Prueba Citroën C4 Cactus BlueHDI 100: diésel y manual, maridaje ideal

El Citroën C4 Cactus tiene muchas bazas que ofrecer: un consumo irrisorio, su buena capacidad interior y una imagen única. En esta prueba me pongo a los mandos de la versión diésel BlueHDI 100 con cambio manual. Posiblemente la opción más recomendable de la gama.

Cuando llegó el primer C4 Cactus con motor diésel a la redacción, no pude evitar sacar una sonrisilla y pensar: ¡bien!, la marca del doble chevron vuelve a arriesgar estéticamente como antaño, presentando un producto sorprendente, fresco y con detalles muy bien pensados. Las ganas de ponerme a sus mandos eran muy altas y cuando tuve ocasión algo me produjo una sensación agridulce: ¿cómo podía ser que un producto tan interesante como el Cactus, equipase una vetusta y lentísima caja de cambios pilotada? Con el cambio ETG6 las reacciones eran lentas y, acostumbrado a las cajas más modernas, me parecía hasta incómoda. Afortunadamente la solución es fácil: elegir la opción manual.                 
Lo único que se pierde con esta caja de cambios es la banqueta delantera corrida, un detalle nostálgico que es bonito, pero totalmente prescindible.
Esta versión BlueHDI 100 equipa el mismo bloque de cuatro cilindros y 1.560 cc de la versión automática e-HDI 92. Con el cambio manual consigue ocho caballos extra y (fíjate hasta donde llega la lentitud del cambio automático) en aceleración este C4 Cactus es casi un segundo más rápido. Pero no hablo solo de tiempo, también entra en juego el placer de conducción. El C4 Cactus, asentado sobre la plataforma PF1 que comparte con el C3 o el 208, tiene un chasis bien afinado. Predomina el confort, pero gracias a un peso que apenas supera la tonelada, la agilidad que demuestra es encomiable y en tramos de curva su comportamiento es más que aceptable. Con 100 CV bajo el pedal derecho, este Cactus es capaz de adelantar sin problema y salvo que busques una conducción deportiva, la potencia es más que suficiente.
 

Práctico y económico

Otra característica importante del Citroën C4 Cactus BlueHDI 100 es el consumo. La cifra homologada es de solo 3,4 litros y, aunque en la práctica no he llegado a ese registro, es un verdadero mechero que consigue medias de cuatro litros sin dificultad. Puertas adentro, el puesto de conducción es muy particular, con el asiento en una posición bastante hundida respecto al volante, pero que no molesta. El espacio es bueno en las dos filas de asientos, especialmente detrás, donde dos adultos podrán viajar holgadamente. El maletero es aceptable, aunque la boca de carga queda demasiado alta y meter bultos pesados te costará más de lo necesario.

No obstante, tiene detalles incomprensibles, como la ausencia de cortinilla en el techo solar, la falta de asideros sobre las puertas o un simple cuentavueltas. ¿Tanto peso ahorran? Pese a esto, si buscas un coche poco gastón y con una imagen única, el Citroën C4 Cactus debe estar entre tus candidatos de compra.
 

Conclusion

El Citroën C4 Cactus con el motor BlueHDI de 100 CV y caja de cambios manual de cinco velocidades es un buen producto... con luces y sobras. En el primer apartado destacan un diseño exterior muy moderno, un interior amplio y unos consumos muy ajustados. Además, resulta cómodo y con suficiente potencia. Eso sí, tiene detalles poco comprensibles, como la ausencia de una cortinilla en el techo o de un cuentavueltas en la consola central. En el interior hay demasiado plástico y su precio es algo elevado.

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