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Un mes con el Hyundai Kona eléctrico: ¿se puede vivir sin cargador en casa?

Coches eléctricos: ¿se puede vivir sin cargador en casa?
¿Puedes vivir sin un 'wallbox' en casa?

La chispa de este tema la prendió un Porsche Cayenne. El híbrido enchufable, claro. Estaba probando cómo cargaba en un punto eléctrico público cuando se me acercó el conductor de un Smart EQ. "¿A cuánto carga? ¿Qué conector lleva? ¿De cuánto es la batería?". Para ser sinceros, a mí me sonaba a esto: 它收費多少錢, 它帶有什麼連接 , 電池多少錢.

Lo has adivinado: es chino cantonés y es así como me sonaba a mí, porque, honestamente, no estaba puesto con este nuevo lenguaje.

Ya repuesto del susto, le pregunté qué tal le iba el coche. Me contó que de maravilla, que lo cargaba una vez a la semana, que era superdivertido y que no tenía cargador en casa, que se apañaba con puntos públicos y centros comerciales.

VÍDEO: Prueba a fondo Hyundai Kona Eléctrico, ¿merece la pena? Te lo decimos...

Un momento: ¿sin cargador en casa? ¿que los hay gratuitos? ¿Es eso posible? ¡Manos a la obra! Las reacciones en la redacción fueron tranquilizadoras. En resumen, que no pensaban venir a recogerme cuando me quedara tirado. Pero qué demonios, si lo eléctrico está tan de moda, será por algo, ¿no?

El coche protagonista tiene que reunir varias condiciones. Primero, que sea un eléctrico o ZEV, que son las iniciales de Zero Emission Vehicle. Y espacioso, suficientemente grande como para poder funcionar como coche único en el que meter a la familia. Y, puestos a pedir, potente, divertido de conducir y con una autonomía aceptable. Decidí que el que reunía todos los requisitos era el Hyundai Kona electric con batería de 64 kWh. Tiene 204 CV, 449 km de autonomía, mucho espacio interior y de otras pruebas ya sabía que, aunque no es como su hermano el i30N, sí que acelera como un dragster y te da vidilla en ciudad: ¿ves ese hueco entre el taxi y la furgoneta? Un golpe de ¿gas? ¿electrones? y estás dentro.

Manos a la obra. Las reglas del juego para los 31 próximos días son:

  • No se puede cargar en el wallbox de la redacción
  • No se puede cargar en casa
  • Hay que utilizarlo todos los días en tareas cotidianas

Empieza la prueba

Con el depósito lleno, perdón, con las baterías repletas de energía, enfilo a la redacción. De la redacción a recoger coches y de ahí a casa. El primer día caen 120 km, pero la autonomía ha bajado apenas 100. Subidón.

Lo cierto es que cuando te pones al volante de este tipo de coches cambia tu modo de conducir. De repente, cada segundo de más pisando el acelerador cuenta. Por eso intentas aprovechar las bajadas para levantar el pie y ganar unos metros regenerando energía; frenar suavemente para tener más tiempo para recargar...

Empiezo a pensar que las 6.329 personas que han comprado un eléctrico en lo que va de año (hasta mayo) no pueden estar tan equivocadas. De hecho, esa cifra es un 80% superior a la de 2018. Supongo que la implantación de medidas anticontaminación en ciudades tan grandes como Madrid o Barcelona y los incentivos fiscales (aparcamiento gratuito en zonas de estacionamiento regulado, exención del impuesto de matriculación...) tendrán algo que ver.

En busca de enchufe

Tengo ganas de recargar el coche por primera vez. Y esto ocurre el quinto día. Después de varias jornadas de rutina, la autonomía marca 80 km. ¿No te ha pasado alguna vez que vas en reserva y, aunque sabes que vas a llegar a una gasolinera en menos de 15 kilómetros ya vas con el ojo pegado al indicador de autonomía? Pues imagínate esto, pero multiplicado por 10 (o por 1.000).  Porque es lo que me ocurre al ver que tengo un alcance de 51 km para hacer 25. Busco en el navegador un punto de recarga.

Me indica uno cerca de mi casa al que debería llegar sobrado. Vamos a ello: activo el modo Eco y me lanzo a la calle. En zonas urbanas apenas gasto. De hecho, entre semáforos, rotondas y demás consigo ganar unos pocos kilómetros... que pierdo en cuanto salgo a una autopista. Ocurre al contrario que con los térmicos: por las características del propio motor, se vuelve más ineficiente y gasta más. Resultado: conduzco muy suavemente y calculando: me quedan 15 km para llegar y 25 km de autonomía. Llego a mi destino con un margen de 10 km. Para ser la primera vez es afinar demasiado: me prometo que no volveré a apurar tanto para poder ver crecer a mis hijos con el corazón sano.

El doble puesto de carga gratuito se activa a través de la app Electromaps. Empieza a cargar a 7 kWh (aunque podría llegar hasta 22, lo que sería el nirvana de los ZEV). Hay una señal que avisa de que no se puede estar más de tres horas. Echo cálculos: a 7 kWh,  la batería cargará 21, o lo que es lo mismo, un tercio de la capacidad total de 64 kWh. O sea, que se añadirán unos 150 km a los 13 con los que he llegado.

Esto está chupado, pienso, mientras me voy confiado a mi casa. Y pasa el tiempo y... bueno, digamos que no estoy acostumbrado: cinco horas después, me acuerdo de que tengo el Kona enchufado y que me he pasado del tiempo. Corro. Tras 342 minutos se recargado 30,54 kilovatios. Es decir, una media de 5,35 kWh: si hubiera querido llenarlo, hubiera necesitado unas diez horas en total. A lo largo del mes que ha pasado conmigo este Hyundai, he utilizado el cargador otras tres veces con velocidades de carga de 5,57, 4,14 y 3,76 kW, lo que significa que no acabo de conseguir una autonomía tranquilizadora al cien por cien.

Y es que la vida de nómada sin cargador es complicada. Me acerco un viernes para rellenar un poco y poder moverme el fin de semana con él. Resultado: un Volt y un Tesla Model S (¡!) han llegado antes que yo. Es decir, me toca buscar un cargador que resulta estar en un centro comercial a pocos minutos en coche. Voy allí y busco la plaza para enchufados. Carga a 7 kWh, lo que, visto lo visto, no está mal. Tras un par de horas, una hamburguesa repleta de cosas ricas (e insanas) y un par de compras, he conseguido añadir unos 150 km a los 200 que tenía.

Las complicaciones de la calle

Pero a veces las cosas no salen como deberían. En una ocasión busco un cargador en el navegador. Me lleva al parking en superficie de un entramado comercial en Rivas-Vaciamadrid, a las afueras de Madrid. Entre tiendas de bricolaje, electrónica y ropa de bebés localizo un poste de carga que está inoperativo: toca buscarse la vida de nuevo...

Coches eléctricos: ¿se puede vivir sin cargador en casa?

Pero sin duda eso no ha sido lo peor. Ponte en situación: 20 km de autonomía. Última semana de uso, por lo que voy sueltecito con esto de las recargas: apuro quizá demasiado, porque confío plenamente en la fiabilidad del marcador del Kona. Decido probar un puesto IBIL que, cosas de la vida, está frente a un edificio de una compañía eléctrica. Me doy de alta, enchufo y... ¡sorpresa! La velocidad de carga es tan ridícula (máximo de 3 kWh, luego se estabiliza en unos brutales 1,1 kWh). Me arriesgo buscar otro punto fiable: está a 5 km de mí, por lo que, si viviera en la zona, tendría un pequeño escollo que solventar...

Mi opinión

Después de 31 días buscándonos la vida en la redacción para cargar el coche en puntos públicos, se podría decir que sí, que podrías vivir sin un 'wallbox' en casa. Pero si no quieres estar muy expuesto, lo mejor es que optes por un cargador en casa: te moverás con una red de seguridad a la que siempre podrás recurrir...

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