Que no meto mi McLaren Senna GTR, en el salón... dame un minuto

Cada uno decora su casa como quiere, pero está claro que cuanto más dinero tenga, más caros serán los objetos que podrá usar de decoración… lo que no necesariamente tiene que implicar que se tenga buen gusto en la tarea. En este caso hablamos de una excentricidad propia de multimillonarios: colocar un McLaren Senna GTR en el salón de casa.

Fue el pasado mes de mayo cuando hablamos por primera vez de esto y es que Adrian Portelli, un multimillonario, acaparó titulares cuando decidió colocar su GTR, con la “pintura de guerra” de Marlboro en la carrocería, en su piso… el cual estaba en la planta 57 de un rascacielos.

Lógicamente, fue una operación harto complicada, ya que no solo hubo que recurrir a una enorme grúa, si no que además fue necesario desmontar parte de la fachada para poder introducir el superdeportivo en el interior, que un equipo tuvo que ayudar a maniobrar desde una plataforma creada ex profeso para la tarea.

En aquel momento el piso estaba en construcción y era básicamente una estancia vacía, con el suelo de cemento a la vista. Sin embargo, tras seis meses, el multimillonario ha mostrado cómo quedará el proyecto cuando se termine de desarrollar y ahora es entendible por qué le costó 39 millones dólares australianos, lo que suponen al cambio unos 24 millones de euros.

La estancia en la que va a estar el McLaren es un salón que es sinónimo de lujo, con enormes ventanales, materiales de primeras calidades, dos alturas, una vistosa escalera, etc. Y el resto de la casa no se queda atrás: su propio gimnasio, una enorme piscina interior, una sala de cine con ocho sofás/cama de grandes dimensiones, bar, sala de reuniones, etc.

En esta llamativa configuración el McLaren Senna ocupa una posición privilegiada y es que va a estar en el salón colocado sobre una plataforma giratoria que permitirá su exhibición desde todos los ángulos.

Además, dado que va a dejar de ser un superdeportivo para convertirse en mero objeto de decoración, también va a cambiar de color, pasando de la llamativa combinación de blanco y rojo a adoptar un tono cobrizo que pegue más con el resto de colores de la casa.