo lo que necesitas en un coche así". Porque este automóvil es perfecto cuando circulas por terrenos llanos, pero cuando te toca circular por puertos de montaña hay que usar mucho de la palanca de cambios si quieres mantener cierta alegría y quieres disfrutar de todas las posibilidades de su motor.

¿Otros problemas técnicos? Dos tornillos flojos en la palanca de ajuste de altura del asiento que hemos apretado nosotros mismos. Tras 25.000 kilómetros, la carcasa de la caja del filtro de aire estaba rota. Fallo que cubrió la garantía sin mayores contratiempos. Poco después de superar el ecuador de la prueba, se montaron nuevos discos y pastillas de freno en el eje delantero (401,56 euros). Demasiado pronto, pero el efecto positivo es que las distancias de frenado al final de la prueba estaban al mismo nivel que al principio. 37 metros de 100 a 0 km/h es un buen valor para un coche tan pequeño.  Al desmontar los frenos, lógico, estaban en buenas condiciones.

Lo mismo que el sólido bloque de cuatro cilindros. No encontramos marcas de desgaste en los pistones, los conductos o en las válvulas. Incluso la caja de cambios nos sorprendió con unos engranajes sin apenas signos de uso. Esperábamos el piñón de la marcha atrás ligeramente redondeado en los extremos de los dientes, pero nada de nada. Hyundai, claramente, no ahorró en calidad de materiales. Esta impresión se extiende también al resto, aunque encontramos grapas sueltas en los paneles de debajo de la carrocería que han producido algunos arañazos. Pero, como puedes suponer, no es algo dramático.

Nuestro Hyundai i10 ha acabado nuestro test de larga duración y parece que su única petición es: "Dejadme viajar y rodar por carretera, por favor!".

Nuestra opinión

¿Un enano? Sí, pero en un sentido positivo. El i10 ha dado un gran paso en comparación con su predecesor. Porque es un automóvil urbano muy interesante. Pero el problema que hemos tenido con el embrague es importante. Su sustitución cuesta alrededor de 740 euros. ¿En garantía? No, ¡es una pieza de desgaste que no está incluida!

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