La moda de los robos de retrovisores podría llegar a Europa
Cuando pensamos en robos en el mundo del automóvil, lo primero que se viene a la cabeza es el hurto del coche entero, pero, a la hora de la verdad, se trata de una operación más arriesgada y engorrosa a la hora de dar salida al producto que si se opta por robar directamente piezas del automóvil. Las ruedas y llantas son un perfecto ejemplo de ello, pero ahora se suma una nueva moda que podríamos importar en Europa desde Estados Unidos: el robo de retrovisores.
A priori es un elemento bastante anodino, básicamente un espejo, pero que va, eso era antes. Aunque a menudo lo pasemos por alto, los retrovisores han evolucionado mucho en los últimos años, incorporando numerosas funciones que los convierten en centros tecnológicos: regulables de manera electrónica, antideslumbramientos, calefactables, con avisadores del ángulo muerto… subestimamos la tecnología de la que disponen, pero los ladrones no, conscientes además de que están muy expuestos en relación a otras partes del vehículo.
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Es por su relativa facilidad de extracción y por el coste que tienen (es fácil que en vehículos de marcas premium y de alta gama cada unidad valga más de 1.000 euros) que los cacos se han centrado en ellos, constituyendo una moda que en ciudades como Nueva York ha llevado a las autoridades a poner sobre aviso a la población.
La cuestión aquí radica en que, por mucho aviso que se dé, en realidad poco puede hacer el propietario de un coche para proteger sus retrovisores: están fuera del coche, al aire libre y su anclaje al vehículo no es excesivamente robusto.
Mirando al futuro, ahora que comienzan a llegar al mercado vehículos con cámaras en lugar de retrovisores, ¿cuánto más aumentará esta moda si tenemos en cuenta que el precio unitario de cada una será incluso mayor?
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