¿Quién dijo que los Ferrari no sabían nadar?

Si eres padre, lo sabrás por experiencia propia, si no, porque algún conocido lo sea te lo habrá contado: el orgullo parental cuando el bebé dice su primera palabra, cuando empieza a gatear, cuando da su primer paso, cuando hace su primer vadeo… Espera, ¿su primer vadeo? Estamos seguros de que sí, de que el dueño de este magnífico Ferrari LaFerrari no podía estar más orgulloso cuando su pequeñín de más de un millón de euros surcó las aguas.

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Y es que hay que admitir que no es el ámbito más habitual en el que ver al hiperdeportivo híbrido, pero a la luz está que no le importa mojarse y que lo solventa sin apenas ningún problema. También es cierto que podría tratarse de una clase vadeo de parvulario, ya que el agua apenas llega a los bajos del italiano gracias al puente que cruza el lago.

A pesar de ello hay que reconocerle al dueño cierto valor, ya que la inmensa mayoría de unidades del LaFerrari que hay en el mundo están o bien guardadas bajo llave a la espera de que su valor crezca lo suficiente como para sacar un buen dineral en el mercado de segunda manos de exóticos (es lo que tiene la especulación), o bien limitándose a dar paseos suaves para lucir palmito pero con cuidado de no romper nada. Una auténtica pena que sea el triste destino de muchos superdeportivos, que nunca van a llegar a ser puesto a prueba como concibieron ser.

¿Acaso pensabas que un Ferrari no vale para rallys?

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